¿Cómo van a meter preso a un ser humano por una bandera?

“Yo no puedo estarme quieto ante la injusticia. Cuando yo veo que algo está mal y en Cuba casi todo está mal, si no hago algo me deprimo, exploto. Yo soy artista, ese híbrido entre arte y realidad al ver que la gente me apoya es lo que me salva.”

Conversamos con Luis Manuel Otero Alcántara, joven performista habanero que ni siquiera en Facebook publica datos biográficos. Negado a llamarse líder, podemos calificarlo vórtice del Movimiento San Isidro, una protesta permanente de artistas y simpatizantes de la libre expresión que consiguió suspender la entrada en vigor del Decreto Ley 349, intento de censura estatal del arte y los artistas.

Su biografía hay que solicitarla en los archivos del Ministerio del Interior de Cuba, solo del pasado año a la fecha acumula 22 detenciones, la última 12 días en prisión. Liberado sin explicaciones, de la misma forma que cuando es detenido, LuisMa accedió a comentarnos sobre estas y otras realidades de su aún corta vida:

“Esta vez fue como decir no te hagas el loco que te podemos desaparecer, era un escarmiento. También ellos hacen muchos test, estaban probando el apoyo de la gente, y ahí fue donde sí perdieron la batalla, el apoyo fue espectacular, el apoyo sí fue tremendísimo. Yo creo fue un test y le salió mal.”

Encarcelado el primero de marzo, le acusaron de “Ultraje a los símbolos patrios” y “Daños a la propiedad”, solicitando la Fiscalía 2 a 5 años de privación de libertad. En apenas una semana la plataforma avaaz.org recogió más de tres mil firmas exigiendo la inmediata excarcelación. Lo novedoso no estuvo en la cantidad, sino en el coro de artistas y personalidades, incluso ligados al régimen, denunciando la situación:

Alexis Leyva, KCHO, personalmente vinculado al desaparecido Fidel Castro, exclamó: “¡Paremos esto ya! ¡No lo necesitamos y el futuro de Cuba no es de censura es de libertad!” Silvio Rodríguez, cronista poético y musical por excelencia de la nueva sociedad cubana, escribió en su blog personal: “Estamos dando una impresión muy triste de atraso, de medioevo. ¿Cómo en el siglo XXI vamos a meterle a los artistas jóvenes retrancas ideológicas?”

En Cuba se vive en las calles, escapando al hastío tropical en los espacios libres de la discriminación de la moneda dura que domina la vida diaria. Es ahí donde nuestro entrevistado encuentra escenario y público, mientras la policía no cesa en interferir su contacto con la gente. La razón está en una serie imparable de acciones cada vez más provocativas. Hace dos años se arrastró por la vía pública, halando una piedra, rumbo al santuario de San Lázaro en las afueras de La Habana. Llevaba un poema pidiéndole al santo salvar a los cubanos, pero la Seguridad del Estado le impidió llegar a la meta.

“El tema del sacrificio en mi obra es súper importante, la libertad de Cuba se va a lograr mediante el sacrificio, y también el tema de cómo los artistas necesitamos estar arrastrados junto con el pueblo. Lo que yo le pedí a San Lázaro es un joven sacrificado por la cultura cubana, invocando esa espiritualidad que necesitamos porque perdimos un poco la fe.”

Los siguientes espectáculos tuvieron a la bandera cubana como centro, se paseó durante semanas por parques y avenidas abrazado de la enseña nacional. Técnicamente no violaba ley alguna, pero siempre hubo grilletes, patrulleros y rejas.

“Yo el año pasado vivía al límite, cuando veía una patrulla, era me llevan o no me llevan, y lo otro es que tú sabes que la obra que harás va a generar eso, entonces tú asumes la represión como parte del presupuesto de la obra.”

Mientras las imágenes de LuisMa inundan las redes sociales, su carácter madura, matizado por simpatías de un lado, en tanto de otro le acusan de falso artista- mercenario.

¿De dónde sale tanta fuerza?

“Tengo una fe ciega de que Cuba será libre, estoy arriesgando la vida, y esto como único puedo llevarlo adelante es creyendo ciegamente, tengo mi intuición y fe de que Cuba va a ser libre y lo vamos a ver, no solamente yo, lo verá la generación de mi mamá, de mi abuela, y mis hijos van a disfrutar de esa Cuba libre.”

Al cabo de seis décadas de totalitarismo comunista tales afirmaciones provocan incredulidad, incluso en quiénes simpatizan más con su valor personal que con las posibilidades reales de lograr derribar al castrismo. Sin embargo, el joven de San Isidro ha madurado al calor de su propia guerra:

“El régimen es cada día menos creativo, cada día usa menos la cabeza, es más violento, y eso hace que sean más torpes, van perdiendo la poca simpatía que les queda. Me meten preso por andar con la bandera, me meten preso por andar con el casco, me meten preso por cualquier bobería. Es la fuerza contra la creatividad, siempre ganará la inteligencia y la imaginación.”

Luis Manuel no conoce el descanso, solo la gravedad del coronavirus ha pospuesto su última acción artística, subastar una bandera cubana, donando el dinero al Estado. Lo insólito del asunto ha provocado un encendido debate en las redes sociales, único medio donde el nasobuco impuesto por el estado a la libre expresión carece de sentido.

Termina nuestro intercambio con sus argumentos:

“Tengo una bandera, un objeto, dentro de miles de banderas que el Estado vende en dólares a los turistas. De hecho, el Estado me quitó dos banderas, esta fue la tercera con la cual terminé el performance. La pregunta es: si ves la bandera quemándose y ves a tu hijo al lado muriéndose, ¿prefieres salvar la bandera o a tu hijo? Claro que salvarás a tu hijo. Nada está por encima de la vida humana. A la vez hablo del artista, cómo van a meter preso a un ser humano por una bandera, estoy en contra de poner al símbolo por encima del hombre.”