9 de noviembre 2021
A diferencia de varias naciones latinoamericanas y europeas que declararon ilegítimas las elecciones del 7 de noviembre, el Gobierno de Alejandro Giammattei en Guatemala se declaró “preocupado”, pero no condenó la farsa electoral que permitió la cuarta reelección consecutiva de Daniel Ortega, en medio de un contexto de violaciones masivas a los derechos humanos.
“Guatemala lamenta que no se haya cumplido con las condiciones para unas elecciones libres, justas, basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo, el régimen plural de partidos y organizaciones políticas, y la separación e independencia de los poderes públicos”, expresó el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores.
El pronunciamiento ocurre a las puertas de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que se abordará la situación de Nicaragua y que será presidida por el canciller de Guatemala, Pedro Brolo Vila, entre el 10 y 12 de noviembre de 2021.
En el pasado, la posición de Guatemala ha oscilado entre votos de condena y abstenciones en pronunciamientos desde julio de 2018 contra el régimen de Ortega, lo que despierta dudas sobre su posición en la nueva cita de la OEA, a pesar que recientemente en un viaje a Madrid el canciller calificó como “no democráticas” las votaciones de Nicaragua.
La posición diplomática guatemalteca, en el caso de Nicaragua, contrasta con la posición firme expresada por buena parte de la comunidad internacional, entre pronunciamientos oficiales de países y la más reciente de cuatro expresidentes que demandaron la suspensión de Nicaragua del organismo ante las violaciones de derechos humanos.
Para el exvicepresidente de Guatemala, Eduardo Stein (2004 - 2008), es difícil explicar la “frialdad” expresada en el comunicado de su país, dadas las evidencias que existen sobre las violaciones de derechos humanos cometidas por Ortega, pero dijo que esta postura tal vez puede explicarse en la búsqueda de neutralidad de cara al encuentro de la OEA.
“No sé si están salvaguardando la neutralidad entre comillas de quien presidirá la Asamblea, si han preferido no ser tan categóricos. Me apena que sea así”, explicó Stein en sus primeras declaraciones tras conocerse los resultados del proceso nicaragüense, los cuales dan a Ortega por ganador con más del 75 % de los votos, mientras sus principales contendientes se encuentran encarcelados.
El excanciller de Guatemala, Edgar Gutiérrez (2002 - 2004), dijo que las posiciones de su país se hacen a conveniencia y recordó que varios aliados del régimen de corrupción guatemalteco, a quienes no identificó, han recibido protección y hasta la nacionalidad nicaragüense para evitar su extradición y por lo tanto podrían estar viendo al vecino como un posible “escondite o refugio” ante persecuciones por casos de corrupción.
El caso más reciente es el del controvertido operador político guatemalteco, Gustavo Herrera Castillo, quien recibió la nacionalidad nicaragüense el pasado 22 de octubre.
En aquel país, Herrera Castillo es investigado por una estafa millonaria al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, sin embargo, el régimen de Ortega le otorgó asilo político desde 2018 y lo acogió como pasó también con el expresidente de El Salvador, Mauricio Funes, señalado también por casos de corrupción.
“Guatemala abandonó sus principios constitucionales de establecer relaciones internacionales con regímenes democráticos; de trabajar por la paz y por los derechos humanos en el mundo, se le ha dado la espalda a esos principios y actúa según la conveniencia del régimen de turno”, reiteró Gutiérrez en declaraciones a CONFIDENCIAL.
Consecuencias en la región
El otro factor en que coincidieron tanto Stein como Gutiérrez es que lo ocurrido en Nicaragua tiene consecuencias en la región.
El exvicepresidente habló de una “infección de las vecinas democracias” al analizar el caso de Ortega, y de afectaciones en la región que comparte valores y también lazos de integración que se guían por el respeto a la democracia y a las libertades fundamentales.
Para Gutiérrez, hay una reproducción de las lógicas autoritarias en Centroamérica y menciona el caso de El Salvador y Guatemala.
“Hay una grave preocupación en Centroamérica, porque Nicaragua va a la deriva como una dictadura como la que (ustedes) se sacudieron hace ya más de 40 años y hay preocupación sobre todo porque estamos observando una suerte de efecto contaminante en los países de la zona”, adujo el exministro guatemalteco.
Para el excanciller Gutiérrez, El Salvador se encamina hacia el autoritarismo y también en su país los retrocesos en la lucha contra la corrupción están borrando los pesos y contrapesos del sistema político, lo que es el primer síntoma de un régimen que abraza actitudes autoritarias.
“Los centroamericanos tenemos que llamar la atención de la comunidad internacional para que no se materialice y los pueblos puedan vivir en armonía, con paz social, seguridad y garantías de sus derechos civiles y políticos”, reiteró.
Stein y Gutiérrez coincidieron en que el encuentro de la OEA, de los próximos días, es una oportunidad para que esta comunidad de países expresé una posición firme a lo ocurrido en Nicaragua. Frente al abuso cometido por las autoridades nicaragüenses, el excanciller destaca la demostración de la población al rechazar con dignidad el proceso, valiéndose del abstencionismo, lo que desnuda la ilegitimidad de Ortega.