4 de mayo 2020
La administración de Daniel Ortega se autoexcluyó de la posibilidad de recibir recursos de la comunidad internacional, cuando decidió enfrentar la crisis sanitaria global causada por la pandemia de covid-19 con la política de “aquí no pasa nada”, y la ahondó en la medida en que mantiene una actitud negacionista y negligente.
Adicionalmente, el dejar de tener un programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en su momento fue presentado por la administración Ortega como un acto de soberanía política y suficiencia económica, también jugó en su contra, al momento en que los donantes pasaron a evaluar a los países en los que se podía confiar nuevos recursos de emergencia.
En marzo, el Gobierno de Nicaragua solicitó 13 millones de dólares al Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), y otros 13.1 millones el Banco Mundial, para financiar programas de prevención y contención del covid-19 en el país.
Mientras ambas entidades, más el FMI y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), aprobaban centenares de millones para los países del istmo y de la región –el FMI aprobó 650 millones para República Dominicana, y otros 508 millones para Costa Rica la semana pasada- Nicaragua seguía estancada en 3.1 millones.
La mayor parte de esa suma (2.1 millones) se recibieron en especies, en la forma de 26 000 kits para hacer las pruebas que diagnostican el contagio de covid-19, con solo un millón en efectivo, proveniente del fondo de emergencia del BCIE, en donde Nicaragua tiene capacidad de decisión.
Róger Arteaga, exfuncionario del BCIE, explica que, en lenguaje diplomático, el silencio equivale a un ‘no’, poniendo como ejemplo, el placet que los países deben otorgar a un diplomático de otro país. “Cuando no quieren recibirlo, no le dicen abiertamente que no, sino que se limitan a no responder nada”, lo que se interpreta como un rechazo, explicó.
Desconfían de cómo manejaría Ortega los recursos
“Hace varias semanas, el FMI y Banco Mundial enviaron una carta al G7, y luego al G20, en la que solicitaron otorgar facilidades a los países, para ayudarles a mitigar el impacto del covid-19”, relató Arteaga.
Explica que, “lo que pedían es que les autorizaran para evaluar el grado de endeudamiento y la capacidad de pago de los países, para ver a quién se le debería dar esa facilidad, que no debe entenderse como una oferta abierta para todos. Los escogerán con pinzas, después de evaluarlos, para darle al más necesitado y al que lo merece. El que no, que busque cómo sustentar su presupuesto y su impacto por su cuenta”.
Posterior a eso, “Nicaragua solicitó 470 millones de dólares al FMI, que le cantó cero, mientras otorgaba en ese momento 143 millones a Honduras, 389 a El Salvador, y 515 millones a Panamá, entre otros”, añadió.
El experto dijo que la razón para negárselo a Nicaragua, es que “el país no tiene un programa con el FMI como tienen otros países. Solo el Artículo 4, que es una revisión de las cifras que les da el BCN, preparan un informe y se van, pero no es vinculante. Nada les obliga a hacer lo que se les recomienda. El Fondo no habría tenido forma de controlar el uso y destino de esos 470 millones”.
La razón por la que los demás multilaterales también tienen cerradas sus bóvedas a Nicaragua, es que “el Banco Mundial trabaja en cercano acuerdo con el Fondo; el BID escucha instrucciones, y el BCIE alega que no toma en cuenta el factor político”, detalló.
Con todo, considera que en esta oportunidad no fue posible obviar que el Gobierno de Nicaragua ha sido señalado por violación a los derechos humanos, la comisión de crímenes de lesa humanidad, y de ser el responsable de que haya muchos ciudadanos desaparecidos, secuestrados, o en el exilio.
Si no pasa nada, ¿para qué quieren reales?
El también economista Pedro Belli, exfuncionario del Banco Mundial, está convencido que “los multilaterales no prestarán mucho [al Gobierno de Nicaragua] porque no están haciendo nada visible para contener la pandemia”.
“Para recibir plata, tendrán que demostrar que están haciendo algo como lo han hecho otros países. Ni siquiera han reconocido que hay problema: todo es ‘importado’, pero cuando había dos muertos, y la mortalidad es alrededor de 1% de los infectados, se colige que podía haber 200 infectados, no una docena, como decían ellos”, calculó.
“Si hubiera 12 infectados nada más, no necesitaban dinero. Ortega sí puede conseguir recursos de la comunidad internacional, pero si actúa con seriedad ante la pandemia, no con mentiras y magia”, sentenció.
Un economista que conoce el funcionamiento de los organismos multilaterales, y habló con CONFIDENCIAL a requisito de mantenerse en el anonimato, recordó que, en la práctica “Nicaragua ya había dejado de recibir plata de los multilaterales. Solo el BCIE le quedaba”.
Ahora, la crisis generada por el covid-19 “cambiará las cosas, pero no lo suficiente como para hacer cambiar de opinión a los multilaterales, porque la NICA Act sigue vigente, y eso frena al BID y al Banco Mundial”, agregó.
Además, recordó que el país “no ha hecho una solicitud de ayuda específica. Los trece millones es un monto mínimo, en comparación con lo que otros están pidiendo y recibiendo”.
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