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Crisis Group: Comunidad internacional debe enviar “mensajes fuertes” a Ortega

El analista Tiziano Breda estima que Ortega cederá a un diálogo solamente con la presión nacional e internacional coordinada después del 7 de noviembre

Tiziano Breda, analista para Centroamérica del International Crisis Group

Elmer Rivas

17 de octubre 2021

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Hace falta cohesión de la oposición nicaragüense y una estrategia coordinada de presión internacional “para que Daniel Ortega pueda sentirse presionado lo suficiente para hacer algunas concesiones”, estima Tiziano Breda, analista para Centroamérica del International Crisis Group. 

Crisis Group publicó recientemente un análisis titulado: “Nicaragua: afrontar los peligros de una elección amañada” en la que proponen a la Unión Europea coordinar con Estados Unidos y Canadá una hoja de ruta que incluya mayor presión internacional para propiciar un un diálogo político entre Ortega y la oposición después del 7 de noviembre. 

Pero para que esto ocurra, los sectores en la oposición que tienen miedo a represalias, “deben superarlo si quieren reanimar el espíritu de 2018 y formar una alternativa clara que dé esperanza a la población”, mientras que la comunidad internacional debe enviar “mensajes fuertes” y una respuesta “contundente” ante la negativa de Ortega a realizar unas elecciones transparentes, advierte Breda. 

Sin embargo, el analista de Crisis Group valora que las presiones políticas, diplomáticas y económicas serán más efectivas después de que Ortega haya conseguido reelegirse sin competencia electoral, y mientras tanto, la comunidad internacional debería exigir: la liberación de los presos políticos y la apertura de libertades para que la ciudadanía y la prensa nacional e internacional pueda documentar el proceso electoral controlado por el partido gobernante. 


En esta entrevista, Breda analiza las repercusiones de la declaración de ilegitimidad de la reelección de Ortega por parte de la Unión Europea y Estados Unidos, por qué no debería expulsarse a Nicaragua de los acuerdos comerciales, las lecciones de la crisis venezolana, y el diálogo político que no debería pasar por encima de las demandas de justicia. 

El International Crisis Group, publicó un análisis en el que proponen a la comunidad internacional y países como la Unión Europea y Estados Unidos,  presentar una hoja de ruta conjunta a Daniel Ortega para enfrentar la crisis política. ¿Cómo puede la comunidad internacional jugar un rol interlocutor con un régimen que hasta ahora no ha aceptado ninguna mediación diplomática?  

Nos parece en Crisis Group que efectivamente Ortega haya evaluado como prioritario la permanencia en el poder a cualquier costo sobre, claramente, cualquier tipo de acercamiento o de medida que se hubiese podido dar hasta, digamos, de presión a nivel internacional. 

Daniel Ortega televisión

Un mujer observa y escucha el discurso de Daniel Ortega, el 4 de octubre de 2021. Foto: Efe/Jorge Torres

Nosotros esperamos que esto pueda cambiar en el momento en que se dé una respuesta más contundente, coordinada, a nivel internacional, que también incluya algún tipo de reorganización, en la medida de lo posible, de las fuerzas de oposición que están descabezadas, la mayoría en exilio, unos en silencio en el país, porque esto, sentimos que, de alguna manera, es lo que ha faltado hasta ahora. 

Se han dado muchos pasos en términos de legislaciones, de sanciones, pero a menudo no han sido coordinados, han sido, digamos, dispersos, entre Estados Unidos, la Unión Europea, sobre todo, de manera limitada con la región. Por lo tanto, creemos que después del 7 de noviembre, si se logra armonizar este tipo de posicionamiento y de respuesta a nivel internacional, esto pueda de alguna manera abonar a que Ortega pueda sentirse presionado lo suficiente para hacer algunas concesiones. 

Crisis Group propone la reanudación de diálogos entre el Gobierno y la oposición, sin embargo, el régimen de Daniel Ortega no cumplió ninguno de los acuerdos suscritos en la mesa de negociación, de marzo de 2019, con la Alianza Cívica; por el contrario, agravó la represión, encarceló a los principales líderes opositores. ¿Cómo se puede volver a un diálogo que Ortega rechaza?  

Pues seguramente no es un tema sencillo de abordar, hay mucha desconfianza, sobre todo, claramente, por parte de los sectores opositores y la comunidad internacional, porque es cierto que el segundo intento de diálogo fue, por lo general, más que todo un fracaso en alguna manera; aunque, sobre todo, por lo que concierne el acuerdo sobre respeto de derechos de la ciudadanía. 

