26 de febrero 2020
A primera hora ya estaban en las calles: uniformados, con sus pertrechos recién estrenados, con sus fusiles, con sus patrullas y perros prestos para actuar, que no era otra cosa más que desarticular cualquier atisbo de protesta contra el régimen al que sirven. Eran policías antimotines y de las Fuerzas Especiales “Tapir” en guardia, asediando el lanzamiento de la Coalición Nacional opositora, e impidiendo la marcha convocada para este 25 de febrero contra el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Fue una jornada intensa, ruda, simbólica… La anhelada unión de los opositores al régimen sandinista fue lanzada de manera oficial, mientras que en las viviendas de más de 40 líderes sociales y opositores persistía el “secuestro domiciliar” policial, que les impedía sumarse al lanzamiento de la ‘Coalición Nacional’, y a la marcha convocada por el empresario José Dolores Blandino y el comentarista Jaime Arellano.
Una caravana de al menos 15 patrullas policiales —que vista desde la altura de un puente peatonal parecía una culebra mecanizada— reptaba con frenesí por las calles de Managua, acechando a opositores que osaran izar una bandera azul y blanco o gritar una consigna. En toda Carretera a Masaya, iniciando desde la Catedral Metropolitana de Managua hasta el kilómetro 12 de esa vía, estaba repleta de antimotines y sus canes. En la sede de la librería privada, Hispamer, los policías acordonaron el recinto. Sin embargo, no detuvieron a los ciudadanos que, con sus banderas guardadas discretamente, llegaban al lanzamiento de la coalición.
En el auditorio, desbordado por la cantidad de personas, se entonaban las canciones de las protestas de abril. Y uno que otro sentimiento o lágrima la desbordaba la canción ‘Nicaragua, Nicaragüita’. Estaban, básicamente, integrantes de las siete organizaciones que se sumaron a la “Coalición Nacional”. Perfiles diversos: estudiantes, campesinos, indígenas, empresarios, feministas, excarcelados políticos, víctimas de la represión Ortega-Murillo, entre otros.
La ‘Coalición Nacional’ fue lanzada con siete movimientos cívicos y partidos políticos: el Partido Restauración Democrática (PRD), el Movimiento Campesino, el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN), el partido indígena Yatama, la Alianza Cívica y la UNAB. Estas dos últimas plataformas, creadas al fragor de la crisis de abril de 2018, fueron las responsables de reunir a la dispersa oposición bajo este paraguas.
Los actuales opositores se inspiraron en la fusión opositora de 1990, cuando la expresidenta Violeta Barios de Chamorro, encabezando la Unión Nacional Opositora (UNO), derrotó a Daniel Ortega y la Revolución Sandinista ese 25 de febrero. Es decir, hace 30 años. Por eso fue una fecha simbólica para los opositores. Incluso, también, para la misma Presidencia, quienes viven marcados por el fracaso electoral del noventa, según fuentes allegadas al sandinismo.
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El doctor Carlos Tünnermann, integrante de la Alianza Cívica, dijo que la coalición queda abierta para que otras organizaciones se adhieran, luego de que el partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) decidió no sumarse. CxL alegó que tenía que realizar más consultas a su estructura.
“Esta es el acta de nacimiento de la coalición”, proclamó el doctor Carlos Tünnermann, tras ser el primero en firmar la proclama constitutiva bautizada “la coalición va”, y remarcar el carácter abierto del nuevo bloque opositor.
“Quienes aquí firmamos nos comprometemos a poner todo nuestro empeño para buscar a la ciudadanía y organizaciones que faltan para unir esfuerzos, y conformamos una mesa multilateral que nos permita construir con reglas claras, justas y transparentes un diseño de la Coalición Nacional”, dice el acta constitutiva de la coalición. Inspirados en el triunfo logrado aquel 25 de febrero de 1990 y comprometidos con las víctimas del régimen, para provocar el nuevo y definitivo nacimiento de la democracia, para el bien de todas y todos los nicaragüenses, así como el bienestar de las futuras generaciones”.
Principal objetivo: “derechos humanos”
Félix Maradiaga, integrante de la UNAB, aseguró que para “Coalición Nacional” el principal objetivo son “los derechos humanos, recuperar las libertades ciudadanas, y la liberación de los presos políticos”, por encima del asunto electoral, un tema que en los últimos meses ha repuntado en las discusiones de los opositores debido a que está en ciernes el año preelectoral.
