28 de enero 2020
Las consabidas contradicciones que resultan de modo natural entre el avance organizativo de la lucha popular contra la dictadura, y la lenta comprensión cabal de las causas de los hechos políticos, producen el rezago de la conciencia respecto a la realidad política.
Ese rezago de la conciencia, es como el rescoldo del escaso o ningún conocimiento de las causas de los hechos políticos, por lo cual debemos estar en permanente esfuerzo por irlas conociendo para tener un mejor dominio sobre nuestras realidades políticas.
El pensamiento conservador es el que aún determina muchas actitudes respecto a los fenómenos políticos actuales, como es la necesidad de consolidar la unidad en la acción de los opositores de todos los signos para enfrentar a la dictadura y derrotarla. Pero no basta conformarse con solo reconocer solo de palabras que somos diferentes y de la necesidad de unirnos en la acción, sino también llevarlas a la práctica.
En política, los rescoldos de las viejas ideas son las cenizas que están enturbiando nuestra mirada sobre la unidad para lograr los cambios políticos y construir un sistema democrático de vida que tanto nos hace falta a la mayoría de los nicaragüenses. Limpiarse esta encenizada visión política nos está haciendo falta para impulsar las acciones unificadas contra la dictadura. Tales imaginarias cenizas, se manifiestan de varias formas, como:
*La tendencia a considerar indispensable la presencia de un personaje con hegemonismo de caudillo, que pueda proporcionar las soluciones ideales de cómo resolver los problemas del país.
*En defecto del caudillo, otros dicen que se “requiere de un partido de verdad, organizado, probado y verificado” (Mauricio Díaz, La Prensa 24/01/20), con lo que se menosprecia la Coalición Nacional. ¿Cuál es ese partido y qué significa “partido verificado”? El partido CxL y su personalidad jurídica. Aquí mismo hemos opinado que la casilla de CxL es una opción, pero toda opción, para concretarse, requiere de otros factores políticos.
Ese mismo día 24, Alfredo César y Noel Vidaurre –conservadores— y un líder del PLC opinaron en dos telediarios independientes contrarios a la presencia del MRS en la UNAB y convocando a los de “centro-derecha” (sic) a unirse para enfrentar a la dictadura solo con o dentro de la Alianza Cívica.
Es indudable que están en su derecho de pensar y hacer lo que crean conveniente a sus intereses. ¡El problema es que la mayoría de los jóvenes que a diario pierden su libertad y hasta la vida por la represión dictatorial, no tienen ninguna culpa para que los viejos políticos les estemos endosando nuestros rencores del pasado!
Basado en este trágico hecho histórico, dejo unas interrogantes a los portadores de viejos sentimientos y de años, por si quieren meditarlas:
¿Creen que su sectarismo tiene justificación, siendo que muchos de ustedes, fueron directivos y soldados de la Contrarrevolución, que se enfrentaron a los sandinistas con el dinero y las armas norteamericanas, mientras a los jóvenes son asediados, enviados a las cárceles o a los cementerios por esta dictadura?
A los sandinistas que se enfrentaron contra ustedes con el dinero y las armas soviéticas, y dese hace años rompieron con la pandilla de los dictadores que siguen haciéndose pasar por sandinistas, no les podría hacer la misma pregunta, porque ellos no han expresado ninguna opinión en contra la presencia de ustedes dentro de la Alianza Cívica.
Pero puedo hacerles a todas las tendencias de oposición la siguiente pregunta:
¿Creen que nuestras ideologías (las de todos) da el derecho a creerse demócratas virginales, discriminar a otros y de sabotear la unidad en la acción y con ello matar la posibilidad de construir la Coalición Nacional contra la dictadura?
Lo pregunto, porque ciertos líderes políticos, y algunos analistas pro norteamericanos, sintiéndose afectados por el cambio histórico producido por la Rebelión de Abril contrario al estilo de la política tradicional, especulan sobre la unidad en la acción con un mensaje contrario a la Coalición Nacional.