El problema con eso es que, claramente, ese intento también creo que tenía una agenda muy ambiciosa, quería llegar a conclusiones en muy poco tiempo; y después del fracaso, de una vez llegaron otras medidas sancionatorias, sobre todo por parte de Estados Unidos; y por lo tanto, creo que también por parte del Gobierno puede haber cierto tipo de desconfianza.  

Hay que reestablecer este tipo de confianza porque creemos que la crisis nicaragüense lleva ya tres años de la erupción de protestas masivas, pero tiene sus raíces más profundas, tiene algunas cuestiones irresueltas que han acompañado la vida política y social de los últimos 30, 40 años. 

¿Y cómo se puede reestablecer esta confianza? ¿existen en este momento mecanismos efectivos de presión nacional o internacional que pueda incentivar al régimen al diálogo? 

Nosotros argumentamos en la publicación, que parte de este esfuerzo coordinado entre países europeos y latinoamericanos del hemisferio occidental, debería precisamente incluir, declaraciones fuertes, no reconocimiento del proceso electoral, que claramente no cumple con ningún mínimo estándar internacional. Deberían incluir la expansión de cierto tipo de medidas punitivas que incluyan precisamente los atropellos que ocurrieron en el proceso electoral, los responsables de esos atropellos; y deberían también incluir medidas a nivel regional, por ejemplo en el seno de la OEA, donde hay mecanismos para abordar rupturas del orden democrático y constitucional en los países miembros. 

Creo que el concierto entre estas medidas podría, efectivamente, acelerar un poco este proceso de aislamiento internacional del Gobierno que resultara de estas elecciones, por lo tanto, la esperanza de que esto pueda, de alguna manera, empujarlo hacia intentar recuperar cierta legitimidad, minimizar este aislamiento, una vez que ya haya conseguido, aunque de manera muy discutible, muy cuestionable, su permanencia en el poder. 

Precisamente, Crisis Group advierte que las medidas de presión podrían ser más efectivas después del 7 de noviembre. ¿Qué debería de hacer,  entonces, la comunidad internacional antes? 

Hay que seguir demandando la liberación de los presos políticos, aunque difícilmente temo que eso vaya a pasar antes de las elecciones; también que se deje por lo menos un espacio para la ciudadanía, para la prensa nacional e internacional, para observar, documentar lo que ocurre en el proceso electoral. Estas son, seguramente, las mínimas condiciones que se deberían intentar conseguir antes de las elecciones. Y, claramente dejar claro, incluso, a través de los canales de comunicación con el Gobierno que todavía están abiertos, o sea de algunos países amigos en la región, que de seguir este tipo de escalada represiva, la respuesta de la comunidad internacional será contundente después del 7 de noviembre. 

 La semana pasada un grupo importante de la oposición suscribió un documento en el que desconoce el proceso electoral y la reelección de Daniel Ortega, y exhorta a la comunidad internacional a ejercer mayor presión política, diplomática,  y económica, pero ¿cuál debería de ser el rol de la oposición política en Nicaragua, bajo estado de sitio policial y con los principales líderes opositores encarcelados?   

Hay todavía un liderazgo que, desafortunadamente está en su mayoría en el exilio, que se está posicionando, creemos que esto es importante, que se consolide este proceso de consenso entre las fuerzas sociales, en particular, que han liderado las protestas de 2018 y que han liderado los esfuerzos de acercamiento al Gobierno; pero debería también incluir, quizás, a ciertos sectores que todavía están de acuerdo con ciertas posturas pero que no se atreven a exponerse o exponer su disidencia por miedo a represalias, y que es un miedo muy entendible, pero que desafortunadamente creo que de alguna manera hay que intentar superarlo, si se quiere realmente volver a reanimar un poco el espíritu de 2018, y formar una alternativa clara que pueda dar esperanza a la población que está saliendo del país de manera cada vez más rápida y más fuerte. 

¿Qué consecuencias tendría para el manejo de esta crisis si se declara la ilegitimidad de la reelección de Daniel Ortega por parte de la Unión Europea y Estados Unidos, después del 7 de noviembre?  

Complica la posición a nivel internacional del Gobierno mismo, y esto debería tener repercusiones en lo que es el acceso a créditos, préstamos internacionales y, posiblemente también a la atracción de inversión extranjera directa. Entonces, esto seguramente tendría un efecto importante, en primer lugar, en el ámbito de legitimación del aislamiento internacional, y sus consecuencias en lo económico para el país, para el acceso a recursos. 

Creo que el hecho de dar una respuesta contundente también limitaría la posibilidad de que se desarrollen situaciones parecidas en un futuro en otros países de la región, o por lo menos, subiría el costo de hacerlo, por lo menos funcionaría como desincentivo. 

