1 de mayo 2020
El régimen orteguista ha variado ligeramente su actitud respecto a las medidas contra la covid-19. Sin embargo, mantiene una política relajada sobre otros temas concernientes a la pandemia, como el cierre de fronteras y la realización de actividades masivas.
En sus últimos soliloquios diarios, la vicepresidenta y primera dama, Rosario Murillo, ha insistido en la “distancia personal” como precaución ante la covid-19, así como el “uso de la mascarilla”, temas que semanas atrás no mencionada en sus declaraciones.
Desde el inicio de la pandemia, el régimen ha prohibido al personal médico el uso mascarillas, para no “alarmar” a la población. Ahora, Murillo afirma que los cubrebocas son necesarios para “personas con síntomas respiratorios; personal de salud, las personas que cuidan a personas vulnerables, a los enfermos en la familia”.
Enlistamos cuatro medidas en que ha cedido la dictadura ante la pandemia, y otra tres en que mantiene una posición distendida.
1. Universidades reducen clases presenciales
Desde este lunes, la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) cambió a modalidad por encuentro. Los estudiantes solo llegan dos veces por semana y fueron divididos por turnos y facultades. Los recintos que ya trabajan bajo esa modalidad son los de Managua y las Facultades Regionales Multidisciplinarias de Carazo, Matagalpa, Chontales y Estelí. Todavía no se sabe qué pasará con el recinto universitario de León, donde los estudiantes han reclamado medidas de protección.
La Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli) anunció esta semana que también han decidido cambiar las clases a modalidad por encuentro “con apoyo virtual”. Según anunciaron los estudiantes de los recintos en Managua, Boaco, Rivas y Estelí solo llegarán “un promedio de dos a tres días a la semana, según la naturaleza de la carrera”.
2. Limpieza de mercados
La Corporación Municipal de Mercados de Managua (Commema), el Ministerio de Salud (Minsa) y la Alcaldía de Managua (ALMA) iniciaron esta semana la limpieza y desinfección con cloro de miles de tramos de los siete mercados capitalinos, que aglutinan a unos 23 000 tramos formales y cerca de unos 5000 vendedores eventuales.
3. Desinfección de buses, taxis y paradas
El régimen inició también esta semana la desinfección diaria de las unidades de transporte urbano e intermunicipal en Nicaragua. Así como los taxis y las paradas de autobuses.
En el proceso para desinfectar se utiliza una mezcla compuesta por una parte de cloro y 4 partes de agua, rociada con bombas pulverizadoras.
4. CSJ extrema medidas
Tras divulgarse en redes sociales la sospecha de que una familia de funcionarios de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) estaban en cuarentena por la covid-19, ese poder del Estado extremó las medidas de protección ante el coronavirus. Distribuyeron en todas las sedes del país material de protección como: alcohol gel, jabón líquido, desinfectantes líquidos de superficie y piso, cloro, así como mascarillas y guantes, priorizando al personal que atiende al público.
También construyeron una cabina de desinfección a la entrada de su edificio principal en Managua, y restringieron el ingreso a los complejos judiciales. Solo permiten la entrada al personal relacionado con los casos: acusados, demandantes, víctimas, apoderados judiciales, testigos, y operadores de justicia.
Información escueta y confusa
Sin embargo, el régimen continúa informando de manera escueta y confusa sobre el avance de la pandemia, con comunicados en los que suma y resta casos activos, pero no presenta totales. Tampoco indica cuántas pruebas de detección de covid-19 se han hecho y cuáles son sus resultados.
Luego de quince días de ausencia, tras su último discurso público, Daniel Ortega, reapareció en una comparencencia televisiva desde sus oficinas en El Carmen, para pronunciarse en contra del resguardo domiciliar que promueve la sociedad civil como prevención de la covid-19, calificando estas medidas como “extremas” y “radicales”. Dirigentes políticos de la oposición consideran que el “vacío” discurso de Ortega tuvo por único objetivo justificar la “incapacidad” y “negligencia” del Gobierno.
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