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El legado de abril 2018: la derrota política de la dictadura

Una conversación con Lésther Alemán, Violeta Granera, Medardo Mairena, y Azahálea Solís: de la lucha autoconvocada a la Coalición Nacional

Lésther Alemán, Azahálea Solís, Violeta Granera y Medardo Mairena reflexionan sobre las lecciones y el legado de la Rebelión de Abril en Nicaragua. // Foto: Archivo

Carlos F. Chamorro

21 de abril 2020

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¿Cuál es el legado más importante de la insurrección cívica y por qué no logró triunfar en 2018? ¿Qué puede aprender la Coalición Nacional del legado de la Rebelión de Abril y sus errores? ¿Cuál es la salida hoy ante la doble crisis de la dictadura y la pandemia del coronavirus en Nicaragua?

Para debatir estas preguntas entrevisté por separado, en el programa televisivo Esta Semana, a Lésther Alemán, Azahálea Solís, Medardo Mairena y Violeta Granera, cuatro de los protagonistas de la protesta autoconvocada, que nació hace dos años, en abril 2018, y que después se integraron a la Alianza Cívica y la Unidad Nacional.

Este es un fragmento de sus respuestas sobre la evolución del movimiento autoconvocado hacia la organización de la Coalición Nacional, que aún está en proceso de formación.

Dos años después de la Rebelión de Abril, los crímenes están en la impunidad. La dictadura se mantiene en el poder a través de un estado policial y no se ha hecho ninguna reforma política, para facilitar una salida electoral. ¿Cuál es el legado de esta insurrección cívica para Nicaragua?


Lésther Alemán, estudiante universitario. El mayor legado es la derrota política de Ortega, se inicia marcando el final de la dictadura, y en 24 meses no hay pruebas fehacientes de que han logrado estabilizar a Nicaragua. Ortega sale con una derrota política, moral y social de los nicaragüenses, que se la plantaron a partir del 18 de abril.

Es decir, hasta el momento no logra normalizar las condiciones del país. Es todo lo contrario, profundiza la crisis social, política y económica que enfrentamos los nicaragüenses.

Violeta Granera, activista, exdirectora del Movimiento por Nicaragua. El legado es la determinación del pueblo de Nicaragua de luchar por la justicia y la libertad, y de hacerlo además por la vía cívica. Este es el legado estratégico más importante para el futuro de Nicaragua, que los chavalos y las chavalas y todo el pueblo de Nicaragua decidieron no caer en la provocación de la violencia y mantener la lucha por la vía cívica, esto va a ser un cambio importante en la cultura política.

También, la Rebelión de Abril nos motivó a una mayor coordinación entre todos los sectores Azul y Blanco que estamos luchando por la libertad y la justicia. Nunca vamos a olvidar a nuestros muertos, a todos los encarcelados, a estos 70 que todavía no los han excarcelado, así es que la democracia y la justicia son dos banderas de lucha. Y por último, el indudable debilitamiento del régimen, tanto a nivel nacional como a nivel internacional.

Medardo Mairena, presidente del Movimiento Campesino. La rebelión no ha fracasado. El legado que dejaron nuestros hermanos de lucha, que despertaron la atención tanto nacional como internacional en Nicaragua, y muchos que ofrendaron su vida, vimos cómo el pueblo se desbordó y eso significa que creó conciencia en todos aquellos nicaragüenses que miraban bien nuestra lucha cívica y pacífica, pero que no se involucraban, y en ese momento asumieron el reto de participar también masivamente, todos los nicaragüenses que creemos en la democracia y que creemos que debemos de vivir en un país libre de dictadura y de corrupción.

Azahálea Solís, abogada, Movimiento Autónomo de Mujeres. El hecho que exista la conciencia de que la insurrección cívica es fundamental; la conciencia de que la salida de esta dictadura es a través de un proceso cívico llamado elecciones; el hecho de que nadie ha olvidado que debe pagar por sus crímenes de lesa humanidad, ahora juntado con la falta de eficiencia con el manejo de la pandemia.

Es decir, hay la conciencia en amplios sectores del país, que trasciende todas las clases sociales, y posiciones políticas o ideológicas, de que esta dictadura que no tiene futuro, aun con el estado policial en que vivimos, y que la única salida es cívica.

¿Por qué no triunfó la insurrección en 2018?

Hubo un momento durante los primeros 100 días de la insurrección cívica que el movimiento autoconvocado parecía tener suficiente fuerza para obligar a la dictadura a negociar una salida con elecciones anticipadas. ¿Se impuso la dictadura? ¿Por qué no logró triunfar la Rebelión de Abril en 2018?

Medardo Mairena Yo creo que hizo falta unificarnos todos en un solo puño, porque aunque el pueblo, los de a pie salimos a la calle, salimos a decirle ¡basta ya! a Ortega, pero hizo falta que el sector privado, que el gran capital de este país en realidad pusiera la barba en remojo y se solidarizara entonces con el pueblo de Nicaragua para que(,) todos juntos, nos hubiésemos enfrascado en llevar la democratización a Nicaragua, como es el sueño de todos los nicaragüenses, del 85% de los nicaragüenses que luchamos ante este régimen dictador.

