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En un contexto en el que impera el silencio por temor a represalias, la voz profética de la Iglesia católica desafía el “Estado de terror” del régimen.
“La Iglesia es una piedra en el zapato para la gente mala”, asegura el sacerdote Vicente Martínez, párroco de la iglesia Santa Lucía en Ciudad Darío, Matagalpa. El padre Martínez denunció esta semana que los jefes policiales de su ciudad lo visitaron luego de que en una homilía afirmara que en el país se realizará una farsa electoral.
La posición crítica de la Iglesia frente a las violaciones a los derechos humanos, la anulación de las libertades públicas y los derechos civiles y políticos, ha provocado la molestia del régimen que emprendió una campaña de desprestigio y amenazas contra los sacerdotes nicaragüenses, a quienes el mismo Ortega ha llamado “terroristas” y “curas del demonio”.
“La Iglesia no es enemiga del Estado. Pero también denuncia las injusticias, y acompaña a su pueblo”, afirma el padre Edwin Román, párroco de la iglesia San Miguel Arcángel, de Masaya.
“La causa de todos los males, que ellos han causado, se la quieren echar a la Iglesia. Si callamos nos convertimos en cómplices”, cuestiona el padre Martínez. Ambos sacerdotes denuncian la farsa electoral del régimen y la persecución en contra de la Iglesia, al tiempo que advierten que no callarán ante a las violaciones a los derechos humanos.
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