Guillermo Rothschuh Villanueva
8 de febrero 2020
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Todavía quedan por resolverse las tomas de las instalaciones de Confidencial, Esta Semana y Esta Noche, como también los estudios de 100% Noticias.
La decisión gubernamental del bloqueo a los periódicos de Nicaragua no ha sido explicada por autoridad alguna.
Deseamos creer que finalmente se está abriendo paso a la cordura. La decisión gubernamental de suspender la retención de las materias primas de La Prensa, esperamos que sea el primer paso encaminado a respetar el libre ejercicio de la libertad de expresión y la finalización de la persecución y agresiones contra medios y periodistas. Espero no equivocarme. En ocasiones anteriores había llegado a pensar que el Gobierno no insistiría en su campaña de intimidación contra el periodismo nacional y no fue así. Los desencuentros entre ambos actores forman parte sustancial de los choques ocurridos como parte de las demandas de democratización planteadas por la ciudadanía nicaragüense a partir de abril de 2018. La petición se mantiene.
La cerrazón gubernamental tenía contra la pared a los dueños del medio de comunicación más antiguo del país. Las distintas medidas puestas en práctica para evitar el colapso no habían sido lo suficientemente efectivas como para evitar el cierre de su edición impresa. Los costos humanos y económicos que venían pagando eran altísimos. Decenas de trabajadores —incluyendo al cuerpo de redacción de La Prensa y el periódico Hoy— perdieron sus empleos. La crisis que sacude a los medios va más allá. Como resultado del cierre de empresas, la pauta publicitaria entró en sequía. Sería como lanzar una moneda al vacío arriesgarse a predecir en qué momento volverán a recuperar su dinamismo. Por ahora no se vislumbra en el horizonte.
La determinación salva a los gobernantes de convertirse en los sepultureros de La Prensa. Su agravio sería un crespón negro que vendría a enlutar al periodismo nicaragüense. Con sus altas y bajas los periodistas han escrito páginas luminosas en defensa de las libertades ciudadanas. La debilidad sigue siendo que muy pocos gobernantes han sabido resolver las contradicciones inevitables prensa-gobierno. La expresidenta Violeta Barrios de Chamorro se vio arrastrada a legislar en contra la libertad de prensa. Una vez que supo que la decisión colisionaba con principios heredados por su marido —pagó con su vida por la forma con que asumía la defensa de la libertad de prensa en Nicaragua— tuvo el mérito de rectificar de inmediato.
La conjugación de las presiones internacionales y nacionales, exigiendo la entrega de los insumos a La Prensa, culminaron de forma exitosa. No hay tema más sensible en el ámbito de las libertades civiles, que imponer diversas formas de censura, ya sean directas o indirectas. Gobiernos, parlamentos, partidos y alianzas partidarias, iglesias, organizaciones de periodistas, organismos mundiales y continentales (ONU y OEA), vienen demandando a los gobernantes la restitución plena de la libertad de expresión. Sin condicionalidades. La apertura que han tenido con La Prensa debería hacerse extensiva hacia otros medios de comunicación. La normalidad, para que sea verdadera, debe alcanzar a todos los medios y periodistas nicaragüenses.
Las gestiones emprendidas por el Nuncio Waldemar Sommertag, deberían abarcar un universo mayor. Desde la huelga de hambre en la Iglesia San Miguel en Masaya, en noviembre de 2019, Sommertag demostró ser un interlocutor válido para los gobernantes. Circunstancia que debería aprovechar para extender su mediación hacia otros ámbitos de la vida nacional. Su intervención serviría para mejorar el clima político y evitar mayores sufrimientos para las familias, hijas e hijos que todavía continúan prisioneros. Contando con la anuencia del Papa Francisco, podría ampliar su margen de acción. El Gobierno da la impresión que se entiende mejor con él que con cualquier otro actor político o socioeconómico. Los nicaragüenses ganarían.
Todavía quedan por resolverse las tomas de las instalaciones de Confidencial, Esta Semana y Esta Noche, como también los estudios de 100% Noticias. La afirmación del magistrado de la Corte Suprema de Justicia, Francisco Rosales Argüello, argumentando que los recursos presentados por el periodista Carlos F. Chamorro, estaban por resolverse, debería ser aprovechada por el Nuncio Sommertag, para interceder ante estas instancias y pedir un fallo conforme a derecho: la ocupación de estas instalaciones fue arbitraria y sin fundamento jurídico. El mismo director general de la Policía Nacional, Francisco Díaz, dijo que su intervención fue a petición del Ministerio de Gobernación, quien carece de asidero legal para emitir dicha orden.
Con el mismo interés y determinación, el Nuncio Sommertag, debería gestionar la entrega de los equipos e instalaciones de 100% Noticias. Su cargo y condición mediadora aceptada por los gobernantes, lo habilitan para emprender acciones dirigidas para que el Gobierno haga entrega al periodista Miguel Mora de lo suyo. Especialmente porque el Nuncio ha estado enterado desde el inicio y permanece al tanto de las razones que indujeron a los gobernantes a imponer las sanciones a Mora. Además de encarcelarle, igual que a la jefe de prensa de dicho canal, Lucía Pineda, le han arrebatado los dispositivos de su subsistencia. Una sanción que además de violar la libertad de prensa, violenta la libertad empresarial. Una acción justa y necesaria.
Con la devolución de los materiales a La Prensa, los gobernantes lograron recomponer su imagen internacional. La apertura mostrada ha sido provechosa para sus intereses. Las diferentes instituciones demandantes de regresarle lo que por derecho correspondía a La Prensa, recibieron con beneplácito la resolución. Nadie más que a ellos resultaba beneficiosa esta decisión. Una muestra de condescendencia, no obstante incompleta. Los casos de Confidencial, Esta Semana y Esta Noche como de 100% Noticias, están pendientes en la agenda nacional e internacional. Las presiones continuarán mientras los gobernantes no solventen ambos entuertos. Seguirán ejerciéndose presiones. Sommertag podría ayudarles a salir del atolladero.
¿Será que el comandante Ortega y la vice presidente Rosario Murillo, darán los pasos necesarios para restituir a los periodistas los derechos que le corresponden para el libre ejercicio de su profesión? ¿No habrá más asedio ni represión contra los manifestantes? ¿Los periodistas podrán dar cobertura a estos eventos sin temor a ser reprimidos? Medios y periodistas ayudarían a crear un ambiente favorable para superar las desavenencias políticas e ideológicas. Toda acción encaminada a superar la crisis que vive Nicaragua, desde hace veintidós meses, crearía el escenario que se requiere para abonar el camino hacia un entendimiento nacional. Acciones que abonen a la paz y al reencuentro entre las familias nicaragüenses deben ser bienvenidas.
¿Consentirán los gobernantes el regreso de los programas televisivos Esta Semana y Esta Noche en Canal 12? Gestos de esta naturaleza contribuirían a enrumbarnos hacia la terminación del conflicto. Son pasos importantes, aunque no suficientes. Todavía quedaría mucho por hacer. Las reformas electorales con participación de la verdadera oposición nicaragüense y la presencia de garantes internacionales al momento de su celebración, siguen siendo factores ineludibles para la realización de elecciones justas y creíbles. De lo contrario carecerían de toda legitimidad. Los gobernantes deben estar claros que medios y periodistas no aceptarán ninguna condicionalidad para que sus derechos y bienes les sean plenamente restituidos. Esto nadie lo discute.
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Comunicólogo y escritor nicaragüense. Fue decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Centroamericana (UCA) de abril de 1991 a diciembre de 2006. Autor de crónicas y ensayos. Ha escrito y publicado más de cuarenta libros.
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