*El caudillismo se niega a desaparecer, y reclama su eterna vigencia, para lo cual recurre a la siembra de dudas sobre la nueva forma horizontal del hacer y del accionar políticos, pese a que las nuevas generaciones NO se les han negado su derecho a la participación dentro de la unidad en la acción. Solo les han condicionado con lo elemental: deshacerse de cualquier compromiso con la dictadura.
*Algunos periodistas de vieja formación política, utilizan el bajo recurso de despertar resentimientos de clase entre los dirigentes de oposición: uno de ellos, cuando entrevistó a un dirigente campesino, le mencionó supuestas actitudes discriminatorias de parte de “los opositores de saco y corbata” (sic). El fin de tal idiotez es perverso: tiene la intención de romper la unidad en la acción de los diversos sectores sociales.
*La labor provocadora de la burocracia orteguista que, por su desesperación lanza falsedades, alusiones calumniosas y descalificaciones contra organizaciones y dirigentes del movimiento cívico, para intentar su desprestigio y causar rupturas.
*La dictadura quiere provocar discrepancias entre las organizaciones opositoras y los partidos políticos con sus reformas electorales exclusivamente con los partidos “legales”, ofenden al movimiento cívico popular y aseguran que no le darán participación en su “proceso electoral”.
Sobran señalamientos de cómo se manifiestan los naturales obstáculos y los artificialmente creados con fines políticos divisionistas. A los primeros, basta hacer esfuerzos por esclarecerlos, y a los segundos, se combaten fácil.
Pero también estamos ante un fenómeno que, por tener en sí los dos componentes –el objetivo y el artificial— es más complejo y difícil de enfrentar. Haré referencias a esos componentes, sin dejar de reconocer la posible mala interpretación que se pueda hacer de mi opinión, pero pienso que callarlas parecería complicidad y cobardía. Como fuere, esta es mi opinión al respecto:
El primer componente del fenómeno es la histórica presencia –armada y política— de los gobiernos de Estados Unidos en nuestro país, cuyos agentes políticos internos, liberales y conservadores, ya perdieron su influencia política directa sobre la mayoría, pero su pensamiento político no ha desaparecido del todo de la conciencia colectiva nacional.
Eso, lo hemos visto reflejado en la visita de las alianzas nacidas con la Rebelión de Abril, con el secretario de Estado y ex jefe de la CIA, Mike Pompeo.
El asunto es que no se trató de una visita diplomática, sino para informarle sobre la situación del país (que no la necesita, pues Pompeo, habiendo sido director de la CIA, está mejor informado que todos), sino un acto de reminiscencia de la política del pasado; son las cenizas del rescoldo llamado pragmatismo resignado ante la potencia que se ha comportado con nuestro país, y con todo el mundo, como el guardián de “la democracia” y ante la cual no valen amistades, sino sus intereses.
No hace bien a la lucha por la liberación contra el yugo dictatorial de los Ortega-Murillo, confundirse respecto a la circunstancial actitud de los Estados Unidos en la OEA en contra de esta dictadura. Este país, ya nos creó la dictadura de los Somoza y dejó de apoyarla después de 45 años, cuando ya no convenía. Para los gobiernos estadounidenses, estar en favor o en contra de una dictadura siempre ha sido un asunto de conveniencia.
El actual gobierno norteamericano, está contra la dictadura que nos oprime, de acuerdo a las líneas de su política exterior del momento, y eso sí favorece la lucha del pueblo nicaragüense, pero este hecho, de nuevo: ¡circunstancial!, no nos obliga a someter nuestra lucha a su geopolítica.
Es simple preguntarse… ¿mañana, ese país, será solidario con el futuro gobierno de los que ahora les rinden informes y solicitan su cooperación, cuando quieran ejercer una política independiente de toda influencia extranjera, y por supuesto, de la suya?
Es que mañana, como hasta hoy… ¿no vamos a tener una política exterior capaz de distinguir entre una relación política amistosa soberana, de una relación sumisa y dependiente?
Nuestros jóvenes políticos, ¿tienen alguna respuesta?