Azahálea Solís. La Rebelión de Abril fue una cuestión autoorganizada, hasta ese momento no habían vasos comunicantes entre distintos sectores, habían muchos tranques en el país, pero cada tranque tenía su propia estructura y su propia dirección, o sea no había una articulación. Y, por el otro lado, no hay que olvidar que las fuerzas policiales, las fuerzas represivas de la dictadura estaban intactas. La dictadura intentó que fuera la propia ciudadanía la que desbaratara los tranques, mandó gente para que la ciudadanía se pusiera en contra de los tranques. Como esa cuestión no le funcionó tuvo que recurrir a la fuerza. Desde el inicio la dictadura sí tenía la fuerza represiva para desbaratar esos tranques. Porque los tranques en realidad eran grupo de personas que estaban armadas con ideas, con pensamiento, con vocación de paz, pero eso era insuficiente para acabar con una dictadura si no tenés a la par organización, articulación y acciones concertadas entre todos los sectores.

Violeta Granera. Una gran lección es justamente que la desesperación nos hizo creer que la salida del régimen iba ser inmediata y fácil, y creo que hemos entendido con mucho dolor que para sacar a la dictadura necesitamos estar más organizados y tener estrategias de coordinación con diferentes frentes de lucha. Esta lucha no es solo estar en las calles sino que tiene otros niveles, otras líneas de trabajo que hemos venido aprendiendo y que las estamos implementando.

Cuando estaban los tranques y toda la represión que hubo hace dos años, nadie estaba pensando de dónde venía cada quien, realmente las barreras o las diferencias ideológicas de cualquier tipo dejaron de tener alguna relevancia. Yo creo que esa lección es lo que ha permitido, por ejemplo, no solo que la gente se coordine desde el nivel territorial, sino que se haya conformado esta Coalición Nacional, que es una alianza política, todavía en consolidación, pero que ciertamente era impensable un par de años atrás.

Lésther Alemán. En este proceso de autoconvocarnos no había una coordinación. Todo nace de forma espontánea. Estamos también ante errores, probablemente, cuando no considerábamos en realidad la fuerza que había en las calles, y hasta ese momento comenzamos a profundizar el lazo de comunicación entre cada departamento, entre cada municipio, entre cada organización que nacía de forma espontánea. Pero estábamos desde la visión activista de la calle, haciendo marchas, plantones, protestas Ese activismo que nos llevaba tener mucha presencia ante los nicaragüenses, pero era difuso. Planteamos el tema de la renuncia, otros el tema de las elecciones anticipadas, nosotros luchábamos día a día, a pesar de la fuerza que había en la calle, con el sistema represivo que estaba en un proceso de reorganización, pero no tenías absoluto control del país.

¿Cuáles son los errores y las lecciones de abril?

¿La Coalición Nacional, a la que vos pertenecés, qué puede aprender de las lecciones y los errores de la Rebelión de Abril?

Medardo Mairena. Si fallamos en el 2018, porque no nos unificamos, yo creo que hoy estamos haciendo la diferencia, unificándonos, y yo creo que la parte que no empujó en ese momento, creo que hoy se han dado cuenta que la economía colapsó, y que también tiene que poner de su parte para que juntos podamos hacer la presión necesaria, que se necesita, para que podamos lograr con la presión interna y la presión externa.

Creo que es importante lo que estamos haciendo dentro de la Coalición, a pesar de la pandemia que nos ha limitado de hacer reuniones presenciales, pero si estamos trabajando (en línea), conformando la estrategia, cómo nosotros podemos, unificadamente, hacer acciones para exigir a este régimen, para salir de esta crisis sociopolítica que estamos viviendo.

Azahálea Solís. Hay el germen de una nueva política que surgió en el actor que menos se esperaba, los jóvenes. Entonces, ¿qué puede aprender la Coalición? En que se debe hacer una cultura distinta en la política. Que no pueden haber imposiciones, el consenso y diálogo es fundamental, no se puede actuar a espaldas de la ciudadanía, y que la política no es propiedad de partidos políticos y mucho menos de las cúpulas.

No nos podemos quedar en lo autoconvocado, mantengamos la filosofía autoconvocada como un asunto de responsabilidad individual, pero tenemos que trascender a lo colectivo, a las acciones concertadas con los otros que no me gustan, pero con esos otros, juntos, tenemos que salir de esta dictadura.

Lésther Alemán. El proceso de autoconvocado ha tenido su fase, hoy debemos pasar al proceso organizativo. El mayor reto que tenemos es la organización, y que aprendamos uno de los errores de abril 2018. Una organización que te lleve a la base social, para involucrar a los nicaragüenses. Si queremos seguir la protesta, la presencia en las calles, en distintos territorios a nivel nacional, necesitamos ese proceso de organización. A partir del 18 de abril la demanda de libertad, justicia y democracia pasa a ser preponderante, y es un estandarte, pero también lidiamos una lucha paralela, de sobrevivir día a día ante la profundización de la crisis económica que ahora se agudiza con esta crisis mundial que enfrentamos.

