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Así derrotó Camoapa la maquinaria del fraude orteguista

La experiencia política municipal en 2017 y las lecciones para construir desde abajo la Coalición Nacional

votaciones en Nicaragua

Una Junta Receptora de Votos, en las votaciones generales de 2016. // Foto: Archivo | Confidencial

Silvio Prado

13 de marzo 2020

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A finales de 2019 se realizó un estudio comparativo sobre estrategias de defensa del voto en municipios nicaragüenses. El foco estaba en la experiencia de Camoapa, donde en las elecciones municipales de 2017 una coalición de partidos y organizaciones sociales derrotaron al FSLN y su engranaje del fraude. Las lecciones pueden servir a corto y mediano plazo a la Coalición Nacional recién nacida. Por razones de espacio, se presentará a continuación una síntesis sumamente apretada.

Las elecciones municipales de 2017 se celebraron bajo la gran incertidumbre dejada por las elecciones generales del año anterior: Visto el alto abstencionismo y los fraudes sucesivos, se planteaba si valía la pena ir o no a las elecciones. Finalmente algunos partidos de oposición concurrieron –en parte obligados por la ley-; en Camoapa lo hicieron bajo un formato unitario nucleado en torno a la familia liberal que arrebató el Gobierno local al FSLN.

Estos resultados tuvieron un carácter disruptor en lo político y en lo social en el plano local. En lo político significó que el FSLN perdiera por primera vez el gobierno de un municipio de más de 30 000 habitantes, en los últimos 27 años desde que se restableciera la elección de las autoridades locales; en lo social implicó el éxito de un movimiento convergente de ciudadanos/as de distintas adscripciones políticas decidido a recuperar el equilibrio entre la mayoría social y la mayoría política para gobernar. Por extensión, podría decirse que los resultados electorales reflejaron la voluntad en favor del autogobierno, el germen de la autonomía municipal.

Para facilitar la obtención de las lecciones, la derrota del fraude podría dividirse en tres grandes fases: antes, durante y después de las elecciones. Sin embargo, todo lo que ocurrió durante y después, fue fruto del trabajo que las agrupaciones políticas realizaron antes. La neutralización de las trampas conocidas como el traslado y resguardo de la papelería, el ratón loco y las impugnaciones, entre otras, fue posible gracias al grado de organización y de formación que se logró en la fase previa. Ha aquí algunos de los elementos claves:


La construcción del sujeto político. Fue un proceso de diálogo y negociaciones que tomó aproximadamente tres años, el tiempo que se necesitó para acercar posiciones y curar las heridas que habían dejado rivalidades anteriores entre las agrupaciones involucradas: PLC, PLI, Movimiento de la Resistencia y un gremio de profesores. En los primeros momentos también participaron miembros del Partido Conservador y Ciudadanos por la Libertad, pero no continuaron. En este período se tejieron acuerdos que posteriormente fueron las bases de los puntos de encuentro definitivos sobre las candidaturas. Si un resultado habría que rescatar de este primer paso fue la reconstrucción de la confianza que se vio plasmada en la formación del Comité Municipal de la Unidad.

Organización en zonas urbanas y rurales. Correspondiendo a la demanda de las poblaciones, de que no aceptarían que llegaran por separado a proponerles organizarse, del Comité Municipal de la Unidad partieron delegaciones conjuntas para visitar barrios y comarcas con la finalidad de informar del movimiento unitario y formar comités de promoción de defensa del voto por cada Centro de Votación. Para ello aprovecharon el tendido territorial del partido más fuerte en cada localidad.

Uso del padrón electoral digital. El hecho de poder disponer de una copia del padrón permitió contar con una herramienta tangible para conocer de antemano las necesidades de transporte que tendrían el día de las elecciones, en particular para trasladar a las personas afectadas por el “ratón loco”, y para realizar jornadas de verificación de la población que desconfiaba de las oficinas del Consejo Electoral Municipal.

Los acuerdos para seleccionar la lista de candidatos. Representaron un momento delicado porque significaba la distribución del poder entre los miembros del movimiento unitario, en especial la selección de las candidaturas a alcalde, vicealcalde y concejalías. Sin embargo, sobreponiéndose a los recelos acordaron llevar como candidata a alcaldesa no a una persona del PLC, que era el partido más fuerte, sino a la persona con mayor respaldo popular. Lo mismo ocurrió con la lista de concejales; se asignaron a miembros de las distintas fuerzas coaligadas. Estos resultados indicaron la madurez de los dirigentes locales y del grado de reconstrucción de la confianza entre las filas opositoras.

La capacitación interna. Los participantes de la experiencia participaron al menos en tres tipos de capacitaciones: a) los promotores de la estrategia de la defensa del voto en procesos de negociación política, en la armonización del tendido territorial con el sectorial, y sobre todo en el levantamiento de las demandas de la población para el plan de gobierno; b) en el Manual Paso a Paso dirigido a los fiscales y miembros de las mesas de JRV, y en las maniobras para impedir, invalidar y destruir el voto empleadas por el FSLN en elecciones anteriores; c) en la promoción del voto dirigido a la red de jóvenes del municipio para contrarrestar el abstencionismo.

La carrera de obstáculos durante las elecciones y en el escrutinio. Estos preparativos permitieron que el movimiento de defensa del voto hiciera una labor de orfebrería para neutralizar los distintos obstáculos interpuestos por la maquinaria del fraude el día previo (traslado y resguardo del material) y durante las elecciones, y en el escrutinio. Entre las maniobras contrarrestadas cabe señalar: el intento de quebrar la red de defensa del voto compuesta por los fiscales municipales, de ruta y  de las JRV; los impedimentos en las JRV para que la gente no votara; las artimañas durante el escrutinio para alterar, ocultar o destruir las copias de las actas en las que el FSLN perdía claramente; evitar que los fiscales de las mesas que presidía el FSLN cambiaran las actas en el traslado al centro municipal de cómputos; hacer valer las copias de las actas cuyos originales algunos fiscales del FSLN habían robado en el trayecto a la cabecera municipal; certificar en el Consejo Electoral Departamental de Boaco que los resultados recibidos correspondían a los emitidos desde Camoapa.

Pero en especial conviene destacar dos factores que intervinieron de forma decisiva en la experiencia: el consenso en torno a la unidad entre las distintas corrientes opositoras, por encima de viejas rivalidades, y la autonomía de la política local, en particular del PLC de Camoapa respecto al PLC nacional. La confluencia entre ambos dio lugar a que personas y organizaciones dieran un salto en el comportamiento parroquial que tradicionalmente había tenido la política municipal, hacia niveles más complejos como la importancia de la democracia por encima de pequeñas cuotas poder.

Sin desmerecer los niveles de organización alcanzados, estos fueron los factores que cimentaron la derrota del fraude en Camoapa. Conviene tenerlo presente: la mejor forma de derrotar a la dictadura es salir de los atrincheramientos sectarios.

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Silvio Prado

Silvio Prado

Politólogo y sociólogo nicaragüense, viviendo en España. Es municipalista e investigador en temas relacionados con participación ciudadana y sociedad civil.

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