9 de enero 2020
El analista en temas de seguridad Douglas Farah, considera que la reacción cautelosa del gobierno de Nicaragua, al solidarizarse con Irán tras el asesinato del general Soleimani en Irak en un ataque dirigido por Estados Unidos, responde al temor del régimen de Ortega ante un incremento de sanciones o represalias de la administración Trump.
En una entrevista con Esta Noche, el presidente de IBI Consultants, en Washington, considera que “el régimen de Ortega está bajo mucha presión, económica, política; y están evaluando que Irán en este momento no les puede dar mucho, pero sí Estados Unidos puede incrementar bastante la presión sobre ellos.”
¿Cómo se proyecta la crisis entre Estados Unidos e Irán, después del asesinato del general Soleimani y las amenazas de venganza de Irán? ¿Existe el riesgo de una confrontación?
El riesgo es altísimo. Estamos con una administración en Estados Unidos que no ha sabido medir las consecuencias colaterales de las acciones que ha tomado. Y un grupo de Irán y otros Estados que están realmente enfurecidos por el asesinato, entonces yo creo que estamos en un momento muy frágil, sin tener interlocutores válidos por ambas partes, o sea no hay gente de confianza que pueda hablar con Irán, con la administración Trump, que ambos grupos validan. Entonces yo creo que en ese sentido la falta de comunicación y el alzamiento de las emociones es fuertísimo y peligroso.
En Estados Unidos hay una controversia sobre por qué Trump ordenó el ataque en este momento y si esta acción podría derivar en una escalada. ¿Es un peligro real?
La decisión se tomó en un momento, digamos, un poco raro, simplemente porque el hecho que el general Soleimani estaba llevando un mensaje de Arabia Saudita al presidente de Irak, entonces dijo que se movía de manera secreta, no como Bin Laden, que se escondía en sus cuevas; es un señor que se manejaba como oficial de Gobierno, y que paseaba públicamente, digamos, toma muchas selfies, lo ponen en sus Facebook.
¿Qué representaba el liderazgo y la fuerza militar de Soleimani en ese teatro de operaciones?
Tenía un peso muy grande en cuanto a dirigir tanto los esfuerzos diplomáticos, como los esfuerzos militares en todo lo que incluye el área de Irak y de Siria, en diferentes partes donde Irán ha tratado de extender sus influencias, donde ha tenido bastante éxito en los últimos años en hacerlo; y con un cerebro, obviamente estratégico, que ha diseñado un plan de avance que han cumplido. Obviamente es una persona que se ha dedicado a crear una nueva Irán, nueva esfera de influencia de Irán, con bastante éxito.
¿Podrían de alguna manera extenderse las operaciones de Irán en otros continentes? ¿En América Latina?
Hemos tenido dos casos específicos donde Irán ha tratado de entrar a Estados Unidos por diferentes medios, por la frontera desde América Latina, que han causado problemas muy graves; el primero fue el caso del 2007, cuando intentaron volar los oleoductos bajo el aeropuerto John F. Kennedy, New York; y el segundo fue cuando agarraron a unos diplomáticos iraníes, de Hezbollá, tratando de matar al embajador de Arabia Saudita en Washington, pero no creo que esa sea la tendencia ahora.
¿Cuál es la influencia política y militar de Irán en la region? ¿Quiénes son sus aliados en América Latina?
Yo creo que el aliado principal fue obviamente Hugo Chávez y, históricamente, Daniel Ortega, son los dos dos líderes que más influencia han tenido. Muere Chávez y Maduro no mantiene la misma relación, y sale Mahmoud Ahmadinejad como presidente de Irán, entonces baja un poco la relación tan personal que tenían esos personajes, pero obviamente Nicaragua sigue como gran aliado de Irán; Daniel Ortega tiene sus relaciones que datan hasta la revolución del 79, de los sandinistas y de Irán, él ha dicho varias veces públicamente que son revoluciones gemelas, con las mismas aspiraciones; y ha mantenido una infraestructura de inteligencia iraní bastante fuerte, durante su primer periodo hasta los años (noventa), y otra vez reactivándolo un poco en su segundo período, comenzando en el 2007.
