5 de abril 2020
El Gobierno respondió con el silencio, a la propuesta del Grupo de Trabajo —Cosep, AmCham, Funides, Incae— de coordinar acciones para enfrentar los estragos sanitarios y económicos causados por la pandemia del covid-19, buscando evitar que la tasa de contagios se eleve a un nivel que resulte inmanejable para el sistema de Salud de Nicaragua.
En vez de eso, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo mantiene su política de “normalidad”: mientras alrededor del mundo se cierran las fronteras, y se restringe la movilidad de los ciudadanos, en Nicaragua se promueven actividades que implican aglomeraciones masivas, como la reciente inauguración del puente del Paso de Panaloya, en la comarca Malacatoya, de Granada, ignorando las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El presidente de la Asamblea Nacional, el sancionado Gustavo Porras, criticó a “los agoreros del desastre”, y celebró “el modelo de salud familiar y comunitario”, así como que el país siga abierto, a la vez que informaba que el personal de Salud está dando seguimiento a 16 000 nicaragüenses llegados del exterior, provenientes de países afectados por la pandemia del covid-19.
La respuesta del sector público no tomó por sorpresa a los firmantes de la propuesta. “Nunca esperamos que el Gobierno nos hiciera caso: desde el 13 de marzo hasta el día de hoy, diversos sectores hicieron llamados, y el que no está respondiendo es el Gobierno. Nosotros queríamos que quedara constancia de ese silencio, que tendrá trascendencia en su momento”, dijo una fuente del Grupo de Trabajo.
Mario Arana, presidente de la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (AmCham), también admitió que ya esperaban esa reacción del Gobierno.
“Es su prerrogativa responder de esa forma, pero teníamos que hacer el planteamiento. Nosotros haremos lo que podamos con nuestros medios, pero el Gobierno es el encargado y el responsable principal del manejo de esta crisis”, recordó.
José Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), defendió que el gremio empresarial “ha venido actuando de manera responsable”, pensando en reducir al máximo la pérdida de vidas y de empleos, sin soslayar la magnitud de la crisis.
Tanto Arana como José Adán Aguerri, presidente de Cosep, recalcaron que ellos no son Gobierno, ni quieren suplantarlo “porque no es nuestro papel”, pero “tienen que responder a este país con congruencia y con inteligencia, para resolver el desafío que tenemos enfrente”.
Aguerri dijo que “estamos trabajando tres líneas de acción: prevención; abastecimiento, protección del empleo y sostenibilidad de la empresa”.
Arana agregó: “desarrollar iniciativas para los grupos vulnerables; recaudar fondos para fortalecer el sector Salud, que es el que está en la primera línea”.
Aguerri admitió que, aunque en este momento no disponen de recursos para activar el Fondo de Asistencia Humanitaria propuesto, no descartó que serán capaces de recaudar fondos locales y extranjeros, “para ayudar a proteger a sectores más vulnerables”, adelantando que la aprobación de desembolsos “tendrá un efecto transversal en la prevención y el abastecimiento”.
Creatividad y obligatoriedad
Empresarios y líderes gremiales que hablaron con CONFIDENCIAL, explicaron que ellos están aplicando sus propios protocolos de seguridad, sin esperar que el Gobierno se decida a dictar medidas tendientes a asegurar el distanciamiento físico.
El ejecutivo de una transnacional explicó que tiene órdenes estrictas de su casa matriz para permanecer en cuarentena, independientemente de que el Gobierno nicaragüense guarde silencio al respecto.
Mientras, la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic) elaboró un arte en el que se orienta al personal que trabaja en las fincas, que es mejor permanecer a “una vaca de distancia”.
Entre ambas realidades, las sedes locales de empresas extranjeras parecen estar aplicando medidas más drásticas para contribuir a la tarea de tratar de frenar los contagios.
Ejemplo de ello es lo que ocurre con Inkia, la empresa de generación eléctrica, que está implementando un protocolo que responde a tres niveles de emergencia, según lo explicó su gerente de país, César Zamora.
“Ahorita estamos operando en Emergencia Nivel 1, en el que todo trabajador que tenga más de 60 años, trabaja desde su casa; no hay reuniones de ningún tipo en las oficinas, todo se hace por videoconferencias”, detalló Zamora.
También se decidió rotar al personal que sí es necesario que acuda a la oficina, pero tienen la orden de permanecer distanciados. Las oficinas mismas fueron saneadas y fumigadas durante dos días.
El Nivel 2 se activa si se declara alguna emergencia de cualquier tipo, en cuyo caso solo los empleados esenciales llegarían a las plantas generadoras ubicadas en Corinto, Tipitapa y Rivas, mientras que las oficinas centrales se cierran y todos los trabajadores se van a sus casas.
En el Nivel 3, las oficinas administrativas con que cuenta cada campo de generación, se convierten en cuartos para que el personal de planta se quede a vivir y dormir ahí, de modo que aseguren su funcionamiento continuo, además que se contacta a las autoridades para que garanticen la seguridad física de las plantas.
El ejecutivo de la transnacional citado antes, dijo que recibieron instrucciones de que el personal administrativo trabaja desde sus casas, mientras que “la fuerza de venta saliendo de manera limitada, con guantes y máscaras tapabocas, pero sin tener contacto con los clientes, que pagan en línea, o introducen el pago exacto en un depósito, para limitar la exposición del personal.
