2 de febrero 2020
La Policía del régimen de Daniel Ortega se vio obligada a admitir este primero de febrero las muertes de cuatro habitantes en el territorio Mayangna Sauní As, en la Reserva de Biósfera de Bosawás. A través de una nota de prensa, la institución informó el descubrimiento de los cuerpos de Jarle Samuel Gutiérrez, Juan Emilio Devis Gutiérrez, Cristino López Ortiz y Amaru Rener Hernández.
"Lo que la policía está haciendo es manipular las cosas, pero la verdad prevalece siempre. Jamás nos van a callar hasta que nosotros logremos una justicia verdadera y se haga ver que nosotros tenemos nuestras voces alzadas", dijo a CONFIDENCIAL un líder comunitario que por razones de seguridad pidió omitir su nombre.
Un día antes, mientras los pobladores enterraban a los muertos tras el ataque de 80 colonos en la comunidad Alal, la Policía Nacional negó la existencia de fallecidos.
“Policía Nacional realizó inspecciones en las comunidades de Alal, Kibusna, Musawas, Imnawas, comprobando que no hay evidencias de personas fallecidas”, informaron las autoridades el 31 de enero.
El cambio de versión vino cuando la Policía anunció que habían llegado al terreno y "constatado" que no había ningún fallecido. Sin embargo, todo fue desmentido por los líderes comunitarios, quienes difundieron fotografías de los entierros.
Amaru Ruiz, presidente de la Fundación del Río explica que "el cambio de versión creo que se da porque se rompió el cerco mediático, que la Comisión Interinstitucional había puesto cuando llegó a Bonanza". Según el activista, los líderes territoriales habían sido presionados para tratar de callar sus voces y que la información no saliera.
Para Ruiz, que este cerco se rompiera por la presión mediática e internacional fue una de las razones que obligó a la Policía de la dictadura a revelar la realidad de los hechos.
"Cuando miramos el comunicado de la Policía se lo enviamos a los líderes comunales y territoriales y la decisión de ellos fue que iban a desmentir inmediatamente a la Policía mostrando la evidencia de los entierros y los cadáveres que ellos tenían con respecto a los muertos", agrega Ruiz.
Muestran evidencias
Veinticuatro horas después la PN desdijo sus propias palabras y ante la evidencia que presentaron los líderes comunitarios de la zona se divulgó esta mañana otro comunicado donde se detallan los nombres de las víctimas y la ubicación de sus cuerpos.
Según la institución, Jarle Samuel y Juan Emilio fueron hallados a eso de las 11:30 de la mañana del mismo viernes sobre el río Kahaska Kukun. Y en el mismo sector, solo que a las 5:30 de la tarde, aparecieron los cuerpos de López Ortiz y Rener Hernández.
La comunicación oficial admite que todos los cuerpos presentaron impactos de balas, pero no precisaron más información sobre los ataques. La nota de prensa señala como responsables a un grupo delincuencial de alias “Chabelo”, dirigido por Isabel Meneses Padilla.
Tras la masacre, los líderes comunitarios de la zona informaron que el Ejército de Nicaragua llegó al lugar y los colonos huyeron dejando una estela de destrucción y muerte. Los colonos habían llegado con el fin de despojar a los mayangnas de sus territorios y tomarlos a la fuerza, según han informado algunos sobrevivientes.
Los hechos fueron condenados a nivel internacional, por organismos de derechos humanos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que exhortó al Estado a tomar con urgencia "políticas integrales para proteger el derecho de los pueblos indígenas a la vida, la integridad y el territorio".
Se mantiene la zozobra en el territorio
Para el líder comunitario que accedió a hablar con CONFIDENCIAL a cambio de anonimato, el temor se mantiene entre la población que ha huido de la comunidad Alal para resguardar sus vidas.
"Los colonos están esperando a que nos volvamos a descuidar para volver a atacar, cosa que considero que no pasará", asegura.
El líder comunitario explica que los pobladores no han llegado a sus fincas, tras los ataques, lo cual dificulta conseguir el alimento diario que sustenta a estas comunidades. "Tienen temor de salir y que sean asesinados. Con lo poco que podemos nos vamos a defender", agrega.
Los pobladores de Alal han difundido que el ataque comenzó la tarde del 29 de enero, cuando un grupo de 80 colonos armados intentaron desalojarlos de sus tierras. Según los comunitarios, las primeras víctimas del ataque se encontraban pescando. Allí murieron dos personas y los sobrevivientes alertaron a los demás pobladores, quienes huyeron a las montañas mientras otros se quedaron a defender el territorio.
Los colonos asesinaron a otras dos personas e hirieron de gravedad a Maynor Will Fernández, de 25 años, y Marconi Jarquín, de 29 años. Se reportaron que unas 26 chozas fueron incendiadas. Sin embargo, la Policía reportó la quema de solo 16.