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“No somos una coalición estrictamente para fines electorales. La dimensión electoral es importante, pero mucho más importante es el tema de las libertades ciudadanas, el retorno seguro de los exiliados, y la libertad de todos los presos políticos”, dijo Maradiaga a CONFIDENCIAL. “Se ha firmado un compromiso con las víctimas directas de la represión. A partir de hoy nace oficialmente la Coalición y se activa un proceso de los borradores de documentos que incluyen el código de ética, la arquitectura de la coalición, y el mecanismo democrático para la elección de candidatos. Pero es algo que vamos a construir conjuntamente”.
El líder campesino Medardo Mairena aseguró que ellos se sumaron a la coalición ante el clamor de los exiliados, los presos políticos y los campesinos asesinados en el norte del país. “Ellos necesitan que nos unamos de corazón. Hoy iniciamos una nueva etapa y creo que es importante que todos los nicaragüenses nos demos un voto de confianza entre nosotros mismos”, recomendó Mairena.
Resquemor del PLC
Uno de los temas más controvertidos en la creación de esta Coalición Nacional fue la integración de partidos políticos tradicionales, entre ellos el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), dominado por el expresidente y caudillo liberal Arnoldo Alemán.
Alemán es repudiado por haber pactado con el Frente Sandinista, y haberse repartido con Ortega el Estado, un trato que al final le despejó el camino al caudillo sandinista a la Presidencia. Sin embargo, los integrantes de la Coalición Nacional alegaron que están integrando “a las bases” de los partidos tradicionales y no a sus “cúpulas”; además aseguraron que se regirán “por un código de ética”. En ese sentido, Haydée Ozuna, directiva del PLC, aseguró que: “tenemos el derecho de disentir porque estamos luchando por una plena democracia. Pero tengamos la plena seguridad que habrá consenso”.
Por su parte Yubrank Suazo, excarcelado político y líder de Masaya, dijo que “en esta Coalición tenemos un propósito, una visión compartida de país, con principios y valores éticos que comprometen a sus miembros a deponer intereses particulares y trabajar por una Nicaragua con libertades, justicia, seguridad, prosperidad y en democracia”. “Una Coalición Nacional que practique una nueva forma de hacer política, dejando atrás los vicios de la reelección y el caudillismo que tanto daño han causado al país y a su sufrido pueblo”, agregó.
“Ahuyentando todo acoso a la paz”
El lanzamiento de la ‘Coalición Nacional’ terminó con vítores, pero con la incertidumbre rondando en el ambiente si la marcha convocada por José Dolores Blandino y Jaime Arellano iba a realizarse ante el desmesurado despliegue policial.
“Esta es una lucha del pueblo nicaragüense para buscar cómo recuperar lo que nos pertenece, a nosotros nos pertenece el derecho de poder exigir que corrijan los errores de este Gobierno”, dijo a CONFIDENCIAL Blandino desde su casa, donde permanece encerrado contra su voluntad.
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Los asistentes al lanzamiento salieron de Hispamer sin mayores problemas, evitando realizar piquetes de protestas. Sin embargo, dos horas después, y ante la certeza de que la marcha como tal iba a ser imposible, dado el control policial de los puntos de convocatoria, un grupo de ciudadanos armó una protesta en el centro comercial Metrocentro.
Casi en simultáneo, la vicepresidenta Rosario Murillo salió en televisión nacional atacando a los opositores por segunda ocasión consecutiva esta semana. Murillo aseguró que habían ordenado más “patrullaje” policial “para protegernos y para asegurar a todas las Familias nicaragüenses la Paz y el Cariño en todos los lugares de nuestra Sagrada Geografía (sic)”.
“Hemos venido ahuyentando todo indicio de acoso de la paz, toda amenaza a vivir tranquilos”, sostuvo Murillo. De esa manera justificaba la represión que se intensificó desde el fin de semana pasado con imponer casa por cárcel a líderes políticos y excarcelados opositores.
Mientras que en Metrocentro, eran decenas de ciudadanos gritando consignas dentro del centro comercial. Al regarse la voz sobre la manifestación en las redes sociales, los policías empezaron a ingresar a la propiedad privada. Primero los oficiales de rango promedio, luego los antimotines. Ingresaron a los pasillos como una tromba, con sus escudos en guardia, empujando a todo aquel que estuviera en medio. Los empleados de las tiendas, aterrorizados, cerraron sus inmuebles para evitar daños. Los oficiales no podían controlar de una sola vez a los ciudadanos que protestaban, dado a que se escabullían por los distintos pasillos del centro de compras.
