15 de noviembre 2021
El presidente del Diálogo Interamericano, Michael Shifter, considera que tras la aprobación de la Ley Renacer por el presidente Joe Biden hay un debate interno muy fuerte en su Administración entre los que abogan por aplicar medidas de presión económica contra la dictadura de Daniel Ortega, y los que se preguntan sobre el impacto que tendrían estas acciones “en un país que ya está sufriendo una crisis humanitaria”, generando fuertes flujos migratorios hacia la frontera con Estados Unidos.
Shifter explica que en materia política y diplomática el régimen de Ortega es considerado una “dictadura” como Cuba y Venezuela y “la resolución de la OEA fortalece el ánimo de Estados Unidos de aislar a Nicaragua”, pero en cuanto a las acciones económicas la pregunta que se hacen es “qué impacto tendrá sobre los empleos, si este impacto es aceptable o manejable, y qué impacto tendrá sobre la sobrevivencia política de Ortega y del Gobierno”
En una entrevista con Esta Semana y CONFIDENCIAL, Shifter advirtió que “ aún si (Ortega) libera algunos presos políticos, el estado policial no es negociable para Ortega, porque sabe que si él negocia eso, se acabó todo para él”, y abogó por “fortalecer la presión internacional y la presión de los nicaragüenses”. Con ello “hay más posibilidades que esto resulte en una transición democrática, pero no hay garantías para nada”. Solo “aumenta las posibilidades”.
En la Asamblea de cancilleres de la OEA, 25 Gobiernos declararon sin legitimidad las elecciones de Nicaragua, con siete abstenciones, y el voto de Nicaragua en contra. ¿Cómo valoras esta resolución, y qué impacto podría tener en un régimen autoritario endurecido como el de Ortega?
Me parece que es un paso alentador, bien importante, que viene un poco tarde, por cierto, porque eso es algo que deberían haber hecho hace tiempo, dado el deterioro democrático en Nicaragua, pero por fin lo hicieron, y 25 votos es un voto contundente, que refleja a mi juicio un cambio significativo en la opinión latinoamericana con respecto a la dictadura de Nicaragua, y sienta las bases para acciones en el futuro. Con esa resolución, me imagino que van a mandar una misión del Consejo Permanente para evaluar la situación en Nicaragua y con base en eso, decidir si van a activar la Carta Democrática, lo cual espero que hagan.
Los cancilleres orientan al Consejo Permanente a presentar acciones en un plazo de 15 días, al 30 de noviembre, pero ¿qué opciones efectivas tienen la OEA para ejercer presión? ¿La suspensión del Gobierno de Nicaragua de la OEA estaría contemplada?
Creo que si suspenden a Nicaragua, lo que está por verse, porque hay que distinguir entre las resoluciones de la OEA en la Asamblea, con la voluntad de suspender a Nicaragua de la OEA; pero si se suspende, complica mucho todo el apoyo financiero y económico que está recibiendo el régimen de Ortega de los bancos multilaterales, y la suspensión podría tener un impacto sobre la política de esos bancos. La suspensión marcaría un cambio importante.
Esta semana, el presidente Biden aprobó la Ley Renacer, que entre otros temas, habla del escrutinio de Estados Unidos en los organismos multilaterales de crédito, de sanciones coordinadas con otros Gobiernos, y de la intervención de Rusia en Nicaragua. ¿Qué prioridades adoptará Biden, en cuanto a la aplicación de esta ley?
Creo que va a haber un debate fuerte dentro de la Administración. Por un lado, algunos quieren tener una posición muy dura con respecto a jugarse mucho contra el dictador en Nicaragua y aplicar todo tipo de presión económica, e influir en los bancos para que no sigan los préstamos y apoyos al régimen de Ortega, pero por otro lado, otros van a decir: --tenemos que valorar qué impacto van a tener esas medidas, y cómo afectan a la población nicaragüense, que ya está sufriendo una crisis humanitaria, y también qué impacto tendrá en los flujos migratorios de Nicaragua a Costa Rica, pero sobre todo hacia el norte, hacia la frontera con Estados Unidos que, como todos sabemos, ya es un problema fundamental para la Administración Biden y creo que va a haber algunas opiniones que van a tener cautela para no correr el riesgo de agravar una situación en la frontera, que ya es muy complicada.
