25 de noviembre 2021
La gente está gritando sus dolores usando las redes sociales en Nicaragua, convertidas en muros de lamentos y canal para pedir auxilio emocional. Se registran expresiones de tristeza profunda, de asfixia, más emoticones de llantos y de cabeza explotando. Estas expresiones se vienen publicando en Facebook y Twitter relacionados con la crisis sociopolítica que vive el país desde 2018, según revela nuestra observación sistemática realizada desde diciembre de ese año hasta la fecha.
A veces un tuit no es solo un tuit, sino la única manera que encontró el usuario para decir lo innombrable que le hace sufrir, lanzado como mensaje en botella hacia el mar revuelto de los timelines. A veces, es un estado en Facebook donde la usuaria narra su estado de ansiedad ahondando en detalles para ejercer su libertad de expresar sus emociones y compartir cómo salió del hoyo. Y sus seguidores le contestan “x2”, “x100” o “x1000”, que es el formato usado en las redes para decir que comparten su sentimiento.
Que la crisis política afecta la salud mental de los nicaragüenses lo aseguran los especialistas que están atendiendo historias de ciudadanos que centran el origen de sus males en la represión ejercida por el régimen en las calles y en las redes sociales. Ahora también, estas últimas son utilizadas para expresar lo que la violencia política ha provocado. Los reprimidos ahora gritan las secuelas de la represión.
“Los espacios digitales y redes sociales están siendo espacios para expresarse, hacer catarsis e incluso obtener contención de otras usuarias. Se lee a muchas personas jóvenes con profundas crisis de ansiedad, ataques de pánico e incluso manifestando tener problemas para sus actividades cotidianas como el estudio o trabajo”, expresa “Helen”, sicóloga nicaragüense que prefiere que no publiquemos su verdadera identidad para resguardar su seguridad. Ella trabaja con gente en los barrios, fuera de la Managua y ha observado las dinámicas de internautas desde antes de 2018.
Qué dicen los nicas cuando expresan sus emociones en crisis
Para Franklin Hooker, especialista en género y comunicación, “muchas y muchos enfatizan en narrativas como el “aquí y ahora”, “un día a la vez”, “amanece, siempre amanece”, “abrazar la esperanza”, “pedir ayuda está bien”, “la vida que merece la pena ser vivida”, “poner la vida en el centro”, “saldremos de esta crisis”, “no hay mal que dure 100 años”, “transformar el dolor en una lucha contra el olvido”. Mediante estas narrativas cuentan cómo están lidiando con las crisis, o bien, ofrecen palabras de aliento a otras personas para sostener sus procesos de recuperación emocional”.
Hooker, que también estudia las “narrativas subversivas de lesbianas y homosexuales en el ciberespacio nicaragüense” y trabaja en el Programa Feminista La Corriente, también recuerda que “en las redes sociales se reflexiona sobre la responsabilidad de hablar y procesar los duelos y las heridas que abre la violencia institucional, pues en los años 80 fue un tema que no se atendió con la emergencia que se requería (no se implementaron políticas públicas de salud), los esfuerzos por avanzar en la elaboración de los duelos post guerra vinieron desde organizaciones de sociedad civil”.
Los traumas generados por las guerras que ha sufrido el país anteriormente –y que no se resolvieron adecuadamente– han traspasado a las generaciones y quienes han experimentado la actual represión viven en situación multitrauma dentro de las familias.
Siendo relatos personales que se publican en las redes sociales para sus seguidores confirmados, les pedimos permiso para publicarlos y declinaron amablemente porque precisamente esta es otra manifestación psicológica de lo que sucede: quieren evitar sumar a su sufrimiento el estigma político y cultural con respecto a expresar en público sus heridas, que el régimen les reprima también al estar afectados por haber sido reprimidos políticamente.
Por eso, de todos los relatos publicados, hemos detectado cinco expresiones –entre muchas– de cómo la crisis sociopolítica continúa afectando la salud mental y cómo las expresan los usuarios en las redes sociales nicaragüenses:
- Necesidad de vivir el duelo dignamente
Las madres, padres, familiares y amistades de las personas asesinadas por los paramilitares vieron impedida su expresión de dolor en público. Se han roto del dolor al ver a sus hijos muertos, no los pudieron enterrar con dignidad, tuvieron que escuchar cómo los gobernantes despreciaban a sus muertos, desde las redes sociales orteguistas se burlaban de cada persona asesinada. Los dolientes ahora utilizan las redes sociales para celebrar misas online en recuerdo de sus deudos cada mes, cada año. Continúan exigiendo que se haga justicia en el único sitio que tienen –sus redes– para colocar la foto de sus deudos sin que llegue la Policía a amenazar. Y encima, cargando su dolor se han visto obligados a huir hacia otros países.
- Presenciar la agonía y la muerte en vivo
La necesidad de estar informados sobre la brutal represión del régimen obligó a los usuarios de redes sociales a ser testigos inmediatos de las muertes y agonías de la gente asesinada por los paramilitares. Fueron videos que se emitieron en vivo y con la inmediatez que caracteriza a las redes fueron virales alcanzando a casi la totalidad de las comunidades digitales nicas. Casi no hay un usuario que no haya sido expuesto a la agonía y muerte de alguno de los 355 asesinados por el régimen. Enfrentarse con la muerte de esta manera provocó ansiedad en algunos usuarios. Además “las detenciones y asedios a personas jóvenes alteran mucho los estados anímicos de las personas, se lee en redes los estados ansiosos, incapacidad de concentración en sus actividades y mucha desesperanza”, analiza “Helen”.
