12 de junio 2020
El hacinamiento en las cárceles de las Américas y las condiciones insalubres de las mismas han facilitado el contagio de la covid-19 entre los privados de libertad, advirtió este jueves la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El organismo que urgió a los Estados miembros a flexibilizar las medidas carcelarias a los “reos ancianos y vulnerables” ante el nuevo coronavirus SARS-COV2, mientras en Nicaragua además se mantienen 86 presos políticos en prisión, de los cuales 45 han presentado síntomas de covid-19.
Edgar Stuardo Ralón, relator de los derechos de las personas privadas de libertad y el combate a la tortura de la CIDH, advirtió que –hasta el 10 de junio– más de 60 700 privados de libertad se han contagiado del coronavirus SARS-COV2 en la región y más de 790 han fallecido por esta causa.
El hacinamiento en las cárceles “dificultan el acceso a los servicios básicos y la falta de salubridad facilita la propagación de enfermedades”, dijo Ralón. A este contexto se suma la pandemia del covid-19 convirtiendo las cárceles en “bombas de tiempo” y dejando en evidencia “el fracaso del sistema penitenciario que impera desde hace década en nuestra región”, continuó.
Presos políticos enfermos
En Nicaragua, la preocupación por el contagio del coronavirus es mayor porque el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo minimiza la pandemia. Dentro de la población carcelaria permanecen 86 presos políticos en condiciones “subhumanas”, 45 de ellos han presentado síntomas de covid-19, según denuncia de la Asociación Víctimas de Abril (AVA), que acusa al mandatario de aprovechar la pandemia para imponer una “guerra biológica” contra los ciudadanos que se han protestado contra del régimen desde 2018.
Una serie de reportajes publicados en CONFIDENCIAL sobre la situación de los presos políticos muestra la preocupación de los reos ante un brote de covid-19 dentro del Sistema Penitenciario Nacional, en Tipitapa.
La abogada Yonarqui Martínez, a cargo de la defensa de 26 de los 86 presos políticos, advierte que “la preocupación está en que un inocente pueda fallecer”. Se trata, precisa, de reos políticos en condición vulnerable, debido a que “la insalubridad en el Sistema Penitenciario es grande”: no hay agua potable, no les proporcionan medicinas y hay hacinamiento de hasta 20 personas por celda.
Uno de los presos políticos enfermos es Uriel Pérez, originario de Masaya, lleva siete meses como preso político. El último mes lo pasó en una cama del Hospital Alemán Nicaragüense, donde fue ingresado con síntomas de covid-19.
El cinco de junio Uriel fue dado de alta. La noticia de su recuperación ha sido “agridulce” para la familia. Mientras completa su recuperación, Uriel fue enviado a una de las celdas de la Galería 300 o El Infiernillo, la zona de máxima seguridad de la cárcel La Modelo, donde deberá permanecer aislado los próximos días. La celda es un espacio de un par de metros cuadrados, con poca ventilación, acceso limitado a agua y energía eléctrica y poca o nula luz natural.
Urgen medidas “inmediatas y efectivas”
Debido a la vulnerabilidad de los privados de libertad ante la covid-19, el relator de la CIDH saludó las medidas implementadas por países como Paraguay y Perú, donde han cambiado el régimen de prisión preventiva por casa por cárcel o libertad condicional a los reos ancianos, enfermos y mujeres embarazadas.
La pandemia “requiere que los Estados adopten medidas inmediatas y efectivas para proteger la vida de las personas bajo su custodia”, dijo Ralón.
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