17 de mayo 2020
La actual pandemia de coronavirus hace patente la posibilidad universal de la muerte de cada uno, precisamente —según la expresión de Leonardo Lugaresi— “lo que la modernidad ha pretendido excluir de forma sistemática”. A contracorriente, pues, la humanidad sufre una angustia de muerte globalizada, a razón de un virus invisible, ubicuo y mortal. Hoy la danza de la muerte de la película “El séptimo sello”, de Ingmar Bergman, es nuestra realidad viva. Y aunque según la máxima atribuida a La Rochefoucauld, “hay dos cosas que no se pueden mirar fijamente: el sol y la muerte”, el espíritu humano tiene una maravillosa capacidad de mirar por encima de la muerte. Lo humano siempre remonta más allá de nuestras patéticas declinaciones.
- Las diez plagas de Egipto que consiguieron la libertad de Israel
La última plaga mató a los primogénitos de los egipcios. Se cree habitualmente que fue en tiempos de Ramsés II. Sin entrar al lenguaje teológico de las plagas, vale señalar que este relato bíblico nos recuerda que la historia es un éxodo continuo de la esclavitud a la libertad. Tras las plagas, el pueblo de Israel atravesó el desierto hacia una tierra de destino, y a la formación, con el decálogo, de su dimensión constitucional: cómo debe ser la relación con Dios y cómo deben ser las relaciones interhumanas.
- La enfermedad que hizo colapsar el siglo de Pericles
En la guerra del Peloponeso, una táctica de Pericles consistió en refugiarse intramuros en Atenas hasta que los espartanos extramuros, escasos de víveres, tuvieran que retirarse hambreados, como en efecto sucedió. Sin embargo, durante el sitio, la ciudad acuartelada se superpobló con los evacuados rurales y las tropas aliadas, originando condiciones insalubres que dieron paso a la mayor epidemia de la Grecia clásica: la llamada “peste de Atenas”. Con el hacinamiento en los barracones de los refugiados y los esclavos, el contagio exponencial acabó con un tercio de la población. La enfermedad concreta sigue siendo un misterio. Hubo tres brotes: el primero, aquel verano del 430 a.C.; el segundo, al verano siguiente del 429; y el tercero en el invierno del 427 a.C. La peste hundió a la polis ática en una decadencia que concluyó con la derrota definitiva ante Esparta y el sucesivo surgimiento de las hegemonías macedónica y romana.
- La peste antonina que afectó al Imperio Romano
Entre 165-180 d.C. una pandemia de viruela mató más de cinco millones de personas. Niebuhr, el historiador alemán, llegó a la conclusión de que “el reinado de Marco Aurelio constituye un punto de inflexión en muchas cosas (…), no tengo ninguna duda de que esta crisis fue provocada por esa plaga... El mundo antiguo nunca se recuperó del golpe asestado a ella por la peste que lo visitó en el reinado de Marco Aurelio”. El mundo antiguo nunca volvió a ser el mismo. Y con la caída del Imperio Romano marcará su inicio el Medioevo.
- La peste negra que transformó al Feudalismo
Con la peste negra, en pocos años, murieron la mitad de los europeos. Un efecto insospechado, analizado por el psiquiatra francés Boris Cyrulnik, fue la transformación del sistema político. Al faltar mano de obra para la agricultura, el trabajo en el campo se convirtió en algo tan caro que desaparecieron los siervos. Antes de la peste de 1348 la mayoría de los seres humanos se vendía como parte de la tierra. Pero al perder población las ciudades, las casas se abarataron y eso facilitó el éxodo rural. Esta civilización urbana, que se funda como vía de escape de la coacción social feudal (“el aire de la ciudad es un aire libre”), dio lugar a un cambio fundamental: del poliformismo del Estado feudal y la multiplicidad de ordenaciones medievales, a la sistematización del derecho romano; a la creación de una nueva élite de clase media portadora de un poder nuevo, el de la economía; y, eventualmente, al Renacimiento.
- La epidemia de viruela que derrotó al Imperio Azteca
Cuando Hernán Cortés llegó a los confines del imperio de Moctezuma, tenía desventaja numérica para enfrentarlo, pero por medio de alianzas con los pueblos sometidos por los aztecas, logró sumar fuerzas para posicionarse de manera menos perdidosa en la estratagema bélica. Por otra parte, los españoles tenían ventaja en lo concerniente a técnica militar con sus arcabuces, ballestas y caballos. Los indios tenían armas más rudimentarias con arcos y flechas, y lanzas y rodelas, y hondas y piedras; no obstante, los lanza-dardos hacían estragos en el enemigo y sus macanas con puntas de obsidiana podían tajar el cuello de cualquiera. Pero lo que realmente definió el curso de la Conquista de México fue la epidemia de viruela, que mató a más de doce millones de aztecas. Una calamidad que transformó para siempre el mundo indígena, con la esclavitud, la evangelización, la servidumbre, el mestizaje. El escenario de la Conquista, con sus luces y sombras, es la mampuesta de la Colonia.
- La gripe española que socavó el predominio mundial de Europa
La I Guerra Mundial (1914-1918), fue el caldo de cultivo de una pandemia del tipo H1N1, originada en Kansas, que mató casi cincuenta millones de personas entre 1918 y 1920. O sea: hubo más muertos por la mal llamada gripe española, la mayoría hombres, que en toda la Primera Guerra Mundial. Con la peste, se comprendió que varias cosas tenían que cambiar: ante la escasez de mano de obra masculina, se abrió el mercado laboral a las mujeres, lo que desembocó en Estados Unidos en su derecho al voto ese año 1920; se introdujo en Rusia el sistema público de salud, y la red sanitaria inclusiva de Inglaterra fue un modelo a seguir; y se instaló como un corolario necesario la política del Estado de bienestar. Asimismo, el historiador Alfred Crosby planteó que la gripe pudo haber influido en los términos del Tratado de Versalles, por el hecho de que la delegación estadounidense estuvo parcialmente fuera de las conversaciones por causa de la pandemia, lo que dejó las manos libres a Francia y Reino Unido para imponer a los vencidos unas condiciones onerosas (que están en la raíz de la II Guerra Mundial). Y mientras Europa perdía peso económico y financiero, el dólar se convertía en la principal moneda internacional.
Los hechos hablan del poder radicalmente transformador de la peste. Actualizando el asunto, ¿qué imponderables introducirá el coronavirus?, ¿cómo cambiará a la sociedad humana? Es muy pronto aún para saberlo. Pero la historia nos enseña de manera inequívoca que habrá cambios, y que parte del mundo que conocemos quedará relegado.