En el sector laboral, y entre los empresarios de Nicaragua y de Centroamérica, hay preocupación por los efectos económicos y sociales que podría tener una eventual suspensión de Nicaragua del Cafta. La Ley Renacer habla de una revisión. ¿Qué balance hay en relación al tema Cafta, dentro de este abanico de opciones que contemplan?
Esa herramienta es otro instrumento que tiene a la disposición Estados Unidos, pero creo que se va a presentar la misma discusión. ¿Qué significa realmente retirar a Nicaragua del Cafta? Ese arreglo ¿qué impacto tendrá, en primer lugar, que impacto económico?, no solo sobre los empresarios, sino también sobre la gente que tiene empleos que dependen de esto. Se van a perder muchos empleos, y hay que valorar esto; y segundo, aún si este impacto es aceptable o manejable, ¿qué impacto tendrá sobre la dictadura, la sobrevivencia política de Ortega, y del Gobierno?, porque si empeora la situación de nicaragüenses, e impulsa la migración, pero no tienen ningún impacto sobre Ortega, creo que habrá opiniones que digan: --un momento: no debimos caminar por esa opción.
El hecho de que la Administración Biden diga: el Gobierno de Ortega es una dictadura, no una ‘democracia imperfecta’ o ‘régimen híbrido’, ¿qué implicaciones políticas tiene en la relación bilateral Estados Unidos - Nicaragua?
Obviamente refleja un enfrentamiento, como el que tiene con los otros dos dictadores en América Latina: Cuba y Venezuela en una perspectiva regional, son los dos países que sí están sufriendo sanciones duras. Bueno Cuba por más de 60 años, y Venezuela en los últimos años empezando con Obama, luego con Trump, y ahora se mantiene bajo Biden, pero mucha gente va a preguntar ¿qué impacto han tenido esas acciones sobre la democracia en Cuba y en Venezuela? Entonces, hay argumentos, a pesar de la tentación y el deseo de ser muy duro contra Ortega, algunos van a preguntarse con razón, qué impacto han tenido las sanciones a los otros dos dictadores que tenemos en América Latina, y la respuesta no es muy alentadora: el régimen cubano es muy fuerte, y Maduro en Venezuela también parece más fuerte que nunca, entonces creo que podemos esperar un debate dentro de la Administración, sobre los beneficios y los costos, de seguir una línea dura en cuanto a presión económica, porque sobre la presión diplomática no hay mucha discusión, y creo que la Resolución en la OEA, fortalece el ánimo y la política de los Estados Unidos, muy duro, de aislar a Nicaragua, pero la parte económica es más compleja y ahí creo que van a tomar en cuenta esas otras dictaduras, que hay en América Latina.
Desde la perspectiva de Nicaragua -y me refiero a la sociedad nicaragüense- la demanda principal tiene que ver con la liberación de los presos políticos y la suspensión del estado policial, es decir, la recuperación de la libertad de movilización y de expresión. Esta política exterior de Estados Unidos y ahora de América Latina, ¿puede incidir, o cómo se conecta con el tema de la demanda nacional de recuperar las libertades democráticas?
Esto depende mucho de cómo reacciona Ortega frente a una situación distinta a la que tenía hace varias semanas. Creo que la opinión regional e internacional lo ha endurecido bastante. No soy psicólogo y no conozco cómo piensa o reacciona Ortega, pero no descarto que puede hacer algunos gestos, como liberar a algunos presos políticos, tal vez con la condición que no pueden participar en política en futuras elecciones, pero están libres y de esa manera puede mostrar al mundo una cara más abierta y bajar un poco el gran repudio que ahora tiene. Es posible que haga eso. Por otro lado, él también puede asumir una postura más de enfrentamiento, y endurecer más, y resistir cualquier presión, tanto dentro de Nicaragua, como de la comunidad internacional, y no tomar ninguna medida más moderada.
En su discurso de proclamación el 8 de noviembre, Ortega atacó a los presos políticos, los llamó ‘apátridas’ e incluso dijo --que se los lleven a Estados Unidos. ¿Se puede interpretar eso como una pretensión de desterrarlos, de expatriarlos, o que quiere hacer alguna negociación con Estados Unidos?
