18 de diciembre 2021
El premiado escritor nicaragüense Sergio Ramírez, fue seleccionado por el Grupo de Diarios América (GDA) como el personaje latinoamericano 2021 por su "activa defensa de la libertad de expresión y de la democracia en Nicaragua". En el marco de este reconocimiento, el escrito fue entrevistado por el diario argentino La Nación
El Grupo de Diarios América está conformado por el diario La Nación (Argentina), O Globo (Brasil), El Mercurio (Chile), El Tiempo (Colombia), La Nación (Costa Rica), La Prensa Gráfica (El Salvador), El Universal (México), El Comercio (Perú), El Nuevo Día (Puerto Rico), El País (Uruguay) y El Nacional (Venezuela).
En la entrevista, Ramírez advierte que la crisis sociopolítica de Nicaragua y la farsa electoral del pasado 7 de noviembre con la que Daniel Ortega y Rosario Murillo se recetaron cinco años más de Gobierno, puede empujar a una mayor polarización en América Latina.
Para el escritor, América Latina se enfrenta en dos polos opuestos en la actualidad: democracia y tiranía. Y la reciente farsa electoral que realizó Daniel Ortega en Nicaragua provoca mayor polarización en los países que se encuentran en sistemas democráticos.
Sergio Ramírez, quien se encuentra exiliado luego que el régimen de Ortega ordenara su detención en Nicaragua, dijo que parte de las luchas de algunos países de la región son por la permanencia en el poder de sus dirigentes de forma indefinida.
Tal es el caso de Daniel Ortega en Nicaragua, que el 7 de noviembre pasado se reeligió como presidente con un 75% de votos asignados por un Consejo Supremo Electoral que él controla. Fue un proceso de votaciones en la que Ortega no tuvo competencia política, luego que encarcelara a todos los precandidatos presidenciales que lo adversaban, y cancelara la personería jurídica de dos partidos políticos.
“Un proceso de esta naturaleza lo que crea es mayor polarización en aquellos países que están en un sistema democrático, por imperfecto que sea. Entre los países que llevan procesos electorales y tienen esta manera institucional de sustituir a los gobiernos cuando vencen sus períodos, y aquellos otros gobiernos en que, como el de Nicaragua, su única voluntad política es quedarse para siempre en el poder, no importa cuán ferozmente se pase por encima de las leyes, la Constitución; la violación de los DD.HH., la represión”, dijo el escritor.
Ramírez analizó los procesos de destitución de presidentes en algunos países como el Perú, por ejemplo, donde el presidente Pedro Castillo estaba siendo sometido a un proceso de destitución que el Congreso rechazó durante la primera semana de diciembre.
Según el escritor nicaragüense, estos procesos aunque funcionen bien o mal, son parte de las democracias. “Y aunque estos son mecanismos que pueden funcionar mal o bien, son mecanismos democráticos. Yo estoy hablando del cierre total de oportunidades, de que el electorado está preso dentro de su propio país, exiliado o preso en las cárceles, y no se puede expresar de ninguna manera”.
Preocupación con El Salvador
Uno de los países que cree se deben ver con preocupación es El Salvador. El presidente Nayib Bukele goza de popularidad, dice Ramírez, a diferencia de Ortega, quien no tiene apoyo en Nicaragua.
“A muchos les parece que lo está haciendo bien (Bukele), y esos son los grandes riesgos que tiene la opinión expresada democráticamente. Bukele invadió la Asamblea Nacional con fuerzas militares, luego sustituyó a los jueces de la Corte Constitucional y de la Corte Suprema, y a nadie le pareció mal. Me parece que es un peligro que se va incubando dentro de los sistemas políticos por los cuales, al fin y al cabo, se paga un enorme precio. Pero nunca compararía a Ortega con Bukele. Bukele abusa de las instituciones, se siente árbitro de los destinos del país. Una pésima tendencia, pero en Nicaragua la gente por esa tendencia pagó un precio de cárceles, exilio y muerte", señaló Ramírez en la entrevista.
Al ser consultado por qué creía que Nicaragua no pudo contener a un Daniel Ortega que se aferra al poder, Ramírez recordó que desde el inicio de las protestas sociales de 2018, el régimen de Daniel Ortega utilizó a la Policía y grupos paramilitares para sofocar las protestas sociales.
Ello llevó al asesinato de 355 personas según el último recuento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “Lo que Ortega hizo al desatar la represión fue multiplicar por tres las fuerzas de policías, echó mano de las fuerzas paramilitares que las sacó con fusiles, francotiradores, sicarios. Entonces, el país no se mueve hacia una transformación democrática, porque por el momento se encuentra bajo una represión muy cerrada, que no deja respiro, sobre todo porque la diferencia entre dictadura y tiranía es bien importante en este sentido”, apuntó Sergio Ramírez.
Esa represión también se hizo acompañar de la aprobación de una serie de leyes que buscaban poner más presión sobre los grupos de oposición. La Ley de Soberanía, por ejemplo, argumento utilizado por el orteguismo para apresar a candidatos presidenciales, o la Ley de Ciberdelitos, que busca callar cualquier voz que critique la gestión del régimen ante crisis como la pandemia, por ejemplo.
Los cálculos actuales estiman que más de 100 000 nicaragüenses abandonaron el país desde que inició la represión en 2018, muchos buscando destinos como Estados Unidos, Costa Rica o España. Ramírez es uno de ellos.
La situación no es única en la región latinoamericana. En Venezuela, cuyo régimen es aliado de Daniel Ortega, también ha provocado la migración de por lo menos cinco millones de personas, en comparación, es casi la población total de Nicaragua que alcanza los 6.5 millones de habitantes.
Ramírez recordó que las similitudes políticas de ambos regímenes son mucho mayores que las económicas y por tanto, Maduro y Ortega lo que buscan es ganar tiempo cuando convocan a diálogos.
“Ahora, en lo político, me parece que las estrategias de Maduro y Ortega son muy parecidas, que es la estrategia de ganar tiempo: convocar al diálogo, engatusar a la oposición, dividirla, celebrar elecciones falsas. Con la diferencia de que, gracias a cierto apoyo de la comunidad internacional, las de Maduro ganan un poco más de credibilidad, y la participación de parte de la oposición las legítima”, dijo el escritor.
Tras las elecciones de Nicaragua el pasado 7 de noviembre, Ortega ha ido quedando aislado de la comunidad internacional y sus elecciones sin competencia fueron declaradas como una “farsa”, por parte de Estados Unidos y la Unión Europea.