Higiene es la consigna
Los gremios también están orientando a su personal administrativo a quedarse en casa si es posible, mientras enseñan al de campo a aplicar las medidas de higiene y de distanciamiento físico necesarias para reducir el riesgo de contagio.
Álvaro Vargas, vicepresidente de Upanic, explicó que, en el caso del sector agropecuario, están tratando de que la campaña de prevención que lanzaron por medio de la red, llegue a todas las unidades productivas del país.
“Ahí detallamos las medidas a aplicar, porque no podés dejar de producir leche o carne, ni podés dejar de sembrar maíz, plátanos, yuca, quequisque, etc.”, por lo que se orientó “asignar áreas independientes de labor a los trabajadores; mantenerse a una vaca de distancia; y no beber agua del mismo recipiente”, explicó.
Las recomendaciones son muy similares para quienes siembran granos básicos, que requieren menos personal, aunque siempre se les recomienda hacer tres turnos para sembrar, en especial porque se acerca la siembra de primera; y comer separados, lo que también es válido para quienes trabajan en rubros industrializados, donde hay un uso intensivo de maquinaria agrícola, por lo que se indica cómo desinfectarla.
Carmen Hilleprandt, presidenta de la Cámara de Comercio y Servicios de Nicaragua, aseguró que ellos han promovido campañas de prevención para aplicarlas entre sus asociados, pero están muy pendientes de cómo tendrán que actuar si se dicta una cuarentena, para asegurar el comercio de alimentos, y garantizar que la industria médica podrá ofrecer mascarillas, medicamentos, ventiladores, etc.
Triple crisis, en tercer año de recesión
Aunque en este momento, todas las miradas están puestas en las crecientes cifras de contagios y muertos que se reportan cada día, José Adán Aguerri, presidente del Cosep, cree que este sí es momento para empezar a trabajar las acciones a implementar “cuando la situación sanitaria esté controlada”.
A partir de la experiencia internacional, Aguerri vislumbra que la primera medida a aplicar “cuando se estabilice esto, probablemente será la inversión pública, lo que ayuda a generar los primeros empleos para comenzar a reactivar la demanda en el consumo”.
La segunda es inyectar recursos a las micro y pequeñas empresas, para que sobrevivan al impacto de los meses en que no habrá demanda de sus productos.
Más allá del costo que ese tipo de programas tiene, el problema en el caso nicaragüense es que “este será el tercer año de caída del PIB, y con esta crisis financiera, la caída de 2020 puede que sea más grande que la del 2018”, vaticinó el dirigente empresarial.
“Estamos enfrentando una situación muy especial, donde hay una crisis sanitaria, una crisis económica y una crisis política que, además, afecta las finanzas, con la pérdida de depósitos en la banca y en las empresas de microfinanzas para créditos”, detalló.
“En un contexto normal, podríamos buscar recursos para financiar esa inyección pública, que genere empleos para incrementar el consumo y la demanda, otorgando microcréditos para pequeñas empresas, pero en Nicaragua, sin resolver la otra crisis, ¿de dónde vendrán esos recursos? ¿Quién va a financiar inversión pública?”, cuestionó.
El presidente del Cosep cree que sucederá lo contrario, porque “los recursos de los proyectos que ya estaban aprobados, serán reasignados para comprar equipos, materiales y medicinas para enfrentar la crisis, porque la prioridad es salvar vidas”, enfatizó.
A partir de esa visión, se ha pedido a las cámaras que integran esa organización gremial, que empiecen a definir cuáles son las medidas que serán necesarias en esa etapa futura.
Aprender de los países vecinos
Desde su perspectiva como economista, el presidente de AmCham, Mario Arana, refiere que “estamos viendo las experiencias internacionales en la salud y en lo económico, tratando de manejar los dos ámbitos”.
“En dependencia de lo que vaya pasando, puede ser necesario levantar propuestas de políticas, pero todavía no se han tomado decisiones ni se ha dicho la última palabra”, añadió.
Lo que sí están haciendo es preparar la propuesta de acciones que se deben emprender, desde la perspectiva de cada sector, para contar con alguna ventaja a la hora de enfrentar las circunstancias.
Arana llamó a estudiar los ejemplos útiles que se han aplicado en otros países de la región.
“Estamos ante una situación que trastoca los fundamentos económicos por el lado de la oferta y por el de la demanda, lo que te pone en una situación particular de no poder reactivar la oferta si no reactivás la demanda, que también sufre por la menor oferta”, graficó.
Sergio Maltez, presidente de la Cámara de Industrias de Nicaragua (Cadin), admitió que, hasta este momento, “no hay un plan estratégico de recuperación de la economía”, aunque reconoce que lo que han tratado de hacer muchos países que sufren altas tasas de contagio, es “tratar de mantener el abastecimiento, y eso es lo que se ha tratado de hacer aquí, para que la economía no sufra más”.
“El problema es para los que están en la economía informal —el 70% de los trabajadores— que no pueden darse el lujo de no ir a trabajar”. Pensando en ellos, “el Gobierno debe buscar fondos para ayudar a este sector de la población, que está más desprotegido”, recalcó.
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