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Impunidad facilita las matanzas de indígenas en Bosawás

Permisibilidad del Estado ha dejado, en la última década, una estela de muerte, dolor, despale y una frontera agrícola más pronunciada en la reserva

El indígena Will Fernández fue herido de bala en la cabeza, durante un ataque de colonos en territorio mayagna Sauní As, en la Reserva de Biósfera de Bosawas. Foto: Cortesía.

Confidencial Digital

31 de enero 2020

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La matanza de un grupo de indígenas en el territorio mayagna Sauní As, en la Reserva de Biósfera de Bosawás, es la consecuencia de años de impunidad del régimen de Daniel Ortega, que por más de una década ha ignorado a las comunidades indígenas que reclaman el saneamiento de sus terrenos invadidos por colonos. Tal impunidad ha dejado una estela de muerte, dolor, despale y una frontera agrícola más pronunciada.

Según el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca+, los asesinatos en las comunidades indígenas son “practicas sistemáticas de más de una década” y “solo son posibles por la permisibilidad del Estado nicaragüense evidenciando una clara complicidad de la Policía Nacional y del Ejército de Nicaragua, sea por acción o por omisión de quienes permanecen desplazados en los territorios atacados”.

De acuerdo con los comunitarios, la masacre ocurrida este miércoles en el territorio mayagna Sauní As dejó al menos seis indígenas asesinados y otros diez desaparecidos, durante el ataque armado de un grupo de al menos 80 colonos. En cambio, la Policía Nacional reportó únicamente dos personas asesinadas.

Dos ataques

Una denuncia pública de los líderes del Gobierno comunal de Alal señala que en un primer ataque fue asesinado Arly Samuel Gutiérrez y heridos Centeno Indalecio y Marconi Jarquín, quien alertaron a los demás pobladores sobre la presencia del grupo armado.


“Las mujeres, niños y ancianos huyeron de la comunidad, mientras los hombres se quedaron para defender sus casas. Poco después, fueron atacados por el grupo armado, que abrió fuego en contra de los comunitarios, quemó 16 viviendas, incluyendo la casa pastoral y mató a todos los animales”, subraya el comunicado.

En ese segundo ataque fue asesinado Juan Emilio David Gutiérrez, además el poblador Will Fernández fue herido de bala en la cabeza.

Las autoridades comunales han identificado a ocho desaparecidos: Navarro Miguel; Efraín Miguel Valle; Víctor Díaz; Transito Mesa Bruno; Navarro Miguel Valle; Carlos Bruno; Econias Miguel Barcio; y Martian Miguel Dixon. Ellos son miembros del Gobierno comunal y guardabosques de la comunidad.

Imagen de uno de los heridos durante un ataque de colonos en territorio mayagna Sauní As, en Bosawas. Foto: Cortesía.

Sin justicia del Estado

Los defensores de derechos humanos valoraron que en Nicaragua existe “un doble estándar en la protección de la vida y de los territorios indígenas”. Por una parte, “los invasores armados, actúan libremente, con la venia del Ejército de Nicaragua y la Policía Nacional”, y por otro lado, “han justificado las operaciones para ejecutar a personas opositoras (al régimen) señalándolos como criminales”.

Para el director de la Fundación del Río, Amaru Ruiz, peor que los ataques a las comunidades indígenas han sido los diez años de impunidad y la poca importancia que el Estado de Nicaragua le ha dado a los reclamos de las comunidades indígenas.

“Lo más peligroso de esto es que todos estos asesinatos que han ocurrido en zonas rulares, tanto de colonos como de integrantes de comunidades indígenas, han quedado en la impunidad. Yo desconozco algún caso donde haya habido justicia alrededor del tema de los derechos humanos de las comunidades indígenas”, enfatizó Ruiz.

El ambientalista lamentó la “actuación negligente” de las autoridades nacionales y destacó que no existe intención del Estado de atender la situación. “Pese a las denuncias, las giras a la capital, todo lo que se ha hecho alrededor del tema y de todas las evidencias”, no se ha realizado nada para lograr el saneamiento de los territorios indígenas.

Estaban amanazados

Para Ruiz, la impunidad en estos casos se ha convertido en factor determinante para que “otros colonos, con otros conflictos, en otros territorios —de alguna manera— sepan que no van a ser juzgados y que pueden hacer cualquier acto criminal contra estas comunidades indígenas”, subrayó.

La opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) condenó la masacre y recordó que las víctimas “ya habían recibido amenazas por parte de los colonos; a finales de noviembre. Las autoridades del territorio de Mayanga Sauni As ya habían hecho denuncias públicas de las amenazas y las invasiones en marcha; sin embargo, el Estado de Nicaragua, una vez más, hizo caso omiso al llamado de protección realizados desde las comunidades”.

Asimismo, la Alianza alertó que los asesinatos de comunidades indígenas en la Costa Caribe de Nicaragua constituyen “una práctica sistemática de crímenes perpetrados contra la vida y costumbres de los Pueblos Indígenas, sin que hasta ahora se haga justicia. Esta situación preocupa porque con esta nueva masacre la situación en la Costa Caribe adquiere las características de un proceso de etnocidio y exterminio de los pueblos indígenas de la nación nicaragüense”, dice el comunicado.

La invasión de los colonos en los territorios indígenas es un problema que ya tiene varios años sin que las autoridades nacionales intervengan. Cortesía | Confidencial

Cejil: En riesgo de exterminio

Autoridades del Gobierno territorial se trasladaron a la comunidad Alal para identificar a otras víctimas. Sin embargo, no se tiene más información porque la zona es difícil acceso. La Policía del régimen señaló también que enviaría a un “equipo técnico” para realizar las labores investigativas, según una nota de prensa de la institución.

El líder mayagna Larry Salomon subrayó que los pobladores de la comunidad huyeron porque “los colonos arrasaron con todo. Aquí no hay presencia del Ejército porque son comunidades alejadas, si va a suceder algo contra las familias indígenas es inevitable, por eso se toman medidas”.

Las medidas referidas por Salomon son las de “organización y autodefensa”, es decir, realizar vigilancia, estar listos con sus arcos, flechas, machetes, ondas, y “armas de cacería, aunque de estas son pocas”. Dichas armas no han evitado que los indígenas pierdan territorio ante los “colonos”, ni la muerte de al menos 20 aldeanos desde 2015, según datos de la organización Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil).

El Cejil ha advertido que las comunidades indígenas del Caribe de Nicaragua corren el riesgo de ser exterminadas y se encuentran en una grave situación de abandono y vulnerabilidad debido a la constante invasión de sus territorios.

Los indígenas del Caribe nicaragüense reclaman que no se respeta la autonomía de sus territorios, y que los colonos han provocado asesinatos, secuestros, heridos, y desplazamientos forzosos, así como la pérdida de 1.5 millones de hectárea de bosques desde 2009.


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