17 de diciembre 2021
Los representantes de Honduras y El Salvador ante el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), mantuvieron su apoyo financiero a la dictadura de Daniel Ortega, votando junto a México, Argentina y Corea, para aprobar el préstamo de 382.6 millones de dólares, para la ejecución del décimo ‘Programa de Ampliación y Mejoramiento de Carreteras’.
El lunes pasado, el Banco informó por medio de una nota de prensa, que había aprobado ese préstamo —que suma casi 13 600 millones de córdobas— para construir y mejorar 185.2 kilómetros de carreteras en nueve municipios del Pacífico y dos del Caribe Sur, comenzando con “la mejora” de 119.5 kilómetros de vías en Rivas, Carazo y Managua, para construir La Costanera.
La votación por mayoría en contra de la idea vergonzante de aparecer junto a Daniel Ortega inaugurando la nueva sede del BCIE en Managua, abrió un compás de espera para ver cómo se posicionaban los países dueños del banco regional, después de decidir que la imagen de la institución sufriría demasiado si se le permitía al presidente ejecutivo del Banco, el hondureño Dante Mossi, aparecer en la foto junto con la pareja gobernante nicaragüense.
Y si en aquella ocasión Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Panamá, Dominicana, España, México, Taiwán, y Corea del Sur, más Argentina y Colombia (que tienen un solo voto mancomunado), se unieron para atrasar la inauguración del edificio, esta vez solo Guatemala, Costa Rica, Dominicana y España votaron en contra. Panamá y Taipéi se retiraron de la sesión, lo que facilitó que el préstamo se aprobara con los votos de Nicaragua, Honduras, El Salvador, México, Argentina y Corea.
Belice y Cuba son socios sin derecho a voto.
Aun cuando la gran cantidad de funcionarios y adeptos al régimen que han sido sancionados por Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, Suiza y el Reino Unido (entre ellos el ministro de Hacienda, Iván Acosta, gobernador de Nicaragua ante el BCIE, y su vice, José Adrián Chavarría), podrían contaminar al Banco, sus directores decidieron aprobar el préstamo, después que Mossi les asegurara que tenía el visto bueno estadounidense.
CONFIDENCIAL solicitó información sobre este préstamo en particular, pero a la hora de cierre de este texto, no había respuesta alguna por parte del BCIE.
El visto bueno estadounidense
Una fuente del Banco, que conoce parte de lo que se discutió sobre el préstamo, relató a CONFIDENCIAL que Mossi consultó con autoridades del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que son quienes administran las listas de sancionados, para saber si un préstamo destinado a la construcción de carreteras, podría recibir objeciones de Washington.
Según la fuente, Mossi les dijo que al ser fondos para ayudar a las comunidades, el préstamo estaría exento del riesgo de generar una sanción, al menos, de parte de Estados Unidos. El representante por Nicaragua, Uriel Pérez Acuña, secundó la idea asegurando que las vías a construir, ayudarían a comunidades pesqueras e indígenas a sacar su producción para venderla más fácilmente, y con mayores garantías de seguridad.
A favor de Nicaragua se mencionó el hecho que el país es uno de los que presenta mejores índices de operatividad y cumplimiento, aunque lo más probable es que sea porque Ortega no tiene que rendirle cuentas a una Asamblea Nacional que lo cuestione, ni tiene reparos en maquillar la documentación que maneja, explicó la fuente.
Entre los argumentos citados para oponerse a la aprobación del préstamo, se señaló que no es el momento adecuado (en especial, después de un nuevo fraude electoral de Ortega, condenado por 25 países de la Organización de Estados Americanos), además de un par de importantes tecnicismos financieros.
El primero de ellos, es que el Índice de Capital Ajustado por Riesgo (RAC, por sus siglas en inglés), ha disminuido en los últimos años, en la medida en que el Banco comprometía más recursos con Nicaragua y El Salvador, por lo que esa medida -cuyo nivel óptimo es mayor a 15- ha ido disminuyendo en los últimos años, para caer desde el 17 en que se encontraba hace dos años, al 13.4 en la actualidad.
El otro tiene que ver con el hecho que algunos directores sienten que el Banco está poniendo demasiados ‘huevos’ en la ‘canasta’ llamada Nicaragua. El país pasó de ser el cuarto mayor receptor de recursos del banco, al segundo, mientras una economía como la costarricense, varias veces mayor a la nica, cayó hasta el cuarto lugar.
Información publicada por el Banco, indica que hasta el cierre de 2019, Nicaragua tenía una deuda de 1369.3 millones de dólares con el Banco, de un total de 2075.8 millones en préstamos aprobados.