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El obispo Carlos Herrera decide no responder a los ataques virulentos que Daniel Ortega ha lanzado contra sacerdotes y obispos.
El obispo de Jinotega, monseñor Carlos Herrera, utiliza frases cortas y directas, para describir el desamparo en que se encuentran las familias nicaragüenses al terminar el año 2021, por “el desempleo, la delincuencia y la inseguridad política”, y se aferra al mensaje de que “el Señor camina con nosotros en medio del sufrimiento, de la pobreza, es un mensaje de llevar esa esperanza de que el futuro será mejor”.
Recién electo como presidente de la Conferencia Episcopal de la Iglesia católica en Nicaragua, el obispo decide no responder a los ataques virulentos que Daniel Ortega ha lanzado contra sacerdotes y obispos, a quiénes califica de “terroristas” y “criminales”.
“Es parte del ministerio, del profetismo que la Iglesia tiene que hacer, y no vamos a contestar de la misma manera”, dice con aplomo. La Iglesia no busca protegerse a sí misma, explica, “sino el bien de todos, de todo el pueblo de Nicaragua, de los que estamos sufriendo, y aún del Gobierno, también. Ese es nuestro mensaje”.
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