22 de diciembre 2021
Desde el estallido social de abril de 2018, la represión del régimen de Daniel Ortega ha generado una ola de solidaridad internacional con los nicaragüenses. Organizaciones defensoras de derechos humanos y Gobiernos democráticos se han pronunciado en defensa del pueblo nicaragüense. Pero la solidaridad permanente descansa, sobre todo, en las redes de personas en Norteamérica, Europa y América Latina.
El actor estadounidense Michael Wayne Foster, la economista feminista vasca, Clara Murguialday; y el jubilado comunicador holandés, Dick Bol; son tres extranjeros que ayudan a los nicaragüenses a sortear los males de la dictadura.
El vínculo
“Yo tengo a bien considerar que lo más bonito que me ha pasado en mi vida, la experiencia más interesante que he vivido -y doy gracias a las diosas de haber podido estar ahí-, son todos los años que viví en Nicaragua y toda mi relación con las mujeres y con el pueblo de Nicaragua en general”, dice Clara Murguialday sobre su vínculo con Nicaragua.
Los extranjeros Murguialday y Bol tienen estrechos lazos con el país que se remontan a la década de 1980, en tiempos de la revolución sandinista.
“Yo viajé a Nicaragua a comienzos del año 80 con una mochila y una guitarra, entusiasmada por el triunfo de la Revolución Popular Sandinista. Mi intención era quedarme un par de años, finalmente me quedé 20 años por esas tierras (centroamericanas), 12 de los cuales estuve viviendo en Nicaragua prácticamente hasta el año 92 que me fui a vivir a El Salvador”, relata esta economista y feminista.
Bol llegó un poco más tarde que Murguialday, aunque con el mismo deseo de colaborar y ser parte del proceso revolucionario.
“Estuve por primera vez en Nicaragua en 1984, para ver cómo funcionaba la revolución y cómo funcionaban las campañas de solidaridad y cómo las campañas logran cambios. Entonces me quedé impresionado por la gente y la franqueza con la que se dieron las cosas. Y, dos años después, con otras personas, organicé el comité de solidaridad en Harlem", recuerda este holandés.
"Organizamos ocho o diez brigadas solidarias, brigadas de construcción, lo hicimos con nuestras manos. Apoyamos toda clase de actividades, casas comunales, muchas veces. En Ometepe construimos una nueva villa en un lugar en riesgo y casas comunales, e hicimos programas ambientales, de turismo, ese tipo de cosas... y aún hoy día existimos y estamos activos en acciones de SDG’s (Objetivos de Desarrollo Sostenible, por sus siglas en inglés): metas de desarrollo sustentable, y cambio climático”, detalla Bol.
Los sueños de revolución de estos veteranos amigos de Nicaragua se disolvieron ante el caudillismo de Daniel Ortega y su regreso al poder para instaurar una nueva dictadura. “Daniel Ortega y Rosario Murillo han traicionado los principios fundamentales de los valores de aquella revolución y de aquel Frente Sandinista y se empeñan, día a día, en conducir a Nicaragua hacia el abismo, hacia la destrucción económica”, asegura Murguialday.
Historia más reciente
El actor Michael Wayne Foster conocido por su papel como “Red Machete” en la serie The Walking Dead, supo sobre Nicaragua gracias a su esposa, Karina Foster.
Karina es una nicaragüense que llegó a Estados Unidos en 1979 huyendo, junto a su familia, de la inestabilidad y la violencia de aquel entonces, entre el fin de la dictadura somocista y la toma del poder del sandinismo. Solo tenía un año de edad.
“Mis lazos con Nicaragua vienen de mi esposa. Mi esposa y su familia son de Nicaragua, son de Managua. No sabía nada de Nicaragua, sabía que estaba en Centroamérica, pero eso era todo. Entonces la conocí y aprendí mucho. Su padre era un doctor en Nicaragua y su madre era enfermera, y ellos tuvieron que huir con la revolución, con los sandinistas”, relata Foster en inglés, aunque siempre se atreve a decir una que otra palabra en español.
“Veo a muchos de estos dictadores comunistas y socialistas, son bravucones y no me gustan los bravucones. Así que siempre voy a apoyar a las personas que defienden la libertad y la democracia”, asegura el estadounidense.
La ayuda
En 2018, Foster popularizó entre los estadounidenses el hashtag #SOSNicaragua, gracias a fotos y videos que compartió, junto a esa etiqueta, en sus redes sociales para alertar y denunciar la represión en Nicaragua. Sus mensajes se replicaron por miles entre sus seguidores.