Violeta Granera. Hemos aprendido que la salida sostenible de las crisis que tenemos en Nicaragua, tanto las que se vienen arrastrando, como la crisis actual del coronavirus, tiene solamente una solución que es la salida del régimen y la instauración de una democracia.

Para la Unidad Nacional, no hay acción política más importante en este momento que contribuir a salvar vidas. Estamos reactivando y fortaleciendo nuestras redes comunitarias para tener una comunicación fluida y poder apoyar, en la medida de lo posible; estamos también propiciando espacios de coordinación con los diferentes sectores que están abocados a ayudar a enfrentar esta crisis; y por último, hay que mantener, las demandas, y exigencias de medidas que solo el Estado puede tomar, y consecuentemente denunciar la actitud irresponsablemente criminal que ha tomado el régimen frente a esta pandemia.

La crisis de la dictadura y la pandemia covid-19

¿Cómo se plantea hoy la salida ante esta doble crisis, de la dictadura y de la pandemia del coronavirus?

Medardo Mairena. El Movimiento Campesino, y los que estamos haciendo oposición, estamos tomando la precaución. Este régimen es como parte de la pandemia, porque a través de su sistema corrupto y viciado ha venido asesinando al pueblo de Nicaragua, y hoy está llamando al pueblo para propiciar que la pandemia se extienda. Entonces, debemos de tomar todas las medidas de precaución necesarias para evitar ser contagiados, y no caer en la provocación de este régimen que ha venido asesinando con plomo, y ahora pretende propiciar que la gente salga a las calles para que sean contagiados.

Lésther Alemán. Es el momento demostrar que somos una opción viable ante el vacío de poder que enfrentamos con Ortega. ¿Somos nosotros capaces de asumir este país? Es momento de demostrarlo, como oposición. A pesar de las limitaciones que existen, no somos un Gobierno paralelo, pero la pandemia nos pone en un rol de información, de estarle hablando a la ciudadanía, haciendo conciencia, y demostrándole a la comunidad internacional la incapacidad de Gobierno que expone cada vez más a la ciudadanía, y a sus propias bases, a morir de una pandemia. El mayor reto que tenemos como movimientos de jóvenes estudiantes emergentes a raíz de abril es organizarnos para que la política tradicional no tome la rectoría de cualquier alternativa al poder. Es decir, que nosotros como organización de jóvenes podamos tener la capacidad, de poder tener diálogo, y negociaciones con los políticos que han venido teniendo el control.

En realidad no hay que dejar de hacer política, hay que demostrarle a la ciudadanía que a pesar de la pandemia hay conciencia de que la vida de los nicaragüenses está en primer lugar. La base fundamental es no cesar en el proceso organizativo, a pesar de la pandemia.

Violeta Granera. Estamos enfrentando, no solo el coronavirus, que ya es bastante grave, sino una crisis económica y social que se viene arrastrando por la irresponsabilidad de esta dictadura. La única manera de enfrentarlo es, en primer lugar, el autocuido y la solidaridad. No podemos estar esperando a que el Estado reaccione, tenemos que hacer lo que está en nuestras manos y organizamos mejor para ser solidarios desde el nivel comunitario, pero también manteniendo la exigencia y la denuncia de que el Estado apunta una política de propagación del virus. Hemos solicitado a los organismos internacionales y a aquellos que son financieros, un mecanismo de supervisión y de fiscalización de recursos que puedan venir, de forma tal, que sean destinados a lo que realmente está necesitando en este momento el pueblo de Nicaragua.

La acción política más importante es contribuir a salvar vidas, eso es lo inmediato, pero esto significa también fortalecer la organización que requerimos para continuar la lucha en contra de la dictadura.

Tenemos que exigirle al régimen protección a los profesionales de la salud, preparar mejor los hospitales y tomar medidas para que ese 70% que vive del día a día, tenga algún programa de apoyo que les permita meterse en una cuarentena y proteger sus vidas, porque hay medidas, que no las puede tomar nadie más que el Estado, y esa es la tragedia de tener un Estado acéfalo.

Azahálea Solís. Tenemos que darnos cuenta de que no estamos en una secuencia del 2018. Lo que vino a ocurrir con la pandemia del coronavirus es un corte abrupto de época. Tenemos que seguir hablando con otras organizaciones para que integren la Coalición Nacional. Y, por supuesto, la Coalición tiene que tener un plan de país inmediato y mediato, o sea, no puede caer únicamente en que se adelanten las elecciones o estar supuestamente preparados para el 2021. La realidad del coronavirus nos ha roto todos los paradigmas a nivel mundial. Creo que la dictadura está jugando a una política del pasado, de que la pandemia, los muertos que puede ocasionar les va a permitir mantenerse en el poder, pero la realidad de este cambio de época también va a llevarse a este régimen, y por supuesto que va a obligar a una salida política, para la cual Nicaragua debe estar lista, no solamente los sectores de la oposición.


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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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