17 de diciembre 2021
El presidente Daniel Ortega dijo en varias ocasiones a la Policía que su misión es “defender la paz y la seguridad del prójimo”, durante la graduación —la noche de este jueves 16 de diciembre— de veintisiete de los cadetes de la Academia Walter Mendoza. El mensaje desafía al mundo que ha denunciado los reiterados y sistemáticos abusos de derechos humanos cometidos contra los ciudadanos por el régimen.
Ortega, cuyo Gobierno es cuestionado por la mayoría de la comunidad internacional por la represión y las votaciones ilegítimas del 7 de noviembre pasado con las cuales se aseguró un cuarto mandato consecutivo, atribuyó la actuación de sus fuerzas represivas a una mística cristiana.
“El que entra a la Policía sabe que no entra para enriquecerse, igual que el que entra al Ejército. Vienen con una misión, que es el mandato de Cristo: ama al prójimo como a ti mismo. Están dispuestos a dar la vida para defender la paz y seguridad del prójimo, que son las familias nicaragüenses”, aseguró el gobernante.
El acto fue presidido también por su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, la jefatura policial y la comandancia del Ejército, para enviar un mensaje de fuerza interno, justo cuando el aislamiento internacional es mayor y, para contrarrestarlo, el Ejecutivo busca respaldo con China, Cuba, Venezuela y Rusia.
Ortega dijo que las protestas de abril de 2018 no se “deben olvidar”, mientras atacó en otro momento a los “Judas” y “Caínes” que piden intervención contra Nicaragua al destacar el legado del héroe Benjamín Zeledón, asesinado en 1912 y a quien la Policía dedicó la promoción de oficiales con adulaciones tales como escuchar al director decirle a Ortega y Murillo que son herederos del legado de Zeledón y Sandino.
En 2018, miles de ciudadanos demandaron un cambio de Gobierno inconformes con Ortega y Murillo. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) documentó 355 asesinatos, 2000 heridos y la salida de más de 100 000 personas al exilio para resguardar su seguridad, a consecuencia de la represión.
Sin embargo, en el discurso oficial, Ortega insiste en que hubo un “intento de golpe de Estado” con las protestas, un señalamiento del que los organismos de derechos humanos no encontraron evidencia y, todo lo contrario, describieron la comisión de delitos de lesa humanidad contra la ciudadanía y el uso excesivo de la fuerza para aplacar las manifestaciones críticas a la dictadura.
“No se debe olvidar que desgraciadamente siempre existen los que quieren hacerle daño al pueblo, destruir los programas que se van desarrollando en beneficio de los pobres, la prioridad y la razón de ser de nuestros Gobiernos es servirle a la patria, defendiendo la soberanía del país para garantizar la paz y estabilidad, para sacar de la pobreza al pueblo nicaragüense”, insistió el gobernante.
Desde septiembre de 2018, además, la Policía mantiene un estricto control de la ciudadanía, impidiendo protestas de opositores y manteniéndolos bajo asedio incluso a las puertas de sus casas en un estado de facto que ha significado que se conculcaran los derechos civiles de los nicaragüenses.
Para Murillo, los policías son héroes. “Sabemos que son héroes, porque independientemente de que sean jóvenes tienen una actitud heroica. Porque saben que estar en la Policía es servir a las familias, y es, a riesgo de la propia vida, garantizar la seguridad y la tranquilidad entre los hogares y las comunidades”, añadió en su intervención posterior a la de su marido.
La vicepresidenta dijo también que, como Gobierno saben lo trascendental que es vivir en paz, porque han sido víctimas del “vandalismo y el terrorismo”, “que encuentra justicia en estos tiempos”, cuando el régimen es acusado también de manipular a la justicia y abrir procesos contra opositores, llegando a sumar más de 160 presos políticos.
Ella, sin embargo, lo que observa es que se ha querido fomentar la división entre las familias y sembrar cizaña. “Decimos que somos un pueblo con fuerza de victorias, fuerza de espíritu, fuerza de victorias, y decimos que cada día, cuando nos comprometemos a fortalecer la paz, nos comprometemos a fortalecer la unidad, porque es en unión que garantizamos la paz”, alentó Murillo.
Jefatura y cadetes ratifican lealtad
El mensaje de Ortega y Murillo encontró eco en las autoridades policiales y también entre los graduandos. El jefe de la institución, el primer comisionado Francisco Díaz—consuegro de la pareja presidencial— ratificó la lealtad policial a la jefatura suprema presidida por el mandatario.
El mejor estudiante de la graduación, el inspector Néstor Arancibia, se alineó y también aduló a la pareja presidencial, atacando a los “malos hijos de la patria”, a “los peleles” que atentaron contra “la estabilidad y paz” al cometer actos “abominables de terrorismo”, refiriéndose a las protestas de 2018.
“Nos comprometemos a seguir fortaleciendo una patria digna para todos y todas, demostrando nuestro amor a Nicaragua, juramos, a nuestra revolución y a nuestra jefatura suprema, lealtad y obediencia”, dijo Arancibia ante la mirada complacida de Murillo.
Para el graduando, “estos abominables actos de terrorismo y vandalismo (los de 2018), nos enseñaron que debemos estar alertas para defender a las familias nicaragüenses y recordar en todo momento que con la paz no se juega”.
La pareja presidencial correspondió posteriormente a las adulaciones y el dictador se preguntó qué sería de Nicaragua sin la mística y vocación de servicio tanto de policías y militares, instituciones fundadas durante la revolución sandinista en 1979. En los medios oficialistas, también se destacó el discurso del joven graduando.
Llama a Colombia “un narco-Estado”
Otro momento clave de la comparecencia de Ortega en la Academia de Policía fue cuando profirió múltiples ataques a Colombia, que ha cuestionado las violaciones de derechos humanos cometidas contra los nicaragüenses. Al país suramericano lo calificó como un “narco-estado”.
El gobernante sandinista dijo que no tienen moral para hablar del tema de DD. HH. cuando, desde la firma de los acuerdos de paz con las FARC en 2016, se sigue asesinando.
“¿Con qué autoridad moral puede hablar Colombia de seguridad, de derechos humanos, en Nicaragua, si ahí se violan los derechos humanos permanentemente? Nosotros quisiéramos que hubiera paz en Colombia, pero todos los días están asesinado”, reiteró Ortega refiriéndose a un país, con el cual mantiene un conflicto limítrofe en cortes internacionales.
Los ataques verbales a países críticos a su gestión, como Colombia, Canadá, Estados Unidos y la Unión Europea hacen parte de la estrategia con la que Ortega justifica su política de “no intervención”, cuando en realidad esas naciones lo que demandan es un restablecimiento de la democracia, lo que pasa por la liberación inmediata de los presos políticos.
El Ejecutivo nicaragüense celebró este año la graduación de 3402 oficiales de la Academia Walter Mendoza, de los cuales este jueves se graduaron 27 cadetes como licenciados en ciencias policiales. Del total, 185 se prepararon como agentes antinarcóticos y 90 son del área de inteligencia, entre otras especialidades.