“Siempre consideré que mi trabajo era informar a los estadounidenses sobre lo que está sucediendo allá. Mi idea fue salir con el SOS Nicaragua y lo hice con una camiseta. Así que teníamos un par de camisetas diferentes y las vendimos. Comenzó con nosotros haciendo videos y, luego, después de los videos, decidimos vender las camisetas para ganar algo de dinero y queríamos dar ese dinero a una organización benéfica, así que se lo dimos a (la fundación) Al-Barro y, ya sabes, tras uno o dos años, nos quedamos con ellos. También donamos y damos nuestro tiempo”, comenta Foster.
Clara Murguialday es defensora de los derechos humanos de los nicaragüenses y enfoca su ayuda en la lucha feminista.
“Básicamente, mi relación ha sido siempre de colaboración, también de formación, de apoyo, de acompañamiento a los grupos de mujeres y a los grupos feministas, en lo que me demandaran y en lo que yo buenamente podría contribuir. Las mujeres organizadas, las feministas saben que cuentan conmigo para tareas de solidaridad, para apoyo, para acompañamiento, para acompañarlas en la denuncia de lo que está ocurriendo en Nicaragua, de las violaciones de derechos humanos, de las políticas anti feministas que se vienen implementando y que hacen retroceder cada año más y más los derechos conquistados por las mujeres en Nicaragua”, señala Murguialday.
Tarea difícil
Con el cierre de más de 50 oenegés y la persecución en contra de cualquier ciudadano que exprese una opinión contraria a la del régimen, ayudar a los nicaragüenses se ha convertido en una tarea difícil.
“Creo que es difícil ahora y si se ayuda a la gente en Nicaragua, también los pones en peligro. No puedes hacerlo abiertamente en Nicaragua, no podemos decir que somos solidarios. Si no somos solidarios con el señor Ortega, entonces eres enemigo del señor Ortega”, comenta Bol.
“Nos dicen que es que se cierran puertas, ventanas, se cierran caminos de ayuda, que la represión está cada día más dura. Que no les dejan ni respirar", asegura Murguialday.
"Tengo una buena cantidad de amigas en el exilio, presas, perseguidas, escondidas. Cada día es más difícil establecer contacto con ellas, contacto seguro que no las ponga en riesgo, mandar apoyo económico para que sobrevivan a la pérdida de empleo, al cierre de las ONG, al allanamiento de su lugar de trabajo”, agrega Murguialday.
“He hablado con otros periodistas como tú antes, en Nicaragua, y sé que es muy difícil para ti hacer llegar el mensaje sin preocuparte por ser censurado o arrestado, y, Dios no quiera, que te maten. Entonces es muy difícil hacer algo”, ejemplifica Foster.
Además de las barreras impuestas por el régimen a la ayuda humanitaria, Foster redujo su apoyo a algunos nicaragüenses, por diferencias políticas.
“Estaba herido por algunos nicaragüenses y me distancié de ellos en las redes sociales, porque me di cuenta de que algunos de los nicaragüenses a los que estaba tratando de ayudar apoyaban abiertamente a los candidatos socialistas en Estados Unidos. Y cuando vi eso, fue como, 'déjame entender esto correctamente: estás dejando una dictadura socialista y brutal para venir a mi país que amo. Me casé con una inmigrante, amo a los inmigrantes. Pero vas a venir a mi país y luego votar por personas que tienen la misma mentalidad que la persona y la dictadura de la que estás huyendo. No somos amigos'”, sentenció el actor.
El deseo
Aunque el panorama sobre Nicaragua es incierto y la dictadura de Daniel Ortega parece consolidada, los extranjeros Foster, Murguialday y Bol mantienen la esperanza de que la crisis nicaragüense tenga un buen desenlace.
“Creo que Nicaragua tiene que cambiar. Y las únicas personas que pueden cambiar Nicaragua son los nicaragüenses y la única cosa que podemos hacer (nosotros) es apoyarlos en ese proceso”, comentó Bol.
“Yo espero que más pronto que tarde, Daniel Ortega y Rosario Murillo se vayan. No sé cómo hay que hacer para lograrlo. No lo sé, realmente no lo sé. Pero yo espero que la oposición unida, la oposición democrática, unida a las fuerzas sociales 'azul y blanco' en Nicaragua, encuentren la manera de sacar del Gobierno a Daniel Ortega y Rosario Murillo y a toda la camarilla que le apoya, e iniciar una transición hacia una recuperación de la democracia, recuperación de las instituciones, reparación, justicia y verdad por todos los crímenes de lesa humanidad que se han cometido desde el 2018”, expresó Murguialday.
“Quiero que los nicaragüenses sean libres, que puedan prosperar en su propio país”, son los deseos de Foster.