8 de noviembre 2021
Las elecciones generales de Nicaragua se caracterizaron por una escasa participación debido a que, para muchos, el resultado está determinado de antemano: Daniel Ortega obtendría su cuarto periodo consecutivo y segundo junto a su esposa, la vicepresidenta y vocera del régimen, Rosario Murillo.
El camino de la reelección de Ortega y Murillo quedó allanado tras el arresto de siete candidatos presidenciales opositores, que se perfilaban como sus principales rivales y que podían servir de contrapeso. Sin competencia electoral, la jornada de este domingo se centró en otros dos ejes: el nivel de participación y la legitimidad que tendría Ortega, luego que la comunidad internacional y organizaciones nacionales calificaran los comicios en Nicaragua como “farsa”, “fraude” o “circo”.
Reportes de ciudadanos y organizaciones opositoras registraron que la pobre afluencia se repitió en Managua y resto de departamentos del país. Donde la población no salió a votar. CONFIDENCIAL también verificó la poca participación a través de varios recorridos por la capital, reportes desde los territorios de periodistas aliados y ciudadanos y de observadores independientes voluntarios.
Para contrarrestar la escasa afluencia de votantes, el FSLN convocó a los trabajadores del Estado y militantes del régimen a trabajar como “movilizadores” para “garantizar el voto sandinista”.
Desde elecciones pasadas, en Nicaragua la orden ha sido la misma: “la militancia tienen que ser los primeros en votar”; sin embargo en esta jornada los votantes fueron escasos y los movilizadores del Frente Sandinista echaron mano de sus listados.
Petrona Lezama es sandinista y “movilizadora”, como ella misma se denomina. Su trabajo consistió, según sus propias palabras, en “acarrear” votantes a los CV para amortiguar la escasa convocatoria que tuvo el Gobierno. Ella tenía asignado el Centro de Votación establecido en la sede del Distrito II de la Alcaldía de Managua, en el barrio Edgar Lang. Al momento de la entrevista, aseguró haber llevado a 37 personas a votar, la mayoría adultos mayores.
En otros Centros de Votación, los “movilizadores” utilizan camionetas del Estado o buses del transporte público para trasladar votantes o movilizar refuerzos de sandinistas para controlar los accesos a las JRV.
Medios independientes sin acreditación para cubrir elecciones en Nicaragua
Dentro de las Juntas Receptoras de Votos (JRV) se prohibió el uso de celulares; sin embargo, los militantes del FSLN se tomaban selfis para mostrar su dedo manchado como comprobante que fue a votar.
El Consejo Supremo Electoral no aprobó la entrega de credenciales a los medios independientes nicaragüenses ni a la prensa internacional; sin embargo sí acreditó a 600 periodistas oficialistas, de ellos 40 periodistas extranjeros de medios de comunicación de países aliados al Gobierno.
El acceso a las JRV para los medios independientes en Nicaragua estuvo restringido, la única oportunidad que tuvieron para hacer recursos fue cuando los candidatos de los “partidos zancudos” se presentaron a votar, aunque cuando se presentó Walter Espinoza, del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), a su centro de votación el acceso fue denegado.
Desde las 5:00 p. m. del domingo, la Policía Nacional bloqueó el paso de dos carriles de la Plaza de las Victorias, en Managua, ahí montaron una tarima para la celebración del “triunfo” del Frente Sandinista.