- Jóvenes con sueños truncados, sin trabajo
La represión causó la crisis sociopolítica y esto ocasionó la crisis económica, también. Muchos ciudadanos renunciaron a las empresas del régimen para no ser colaboradores de la represión. Otros, cabezas de familia, tuvieron que exiliarse para salvar sus vidas. “Me quedé sin trabajo”, “estamos emprendiendo en solitario”, “aquí está mi CV, ayúdenme con un retuit”, “nos acabamos de casar, íbamos a comprar nuestra casa, ahora tenemos que exiliarnos para desarrollarnos como profesionales” son algunas de las frases que giran por las redes sociales expresando los sueños truncados de los jóvenes. Las frases siempre empiezan con “ayuda para tal cosa”, pidiendo auxilio para poder salir del laberinto emocional al ver su futuro diluirse entre la propaganda de “normalidad” del régimen.
- No poder hablar, reunirse, expresarse o criticar en público
El régimen prohibió la expresión pública de las ideas políticas y de las emociones políticas. El nicaragüense se mira impedido a expresar cualquier emoción humana relacionada con la crisis en público, so pena de ser encarcelado. El impedimento de expresarse provoca en el ser humano, no silencio, sino una acumulación de ideas atoradas que pujan por salir. Y saldrán en forma de sueños o pesadillas, insomnios, falta de apetito o excesivo apetito. Es la represión del placer, porque expresarse es un placer. Así, los nicaragüenses viven las prohibiciones que viven los presos políticos, más de 150 que Daniel Ortega recluyó en sus mazmorras por expresar sus ideas en público. “No es que padeciera de insomnio, es que necesitaba dormir con él a mi lado. Ahora duermo bien”, escribió en un celebrado tuit una joven que se reunió con su hija pequeña después de tres años de haber huido por veredas cuando los paramilitares del régimen la perseguían por todo el país.
“Las redes sociales han sido un espacio de fuga, de refugio, de catarsis, un punto focal para pedir ayuda, para sentirse escuchado, comprendido, acompañado, acuerpado. Un lugar donde las y los usuarios han podido hablar de los duelos generados por la crisis de abril (de 2018) y las múltiples manifestaciones en la salud física y emocional”, reflexiona Hooker.
- Los orteguistas también lloran
La crisis política también afecta a la salud mental en la gente que participa del régimen. Basta observar cómo se alteran Ortega y Murillo cuando hablan en público emitiendo palabras de odio hacia los ciudadanos que les adversan, y cómo no se alteran cuando se deberían alterar emocionalmente al hablar de la crisis que viven los ciudadanos. El uso excesivo de guardas de seguridad para ellos mismos y sus familiares revela la vivencia del terror a que les ocurra “algo”. Igual ocurre en las redes sociales orteguistas donde manifiestan auténtica obsesión con “los puchos” y se les desbordan las emociones negativas acoso selectivo y deseo que “desaparezcan” como si fueran fantasmas que les persiguen. Y ya no se diga del mayor grito emocional del trauma de la guerra de los 80 que emitieron los paramilitares afines al sandinismo que ocultos con pasamontañas y agitando sus armas celebraban los ataques cantando “el comandante se queda”. Incluso, bailando las muertes. El régimen les otorgó el rol de “los desalmados”, perpetuándoles el trauma.
Queremos compartir este pequeño hilo sobre:
¿Qué podés hacer vos para aportar a la prevención del suicidio?⬇️
— Sanar Nicaragua (@Sanar_nic) November 24, 2021
Las redes sociales ayudan a salir
Alguna gente grita su dolor por las redes sociales y otra lo calla y decide quitarse la vida al no encontrar salida a sus angustias. Los casos de suicidio van en aumento, según reportan los mismos usuarios nicaragüenses, quienes además usan sus redes sociales para despedirse de sus amistades que decidieron por su cuenta.
“Considero que lo más importante al encontrarnos con tuits o estados desesperados, es entender que la persona está haciendo uso de un recurso importante que es sacarlo o exteriorizarlo, independientemente que sea un espacio digital, es su forma de hacerlo”, advierte “Helen”, y añade que es “importante tener en cuenta el no invalidar lo que la otra persona está sintiendo, las noticias sobre la situación política impacta de forma diferente a cada personas. También se puede ofrecer contención, que la persona sepa que no está sola y merece ser escuchada, también hacerle saber de espacios que ofrecen ayuda para ser atendida por profesionales”.
Hooker coincide e informa que “en el caso de personas LGBTIQ+ existe un Observatorio nacional de situaciones de discriminación y violencia contra cuerpos disidentes, una iniciativa coordinada por el Programa Feminista La Corriente y donde además de la documentación de hechos, las personas pueden solicitar apoyo para acompañamiento psicosocial”.
Si se teclea la palabra “suicidio” en Twitter, la empresa dueña de la red social ofrece en algunos países una información que destaca visiblemente para llamar a los teléfonos de organizaciones locales que ayudan a la gente para reconsiderar su situación emocional. Si tecleás en Facebook, la empresa Meta señala como destacado dónde acudir si el usuario presenta depresión, ansiedad, estrés, duelo y pérdida. Dice: “Explora sugerencias. Consulta ideas de expertos sobre acciones positivas que puedes realizar para cuidar tu salud emocional”.
En Nicaragua, los profesionales de la sicología y la siquiatría han organizado una red autoconvocada, muy discreta, para atender a las y los usuarios que les soliciten “resolver y trabajar” sus estados emocionales. Y además, dentro de las mismas redes sociales actúan cuentas, resguardando su identidad, que hacen campañas sociales de prevención y ayudan a desarrollar hábitos resilientes para enfrentar la crisis sociopolítica.
Hay que seguir a estas cuentas en Twitter y Facebook, para solicitar ayuda, para mantenerse informados, para recomendar a alguien, para pedir orientación de cómo ayudar a otras y otros. Aquí las cuentas de grupos de sicólogos que mantienen un perfil público en Nicaragua: