16 de noviembre 2021
El inédito caso de un dictador con dominio absoluto sobre los tres Poderes de un Estado republicano clásico: el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial, más el ipegüe cuarto Poder Electoral, hace de nuestro país un mal ejemplo.
Y si agregamos que ese su absoluto poder el dictador lo hace extensivo a las estructuras burocráticas estatales y partidarias, hace del Estado una ficción. Esta ficción la confirmó él mismo al auto recetarse una cuarta reelección con la farsa electoral del 7 de noviembre, a los 21 años del nuevo siglo 21.
A esa farsa electoral, debemos agregar que nuestra triste peculiaridad histórica política no tuvo paralelo en los cien años del siglo XX ni en los 79 años del siglo XIX, que hacen la suma de los doscientos años formalmente independientes que compartimos con las naciones latinoamericanas, sin meter a Cuba, menos a nuestro querido y colonizado Puerto Rico.
Tan patética particularidad, para nada es motivo de orgullo para los nicaragüenses que votamos con nuestra ausencia contra la dictadura. Tampoco lo puede ser para los centenares de votos de conciencia emitidos desde las ergástulas del orteguismo, ni para los miles que viven en obligado exilio. Ellos hacen parte del pueblo que, sin haber votado, expresó su victoria política y moral sobre la dictadura.
Pero no solo esa palpable y masiva abstención causó la derrota política y moral de la dictadura, ni fue el único motivo de la desestabilización anímica de los dictadores. Ese malestar lo demostraron en el ostentoso y enflorado escenario político del 8-N, donde quisieron fingir alegría por una “victoria” que no fue, pero sí hubo un contundente motivo que hizo botar la gorra al dictador. Fue que el pueblo utilizó como arma virtual una consigna que se hizo viral previa a su abstención, con un: No hay por quién ni porqué votar… ¡porque mi candidato está preso!
II
Su mentira de que hubo una “gran participación en las elecciones” se desinfló ante los vacíos centros electorales, un hecho evidenciado gráficamente… ¡hasta por sus propios canales de televisión!
Las cifras oficiales de los supuestos casi tres millones de votantes, son increíbles por la comprobación gráfica de cuan vacíos estuvieron los centros de votación. También se comprobó por la superior asistencia que hubo durante de verificación –también documentada gráficamente— pese a que la verificación fue durante dos días, y la votación en un solo día.
Este detalle dice mucho acerca de la posibilidad de que, en menos tiempo debió haber mayor concentración de personas, pero sucedió lo contrario: durante los dos días la verificación los centros estuvieron más concurridos.
Todo eso, aparte de que en horas previas al domingo 7-N hubo persecución, encarcelamientos y allanamientos de moradas. Hasta la minoría que votó por el dictador lo hizo bajo amenazas y presiones. Y, si de hacer cuentas se trata, tenemos que tomar en cuenta todo lo que de las votaciones los medios de comunicación dieron cuenta y otras cosas que no quisieron ver, pero que otros vieron y lo cuentan, como:
+Militares y policías uniformados llevados a votar en autobuses por la mañana y luego vestidos de civil llevados a votar por la tarde.
+Chavalos votando sin la edad legal para hacerlo, pero celulados previamente para eso.
*Otros chavalos entre quince y dieciséis años, hijos de empleados públicos, fungieron como fiscales en algunas mesas electorales.
+Activistas que, listas en manos, fueron a buscar a orteguistas renuentes a sus casas y llevados a votar en taxis, en caponeras y hasta en sillas de rueda.
+Empleados públicos que no querían salir de sus casas, recibieron llamadas telefónicas constantemente de sus jefes desde muy temprano, dándoles la orden de ir a votar.
+Esa función inquisidora la cumplieron también algunos jueces con sus subalternos.
+Quien no había salido de su casa, se comprometía a hacerlo, y para que no mintiera, le recordaban la obligación de mostrar el lunes 8-N su dedo manchado.
+El Consejo Electoral primero prohibió portar celulares en los centros de votación, pero levantaron la prohibición cuando se hizo evidente la abstención…
*¿El motivo? Para obligar a los empleados públicos a tomarles foto a la boleta electoral con su voto en la casilla 2 del candidato D.O.S (y el amo de los 3: del jefe inquisidor, del empleado público y del presidente de la mesa electoral).
+El fin de la semana laboral, el viernes y sábado 5 y 6-N, los empleados y trabajadores de empresas de oficialistas, centros productivos y hospitales públicos fueron amenazados: el que no votara, que se quedara en su casa definitivamente, sin trabajo, a partir del lunes 8-N.
+Los picaditos consuetudinarios del barrio eran reclutados para que cumplieran “con su deber” de votar, aunque el voto no es obligatorio, según la ley.
III
Volviendo al dictador, encontramos el 8-N a un hombre llegando penosamente a la cumbre de su proceso vital con su pesado pasado a tuto, pero sin el brillo de gran líder que artificiosamente le ayudaron a construir, y repitiendo el mismo gastado discurso.
Pero a la ausencia de contenido ideológico de siempre, su discurso lento, triste y remendado con frases hechas de su agotado repertorio, le agregó la violencia verbal y un grosero léxico carcelario contra sus secuestrados, con las ínfulas de general victorioso que no es.
Se sabe que su furia contra los secuestrados es por sus acciones cívicas de oposición a él, el dictador, quien piensa ser el Pueblo-presidente según su propaganda de candidato vitalicio; pero esa furia ya la había descargado desde hace varios meses, y fue el motivo por el cual los secuestró.
La causa de que el dictador sumara a su furioso discurso el lenguaje carcelario llamándolos “hijos de perra del imperialismo”; de pensar en quitarles su nacionalidad; de negarles su condición humana y de patriotas –ya la dijimos— fue la simple frase con la que la mayoría de los ciudadanos aptos para votar, no lo hicieron: No hay por qué ni por quien votar… ¡porque mi candidato está preso!
Esa espontánea y masiva respuesta, le provocó un furioso celo al dictador y el rencor de sentirse derrotado por los precandidatos encarcelados. Eso también lastimó su ego, pero equivocó el destino de su furia llamándolos torpemente… “hijos de perra del imperialismo”.
¡Imagínense! Diciendo eso a sus secuestrados, que no les permite ver ni sentir la luz del Sol, y dentro de una prisión donde no pueden oírle sus gratuitas ofensas, menos poder defenderse.
IV
Por donde se mire, fue un mal paso de quien ya le cuesta caminar, lo cual quiso disimular de una forma que fue peor para él: después de ser ayudado, casi chineado por sus guardias, para que pudiera bajar de la tribuna… ¡se puso a “bailar”!
De la furia al ridículo no hubo transición. No se sabe cuál de sus asesores o su asesora le sugirió imitar a Hugo Chávez, cuando este cantaba y bailaba con su gente en las concentraciones políticas, pero de modo espontáneo y con naturalidad.
En cambio, el dictador solo… ¡produjo un “trágame tierra” colectivo! Los aplausos fueron los rutinariamente oficiales. En el escenario, que se volvió mundial por la Internet, el dictador… ¡solo pudo hacer el papel de Franco, pero no el de Chávez!
Otros ridículos…
Al margen de estas cuartillas
*A la mentira de que hubo votación masiva, solo le hicieron eco sus amigos lejanos, como Kim Jong Un…
*Ese rey sin corona, desea que Nicaragua tenga un futuro luminoso bajo el reinado de los nietos Ortegamg-Murilsung, así como él lo heredó de su abuelo Kim Il Sung…
*Las palabras de la dictadora aún embelesaban a los ángeles, agradeciéndoles al pueblo y gobierno español por el regalo de vacunas anti Covid-19, cuando el dictador llamó “nazifascistas” y “fascistas” a España y al resto de Europa…
*Se le recuerda que una de las consignas en los mega rótulos de su permanente campaña electoral, es que tiene un buen gobierno… “Por la gracia de Dios”.
*El caso es que esa consigna fue prestada al dictador fascista Francisco Franco… “Jefe del Estado y caudillo de España por la gracia de Dios”…
*¿Será verdad aquello de… “lo que se hereda no se roba”?
*Una joven “acompañante” de la farsa del 7-N, fue abordada por un periodista; le preguntó acerca de cómo había visto el “proceso electoral”…
*Cuando la muchacha comenzó a repetir las palabras oficiales, miró hacia su derecha como pidiendo permiso a alguien…
*Luego, alzó a ver al periodista, y dijo temerosamente: “Dice que no puedo hablar”, y se hundió en su confortable asiento del Olof Palme…
*Ella no estaba autorizada para decir lo que en verdad pudo ver, y fue mandada a esperar el discurso complaciente del colectivo de “acompañantes” internacionales…
*Y así fue: un desconocido líder de la izquierda congelada de quien sabe qué país, leyó una visión rosada de lo que no había visto: unas “elecciones ejemplares, bien organizadas, tranquilas y pacíficas…”
*Tan tranquilas y pacíficas como un cementerio al atardecer de un día triste… muy distinto al Día de los fieles difuntos.