17 de marzo 2020
La crisis global causada por el contagio masivo del covid-19, demuestra que la economía no tiene herramientas para enfrentar un desafío que viene allende sus dominios, por lo que habrá que esperar a que la tasa de contagios comience a mermar para lanzarle un salvavidas, según Néstor Avendaño, presidente de Consultores para el Desarrollo Empresarial, (Copades).
A escala local, aunque considera que “es muy temprano” para calcular los efectos de la crisis sanitaria sobre el producto interno bruto del país, el economista opina que la duración del fenómeno marcará el grado de afectación sobre cuatro fuentes de divisas que oxigenan las finanzas de la nación y de las familias: remesas, inversión extranjera, turismo y exportaciones.
Explicó que “en este momento de explosión del virus, la economía prácticamente no puede hacer nada. El viernes, la FED [la reserva federal de Estados Unidos, equivalente a un banco central] bajó las tasas de interés para proveer más liquidez a la gente que no tiene posibilidades de sobrevivir al cierre de su empresa, o una salida de trabajadores, y el lunes, las bolsas de valores siguieron cayendo”.
A su juicio “eso es un reflejo más que la economía no tiene instrumentos para enfrentar los efectos de la propagación del virus sobre la economía de cada país. ¿Cuándo podríamos observar esa posible participación de la economía en la solución de los problemas? Cuando se detenga y baje el contagio del virus. Es ahí donde la economía comenzaría a funcionar”.
“Después que se controle el efecto dañino del virus, ahí sí comienza la política económica a trabajar”, dice el experto, que recomienda “apoyar a las pequeñas y medianas empresas… incentivando los flujos productivos para el bienestar de la población”.
Riesgo de recesión
Mientras en la mayoría de los países se promueve la política de ‘distanciamiento social’, que conlleva a una disminución del consumo, sumada al cierre de empresas y fronteras para frenar la expansión del virus, en Nicaragua el gobierno sigue promoviendo el “plan verano” y las actividades de turismo.
Aunque no entró a opinar sobre las decisiones que debería tomar la administración de Daniel Ortega, el economista dijo que el mandatario sí debería dar la cara, y hablar ante la nación para asumir su responsabilidad de dirigir la respuesta institucional ante esta crisis.
En contraste, Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, invitaron a los empleados públicos y a los militantes del partido, a la caminata denominada “Amor en tiempos del Covid-19” actividad en las que no participaron ellos mismos.
Avendaño augura que antes que vuelva a imponerse la fuerza del mercado, “habremos visto cierre de fábricas, desempleo, desconfianza en los consumidores, y caída del gasto de consumo”, a lo que añade dos tendencias: que disminuya el nivel de endeudamiento de las empresas; y que tienda a deteriorarse el balance general de los bancos.
Suma a eso la caída del precio del petróleo y de los combustibles, “porque hay menos demanda para fines productivos… por una razón casi universal: la economía está globalizada”, señaló.
El experto recordó cómo funciona la fábrica mundial, en la que algunos países producen partes y repuestos para que otros países elaboren bienes intermedios y los venden a terceros países donde se elabora el producto final.
Ahora, producto de la pandemia causada por el contagio del covid-19, “toda esa cadena de suministros está cortada, y reactivarla requerirá tiempo”.
De ahí que coincida con la previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI), que anuncia una recesión económica global, que es como se califica en el ámbito multilateral a un año de crecimiento económico menor a 2.5% anual.
“El Fondo ya había dicho que el crecimiento en 2020 iba a ser menor que el de 2019 (que fue de 2.9%), así que seguramente será menor a 2.5%. No sería de extrañar que el FMI declare al final de este año, que caímos en recesión económica”, dijo el entrevistado.
Más anormalidad
También recordó que lo que pase con la economía nacional “es decisión de los agentes económicos individuales” (o sea, las personas), y que “lo más seguro es que en tiempos de incertidumbre y en tiempos de riesgo de pérdida de vidas por la incidencia del virus, la economía se retrae, se cae y se cierra, y ya lo estamos viendo”, aseguró.
Que nuestras fronteras sigan abiertas se interpreta como una política para atraer mayores flujos de visitantes, pero Avendaño casi descarta que esta semana santa sea mayor la afluencia de turistas. “Hasta las líneas aéreas están en problemas, porque no hay movimiento”, abundó.
Los turistas “no van a venir por el simple hecho que se diga que en Nicaragua no hay casos de coronavirus, sino que en sus países les van a decir que no viajen, porque las fronteras están cerradas. Tratar de estimular la afluencia de turistas de esa forma, es un mecanismo equivocado. El turismo se mueve con facilidad cuando las condiciones están normales, y aquí tenemos dos anormalidades: la incertidumbre política y ahora la incertidumbre sanitaria, causada por este virus”, detalló.
La producción y exportación de las empresas adscritas al régimen de zona franca “seguirá creciendo, aunque a menor ritmo”, en la medida en que se frene la economía de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial.
Avendaño calcula que “habrá menos ingresos de remesas familiares”, y que “si la inversión extranjera directa, ya se empezó a ir, menos que regresen con esta nueva recesión económica mundial”, enfatizó.
La suma de todos esos factores internos y externos, le permite concluir que “si antes de la crisis decíamos que la economía de Nicaragua iba a caer, con más razón decimos ahora que caerá más de lo que habíamos previsto, aunque es muy prematuro hacer números en este momento de la crisis”.
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