Bolivia también ha jugado un papel importante en la cobertura. Ecuador, bajo el gobierno de Rafael Correa también tenía mucha relación bancaria, prestaba sus bancos a movimientos de dinero iraní; pero los aliados fuertes son Nicaragua y Venezuela.
La reacción del Gobierno de Nicaragua ante el asesinato de Soleimani fue un comunicado, inusualmente cauteloso, de solidaridad con Irán, pero tampoco lanzó un ataque abierto a Estados Unidos. ¿Cómo evalúas el mensaje que Nicaragua ha enviado a Estados Unidos?
El régimen de Ortega está bajo mucha presión, económica, política; y creo que lo que ellos están evaluando que Irán en este momento no les puede dar mucho, pero sí Estados Unidos puede incrementar bastante la presión sobre ellos. Entonces me imagino que están midiendo cómo mantenerse fiel a su discurso revolucionario de apoyar a Irán, sin realmente ir a ofender a Estados Unidos para que no caiga más presión internacional, porque obviamente en el Congreso están evaluando otros pasos mucho más fuertes que podrían tomar, y me imagino que el régimen de Ortega quiere, por lo menos postergar eso, sino evadir totalmente esas consecuencias.
En diciembre del año pasado Estados Unidos sancionó a Rafael Ortega Murillo, quien es el principal operador económico de la pareja presidencial en el manejo de las relaciones, principalmente con Venezuela y Cuba; y se sancionó también la empresa DNP Petronic. ¿Cómo se percibe desde la Administración Trump esa conexión económica entre Ortega y Venezuela?
Obviamente cuando PDVSA tenía mucho dinero, y funcionaba Albanisa, y toda esa estructura que era de tantos de recursos económicos para el régimen de Ortega, como de lavado (de dinero) a la par de Alba Petróleos, de El Salvador, yo creo que poco a poco Estados Unidos ha ido evaluando cómo cerrar las llaves financieras a un régimen que ellos consideran, pues, hostil y también de muy autoritario.
Creo que poco a poco se han dado cuenta, tardaron un poco en entender que la estructura de Ortega es basado mucho en su familia, Laureano, Rafael, la vicepresidenta, todos están de confianza del presidente, que tiene un círculo íntimo muy limitado en este momento, según entiendo. Entonces yo creo que están buscando poner máxima presión sobre los puntos más frágiles o que más impacto tendrían.
Sin embargo, han tocado por lo menos dos empresas importantes, el Banco Corporativo, y ahora la empresa DNP Petronic. ¿Las sanciones de Estados Unidos seguirán ese foco dirigido a personas o van también a dirigirse a instituciones del Estado de Nicaragua?
Yo creo que van a ir en ambos lados. Yo creo que las instituciones financieras, como Banco Corporativo, obviamente estaban metidos con mucho dinero de PDVSA y habían chupado muchos recursos del Estado, era obviamente un blanco económico muy importante para el Gobierno de Ortega; y también la distribución de gasolina, también es obviamente una fuente, tanto estratégica como económica, para el régimen.
Algunos congresistas han hecho señalamientos específicos en torno a las instituciones de las fuerzas armadas, a la Policía, e incluso también al Ejército. ¿Cómo se perciben estas dos instituciones desde la administración Trump y el Congreso?
Yo creo que uno puede poner un poco en contraparte o con contraste cómo se ha comportado el Ejército y la Policía de Nicaragua, cómo se comportó el Ejército y la Policía en Bolivia. En Bolivia rehusaron salir a reprimir a su propia gente, y cae el Gobierno; en Nicaragua el Ejército se ha mantenido un poco de distancia, pero el Estado y la Policía se han metido a reprimir directamente a la gente. Entonces yo creo, en ese sentido ven a las estructuras de las fuerzas armadas, a la Policía, que antes la Policía era una institución muy respetada, ahora como parte de una máquina de represión del régimen de Ortega.
¿La política de Trump hacia Nicaragua y América Latina en 2020 se mueve en base a intereses, a principios, o a su propia estrategia electoral de reelección?
Yo creo que la Administración Trump ha tenido mucho problema en enfocar una estrategia coherente hacia América Latina, y dudo que en un año electoral eso vaya a cambiar dramáticamente.