20 de noviembre 2021
El día en que lo iban a premiar el caricaturista se levantó como cualquier otro día en los últimos 25 años de su vida, buscando la idea para la pieza de mañana.
Esa caricatura que sin ser quizás la más perfecta será siempre la más importante porque es la que nos recuerda que seguimos acá, para criticar lo criticable, conectar con la gente, hacer la crónica de nuestro camino juntos, y animarnos a mantener la esperanza en un mañana luminoso, a pesar de lo oscuro que pueda ser nuestro presente.
Gracias a Dios, a mi familia heredada y a la que he ido formando a lo largo de mi vida personal y profesional, por su compañía, su confianza y sus críticas.
Agradezco al consejo rector de la Fundación Gabo por distinguirme con este reconocimiento con el que nunca habría soñado el niño que en los ochenta devoraba las secciones y suplementos de humor y caricatura de cuánto diario cayera en sus manos.
Culpo a gente como Quino, a Fontanarrosa, a Róger, mi paisano y a los cientos de colegas de quienes me he nutrido después, de haberme seducido con su mordacidad para unirme a las filas de una profesión, que, si bien es muchas veces mal comprendida o ninguneada, ha sido y es una parte vital del panorama informativo, de análisis, denuncia y debate en los medios de comunicación.
Espero que premios de este calibre contribuyan a superar ese mito de que quienes trabajamos con el humor, no merecemos ser tomados muy en serio. Y es que, son irónicamente las fortalezas de este medio, es decir, el humor y su popularidad, lo que a veces causa irritación en los rostros graves de aquellos que creen que tomarse las cosas en serio significa hablar siempre con lenguaje rebuscado y cara de constipado. Me refiero a esa gente que cree que si pierde la solemnidad, perderá el respeto, la influencia o el temor que pueda imponer sobre el resto.
Puede decirse que estos personajes menosprecian el humor o no lo entienden, pero no pocas veces resulta que lo que le tienen es pavor porque el humor trabaja como arrancagrasa sobre la solemnidad dejando al desnudo las imperfecciones o carencias de sus reputables funciones como Gobierno, jerarquía, directiva o cualquier otro pedestal del que no quieran bajarse.
Espero que este premio ayude a reafirmar el lugar que la caricatura periodística puede tener dentro de este, "el mejor oficio del mundo" en sus diversas presentaciones y plataformas.
Agradezco también a CONFIDENCAL, donde publico actualmente, a Carlos Fernando Chamorro y el resto del equipo que lucha por mantener ese espacio de periodismo independiente en el actual contexto de censura y represión que vive nuestra Nicaragua.
La dictadura ha allanado dos veces nuestras instalaciones, los programas que producimos no pueden transmitirse abiertamente en las televisoras y radios del país, buena parte del equipo hemos tenido que salir al exilio para seguir haciendo nuestro trabajo, pero aun así... Seguimos día a día informando y compartiendo con la gente este difícil camino que esperamos nos lleve a la justicia, la libertad y la democracia que el pueblo de Nicaragua anhela.
Gracias pues a todo el periodismo independiente, veteranos y novatos de Nicaragua y otros países que resisten, insisten y persisten bajo ambientes de acoso y represión, porque con su ejemplo y compañía me inspiran diariamente.
Gracias también porsupuestísimo a la gente que me premia con su atención, en especial a mi gente de Nicaragua: no soy más ni menos que ustedes, soy un nica más ¡y no podría ser algo mejor!
Y ahora con su permiso, que la caricatura de mañana no se va a hacer sola.
*Palabras de agradecimiento al recibir el Reconocimiento a la Excelencia en el Premio Gabo 2021, otorgado por la Fundación Gabo (Fundación Gabriel García Márquez para el nuevo periodismo Iberoamericano)