El presidente Daniel Ortega y la vicepresidenta Rosario Murillo en el acto central del Bicentenario de la Independencia de Nicaragua. Foto: Presidencia

Congresistas estadounidenses y parlamentarios europeos han debatido sobre las opciones de expulsar a Nicaragua del Tratado de Libre Comercio, DR-Cafta y del acuerdo de Asociación entre la Unión Europea  y Centroamérica.  ¿Cuál es la posición de Crisis Group sobre este tema?  

Nosotros estamos enfocados en intentar buscar soluciones a una salida negociada a la crisis nicaragüense, entonces yo creo que ahí hay una gran diferencia entre el objetivo que determinadas propuestas tienen.

Creo que a veces hay una tentación de proveer soluciones simplistas a una realidad bastante compleja, como es la nicaragüense, y que no toman en cuenta algunos aspectos, tanto nacionales como internacionales, pero sobre todo las consecuencias que ciertas acciones podrían tener, sobre todo a la luz de una falta de evidencia que funcionarían para cumplir determinados objetivos. 

Por lo tanto, para nosotros las medidas como sanciones económicas generales, embargos, en tocar los tratados comerciales, no son deseables porque tendrían un impacto directo en la economía muy fuerte. Según estimaciones, solamente retirar el Cafta haría perder 100 000 empleos en Nicaragua, lo que aceleraría este proceso de deterioro de la situación  económica y humanitaria en el país; aceleraría los procesos de flujos migratorios; y por lo tanto agravaría la situación en el país. No abonaría a que se diera una solución, sino que agravaría la situación humanitaria para cientos de miles de personas, y en nuestra visión esto no es recomendable.

¿Qué lecciones puede aprender la oposición de Nicaragua y la comunidad internacional de los intentos fallidos por resolver la crisis venezolana? Nicolás Maduro continúa en el poder pese a la crisis económica, la crisis  humanitaria, las sanciones y el aislamiento internacional. 

Primero, que una máxima presión de embargo comercial, de sanciones sectoriales y generales, no necesariamente son tan eficaces en producir un cambio en el país; la segunda es que gobiernos alternativos, que en el caso de Venezuela, tenían su base legal en el tema de la elecciones, que el presidente de la Asamblea se volviera presidente, en el caso de Juan Guaidó, tampoco han resultado ser, digamos, la estrategia más prolífica desde ese punto de vista y se han vuelto un dolor de cabeza en términos de reconocimiento o no a nivel internacional, y es una iniciativa que se ha estancado y que creo que la comunidad internacional no esté dispuesta a repetir. 

Y la tercera, es que parte de estas problemáticas también se debieron a profundas divisiones dentro de los movimientos de oposición sobre la estrategia a adoptar sobre la participación o no en determinados procesos electorales, y esto contribuyó a que se profundizara la crisis, no se encontrara una salida negociada a la crisis en Venezuela. 

La cuarta lección que se puede aprender y todavía estamos… es ver cómo funcionará este nuevo intento (de diálogo) en México. Pero es que ciertos acuerdos que realmente empiezan a beneficiar, o por lo menos abordan determinadas condiciones críticas en el país, como la situación humanitarias, se dan efectivamente a través de un diálogo que tenga algún tipo de acompañamiento internacional entre fuerzas de oposición y fuerzas de Gobierno; y anhelamos a que pueda haber mayor progreso en este tipo de esfuerzo,  y que esto pueda incentivar también a que se replique en otros espacios, incluso en la crisis de Nicaragua. 

Ustedes plantean la reanudación de los diálogos con Ortega y se refieren a convivir con Ortega, pero ¿esto qué significa? Hay gente que lo ha interpretado como perdonarle a Ortega, después del 7 de noviembre, la represión que ha cometido contra la población nicaragüense. 

Pues más que a Ortega, como persona, nosotros pensamos que hay que buscar un acuerdo entre corrientes, entre fuerzas, entre grupos que componen la vida social y política de este país, incluso, el orteguismo, el sandinismo, como se quiera definir, claramente nosotros, entre los temas que planteamos que deberían hacer parte de este posible nuevo intento de diálogo, de negociación,  está el tema de la justicia, que es muy importante; creemos que efectivamente haya que armar, diseñar un proceso de justicia tradicional, por lo tanto no nos referimos directamente a él como persona sino como, digamos, representante de una porción política, por así decirlo, de una porción de la sociedad que todavía tiene representación y que va a permanecer en el país, aun cuando Ortega se (vaya) de la vida pública, de una manera u otra. 


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Elmer Rivas

Elmer Rivas

Periodista y productor general de los programas Esta Semana, Esta Noche y Confidencial Radio, dirigidos por Carlos F. Chamorro. Exiliado en Costa Rica desde junio de 2021.

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