28 de abril 2020
En 191 países del mundo que representan más del 90 % de la matrícula escolar mundial, según datos de la UNESCO, se han cerrado los centros educativos como una medida implementada por los gobiernos para prevenir un mayor contagio del virus Cocid-19. En América Latina, la excepción es Nicaragua en donde los centros educativos públicos continúan abiertos.
Sin embargo, esa medida no ha sido seguida por los centros privados, los que desde inicios de marzo solicitaron autorización al Ministerio de Educación (MINED) para ofrecer las clases por la vía virtual, lo que se mantendrá así hasta finales de junio. Es importante señalar que los colegios privados ya habían practicado esta modalidad en 2018. Por eso, cuentan ya con alguna experiencia. Según información reciente, el 67% de los centros privados ya está en modalidad virtual.
Sin embargo, eso no quiere decir que estén resueltos todos los problemas. Falta mucho por hacer. En general, los currículos y los programas de estudios están elaborados para clases presenciales y será necesario continuar haciendo adecuaciones y ajustes. Y es válido señalar que esto no sucede solo en Nicaragua. En todos los países está siendo difícil.
Un reciente estudio de la UNESCO y la Alianza Global por la Educación señala que, en Estados Unidos, el 57% de los maestros dijo que ellos no estaban preparados para trabajar en línea y solo uno de cada cinco dijo que los directivos de la escuela estaban en condiciones de dar indicaciones precisas a su personal sobre cómo proceder.
Esto nos recuerda que esta pandemia nos está obligando a hacer cambios necesarios en los sistemas educativos. Uno de ellos es aprender a hacer uso de los medios digitales, lo que, a lo mejor, si se aprovecha adecuadamente, podría colocar a los sistemas educativos en mejor situación para poner la educación al alcance de todos y todas, pero de otras y novedosas maneras.
Un aspecto muy significativo de estos cambios es que ahora los padres sienten que la escuela se ha trasladado a la casa. Esto requiere hacer ajustes. Posiblemente muchos padres no tengan un lugar exclusivo para que sus hijos e hijas estudien en forma regular desde la casa y más aún, cuando los padres también están trabajando desde la casa. Esto complica enormemente porque no todos tienen computadoras o dispositivos suficientes y, por otra parte, las conexiones no siempre tienen la suficiente velocidad como para descargar todo el material requerido.
Pero adicionalmente, hay otros problemas, por ejemplo, que los padres y madres están ocupados o no están preparados para responder a todas las preguntas que los niños y niñas puedan tener. En esto, la principal recomendación es la paciencia. Es una situación nueva, que sin duda está trayendo muchas complicaciones, pero que también puede traer muchas satisfacciones si se efectúa con el afecto y la comprensión necesaria.
Con la educación en casa, no esperemos que se puedan seguir los programas de estudio tal como fueron concebidos. Tanto docentes como padres tendrán que reconocer que no se podrá incluir todo el programa de estudios y que va a ser necesario focalizar en aquello que se considera más relevante o bien, aquello en lo que el niño o la niña llevan algún retraso. Estemos claros que solamente van a poderse cubrir unas pocas tareas, no todas las que se hacían en la escuela.
En cuanto a las tareas, lo más importante es enfatizar en aquello que sabemos que los niños tienen más rezago, por ej. Si es en matemáticas, vale la pena que revisen sus cuadernos para ver donde están fallando y en qué se les puede reforzar. A los estudiantes se les puede sugerir que consulten Khan Academy que es un excelente recurso. También le puede ayudar al docente, a los padres y madres. Permite al docente planificar su clase en línea para que el estudiante pueda acceder a guías de aprendizaje, tareas, contenido, foro de discusión e intercambio de aprendizaje, archivos de contenido didáctico.
Si es en lectura, hacer ejercicios de lectura con ellos, ponerlos a leer pequeños trozos de una lectura cualquiera y luego pedir a los niños que la comenten. En 2019 el Banco Mundial acuñó un indicador que llamó “pobreza de aprendizaje” y muestra la capacidad que tienen los estudiantes de 10 años de comprender una lectura corta. En ese indicador Nicaragua aparece mal: el 70% de los niños de 10 años no entienden lo que leen, aunque se trate de textos sencillos
Por ello, es importante enfatizar en la casa la lectura comprensiva. Después de ponerlos a leer una lectura sencilla, preguntarles lo que comprendió de la lectura, lo que el niño o la niña entendieron de la lectura, que expliquen con sus propias palabras lo que leyeron. O que lean un cuento y que luego se lo cuenten a la familia. Esto les permitirá desarrollar habilidades de comunicación y de expresión que luego son tan necesarias en la vida.
En muchas ocasiones las tareas consisten en copiar del libro o repetir textualmente lo que leyeron. De esta manera no se está desarrollando aprendizaje, no están aprendiendo a pensar, a cuestionar lo que están leyendo. El pensamiento crítico se forma haciéndose preguntas y eso podemos incentivarlo desde la casa. Esta es una excelente ventana de oportunidad para propiciar los necesarios cambios en la educación.
Si es escritura, pedirles que escriban, que cuenten lo que piensan sobre el coronavirus o sobre sus sentimientos al no poder ir a la escuela, eso les servirá para escribir, pero también para expresar sus pensamientos y manifestar sus emociones.
La situación es compleja, por ello, lo más importante es que los padres y madres no se desesperen. Hay que mantener la calma. Si los padres reaccionan con ansiedad a las tareas, los hijos e hijas también lo harán igual. No olvidemos que se aprende con el ejemplo. Es importante explicar muchas veces que esta es una etapa, no sabemos cuánto durará, pero no será para siempre.
Otro aspecto importante es que, para los niños, niñas y jóvenes, el principal atractivo de la escuela es la socialización, los amigos, las amigas, los compañeros y compañeros, los docentes, son tanto o más relevantes que los aprendizajes. Por eso, tenemos que insistir en que sí van a volver a encontrarse con sus amigos y amigas. Los más grandes seguramente ya lo hacen a través de los teléfonos, pero a los más pequeños, es necesario propiciarles los encuentros telefónicos o digitales. Las plataformas para reuniones en línea están ofreciendo importantes opciones.
Son sin duda, enormes los desafíos que nos presenta esta nueva situación. Sin embargo, ojalá que esta experiencia permita ver a los padres, madres y a los propios docentes que la educación en casa puede ser una oportunidad para potencializar las capacidades de los estudiantes, para ayudarles a desarrollar su autonomía, para fortalecer su interés de profundizar en los temas que le interesen.