Los oficiales demoraron más de una hora en controlar a los manifestantes y en expulsarlos de Metrocentro. Los oficiales fueron rudos al principio. Detuvieron a algunos ciudadanos pero, sobre todo, golpearon. Entre los golpeados hubo varios periodistas que daban cobertura, como Noel Miranda de Artículo 66, quien recibió un puñetazo en un pómulo. Los oficiales luego recibieron las órdenes de un superior de solo empujar para limpiar el centro comercial de manifestantes.
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Luego, en la iglesia Divina Misericordia —la misma que fue masacrada por paramilitares en julio de 2018— integrantes de la Alianza Cívica realizaron un piquete exprés. Aunque alcanzaron a irse antes que llegara la caravana policial, los oficiales si golpearon a más periodistas de los medios de comunicación La Prensa, Onda Local, Despacho 505, Radio Darío, entre otros. En total fueron más de 15 reporteros agredidos.
"Acordate que sos de la calle Real, hijueputa, te voy a palmar (matar) a tu familia”, amenazó un oficial de la Dirección de Operaciones Especiales (DOEP) al periodista Yelsin Espinoza Reyes, de la plataforma digital Nicaragua Actual, quien hace una semana regresó a Nicaragua después de estar un año en el exilio. Reyes daba cobertura al piquete en el sector de la parroquia Divina Misericordia y se disponía a salir del lugar junto a otros reporteros cuando el policía le dio el ultimátum.
De igual forma, el periodista Wilih Narváez, del Canal 10, fue estrangulado contra el muro mientras realizaba una transmisión en vivo. En las imágenes se percibe el instante en que un grupo de oficiales arremeten contra el reportero. “Esta es la paz que pregona el Gobierno de Nicaragua, la tolerancia que proclamó el general del Ejército Julio César Avilés”, reclamó Narváez.
Tamara Dávila, de la UNAB, calificó la jornada de exitosa para la oposición. “Hemos logrado mostrar la represión y el terror que tiene el régimen a que el pueblo vuelva a las calles, y a la unidad de toda la oposición en este país. Hubo más de doce secuestros de ciudadanos, que luego fueron liberados por la policía, pero fueron golpeados”, precisó.
En el sector de Monte Tabor, en la Carretera Sur de Managua, varios pobladores se reunieron para ondear la bandera azul y blanco de la patria, gritaron consignas contra el régimen de Ortega y luego se replegaron. Unas siete patrullas de la Policía se presentaron al lugar para intimidar a los manifestantes. Así terminó la jornada: con policías antimotines todavía apostados en la calle al caer la tarde con sus uniformes sudados, con sus pertrechos recién estrenados mal puestos, con sus fusiles, con sus patrullas y perros adormilados.
Más “secuestros domiciliares”
Por Ivette Munguía
Además de reprimir las protestas, la Policía y los paramilitares asediaron las viviendas de conocidos opositores al Gobierno para evitar que estos se unieran a las protestas. El preso político excarcelado, Roberto Buschting, denunció que su vivienda en Matagalpa permaneció rodeada por un grupo de paramilitares.
En Tipitapa, la presa política excarcelada, Neyma Hernández, dijo que un grupo de policías irrumpió en su vivienda agrediendo verbalmente a sus familiares. “Abrieron el portón a la fuerza, se metieron a revisar todo, comenzaron a tomar fotos y una oficial agredió a mi mamá”, dijo Hernández.
De igual forma, Yader Parajón, hermano de una de las víctimas de la Rebelión de Abril, denunció que la Policía mantuvo rodeada su vivienda por segundo día consecutivo, y reclamó que el régimen de Ortega le siga violentando sus derechos.
“Durante todo el día no me dejaron salir, no me dejaron participar del lanzamiento de la Coalición, no me dejaron participar de los piquetes, pero eso no me limita a seguir en la resistencia cívica y pacífica, no limita mis ideales y la convicción que tengo de seguir en esta lucha por la sangre de mi hermano y por la libertad de los presos políticos”, expresó Parajón.
De igual forma, el encargado de comunicación de la UBAB, Josué Garay, denunció que una patrulla de la Policía llegó a asediar la vivienda de sus familiares, a pesar de que él no se encontraba en ese lugar.