Veo esto como una posibilidad de negociar algo. Yo creo que él quiere ganar un poco más de espacio para seguir, no para no para terminar el régimen. Tú hablas de un estado policial, pero aún si libera algunos presos políticos, va a seguir siendo un estado policial y una dictadura, y creo que eso no es negociable para Ortega, porque hay tanto en juego y sabe que si él negocia eso, se acabó todo para él, y él va a proteger sus intereses. Pero en cuanto a los presos políticos, eso es más negociable y puede haber espacio para un acuerdo de algún tipo, y desde el punto de vista de él, para dejar a la comunidad internacional un poco más tranquila para que se olviden de Nicaragua, para que se distraigan en otros temas, porque ahora todos están enfocados en Nicaragua, pero él puede decir: --esto es algo pasajero, y puede hacer algunos gestos para bajar un poco la tensión, y por lo tanto me parece fundamental que todos los demócratas que se le oponen, tanto dentro como fuera, sigan presionándolo. Esto es muy importante porque es muy fácil dejarlo, después de esta farsa de elección, y pasar a otros temas, y eso no debería pasar, y ojalá que no pase.
Si lo que se busca es una transición democrática, y en este momento no pareciera que esto sea posible a corto plazo. ¿Hay una estrategia de mediano plazo de la comunidad internacional y de los movimientos prodemocracia en Nicaragua?
Yo creo que hay que usar todos los instrumentos y herramientas posibles, siempre y cuando sean legales, y dentro del marco del derecho y ver qué es lo que puede funcionar, pero la prueba para saber si funcionan o no, y también a qué costo, y esa es la evaluación que hay que hacer. Muchas de las medidas están funcionando, y ojalá que la OEA llegue a la suspensión. Creo que sería un paso muy significativo, afectaría las políticas de los bancos multilaterales, y creo que enviaría un mensaje muy fuerte a Ortega, y también mostrar que la comunidad latinoamericana, que ha demorado mucho en asumir este caso, a pesar de todo tiene una voluntad colectiva para hacer algo significativo dentro de la Carta Democrática.
Creo que estas cosas son importantes. Si son suficientes para iniciar una transición hacia la democracia en Nicaragua, esa es otra pregunta, pero si se fortalece la presión internacional y se fortalece la presión de los nicaragüenses, hay más posibilidades que esto resulte en una transición democrática, pero no hay garantías para nada. Yo creo que aumenta las posibilidades.
Este es un régimen claramente personalista, familiar, pero se sustenta en distintos pilares, empezando por la propia cúpula de Gobierno, el partido, el Ejército, la Policía. Esta estrategia de presión externa, ¿qué impacto puede tener en esos factores de poder?
Podría tener un impacto, pero creo que hay que ser muy sofisticado e inteligente en ese sentido. ¿Recuerda en 2019, cuando surgió Guaidó en Venezuela? Él tuvo mucho apoyo popular. Mucha gente pensó que los militares, que el pilar del apoyo de Maduro, iban a pasar a apoyar a Guaidó, e iban a abandonar al régimen por toda la presión internacional, y no resultó, y a mi juicio tuvo un efecto contraproducente, porque hubo muchas amenazas contra los militares, y que un poder externo, sobre todo Estados Unidos haga esto, no es muy inteligente. Yo creo que bien manejado, de manera inteligente, sofisticada, una presión internacional fuerte, podría afectar el nivel de apoyo de esos pilares de la dictadura en este momento: el partido, los militares, y todas las otras instituciones que en este momento son totalmente leales a la dictadura, eso podría cambiar.
La otra cara de la moneda es la sociedad civil nicaragüense, que hoy está perseguida. ¿Existen posibilidades de fortalecer la sociedad civil democrática que ha sido uno de los principales factores de presión y de contrapeso al régimen de Ortega?
Creo que es sumamente difícil. Ortega ha mostrado que realmente está dispuesto a hacer una represión brutal y total de la sociedad civil, y cualquier desafío que sea de un precandidato, político, periodista, grupos de derechos humanos, o grupos de la sociedad civil. ¡A todos! Ahora, si esto va a cambiar ahora después de esa elección farsa, ¿si él va un poco a distender, o a dar un poco más espacio para la sociedad civil?, habría que esperar y medir esa situación nueva, porque ya estamos en otra situación, pero es muy temprano para saber hasta qué punto sería posible actuar en dentro del país en este momento.