29 de septiembre 2021
MADRID – El año pasado, Naciones Unidas realizó una consulta mundial, en la que participó más de un millón de personas de 193 países. Las opiniones recabadas permiten señalar diversos hechos importantes a los que la Asamblea General de la ONU de este año debe dar una respuesta, reforzando el multilateralismo basado en reglas.
El primer hallazgo de la consulta fue el asombroso parecido de las expectativas y esperanzas de mujeres, hombres, niñas y niños de todo el mundo. La gente quiere mejor acceso a atención médica básica, saneamiento y educación. También quiere ver más solidaridad con las personas más afectadas por la pandemia y las que viven en la pobreza. A más largo plazo, la principal inquietud manifestada fue la doble crisis del cambio climático y de la pérdida acelerada de biodiversidad. Casi el 90% de los encuestados coincidieron en que la cooperación internacional es esencial para dar respuesta a los desafíos del presente, y una mayoría consideró que la pandemia ha vuelto mucho más urgente esa cooperación. Un dato particularmente alentador es que este deseo de más cooperación internacional es muy evidente entre los jóvenes.
La consulta del año pasado fue un llamado a la acción. Ahora, el secretario general de la ONU, António Guterres, acaba de publicar un documento titulado Nuestra Agenda Común, continuación de la declaración política por el 75.º aniversario de la ONU que firmaron hace un año los jefes de Estado y de gobierno de todos los países integrantes. La nueva agenda propone un plan audaz para dar respuesta a los desafíos actuales y futuros.
La amenaza de destrucción debe verse como una oportunidad para la construcción. Por eso nos estamos comprometiendo a incrementar el apoyo de nuestros países a los esfuerzos del secretario general tendientes a hacer realidad la ambiciosa agenda de la ONU.
La pandemia de COVID‑19, que todavía estamos combatiendo en el nivel global, transmitió el mensaje de que vivimos en un mundo interconectado e interdependiente. No sólo eso, sino que estos últimos meses, hemos visto cifras récord de personas afectadas por olas de calor, inundaciones devastadoras y algunos de los peores incendios forestales de la historia reciente, lo que confirma una vez más la amenaza inédita derivada de los cambios que estamos provocando en el clima.
La ONU es el corazón del sistema internacional. El hecho de que hace 76 años el mundo se uniera para crear una organización dedicada a «realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales» es extraordinario en sí mismo. Pero todavía más sorprendente es el hecho de que esta organización ha perdurado a pesar de desafíos y falencias. Nos ha mostrado que el camino hacia un futuro mejor, más pacífico y sostenible pasa por la cooperación, no por la competencia de suma cero.
Sin embargo, las organizaciones internacionales que hoy existen se crearon ante todo para resolver problemas entre estados; no aquellos que trascienden las fronteras (crisis financieras, pandemias, terrorismo, redes delictivas, amenazas a los océanos, cambio climático, etc.). Por eso debemos modernizar nuestras instituciones multilaterales para adaptarlas y proveerles herramientas que les permitan dar respuesta a los desafíos globales e intergeneracionales que enfrentamos.
Tras observar las marcadas diferencias que hay entre el mundo de la generación que fundó la ONU y el mundo actual, el año pasado decidimos reactivar el debate en torno de una reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, y continuar la tarea de revitalizar la Asamblea General y fortalecer el Consejo Económico y Social. A tono con la declaración conjunta que firmamos el 10 de noviembre de 2020 en Madrid, vemos tres áreas de acción que es preciso destacar a fin de promover nuestro objetivo común de reforzar el multilateralismo.
En primer lugar, se necesita un compromiso renovado con la cooperación internacional. Las organizaciones multilaterales deben tener un mandato de generar resultados concretos en el terreno y deben contar con los medios para hacerlo. Hay que mejorar la cooperación entre la ONU, las organizaciones regionales y las instituciones financieras internacionales, en el nivel de las políticas y en el nivel operativo. El sistema multilateral tiene que ser más abierto e inclusivo, para que participen en él los jóvenes, la sociedad civil, el sector privado, la academia y otros actores.
Ya lo estamos poniendo en práctica. En paralelo con la Asamblea General de este año, hemos organizado un evento virtual sobre «hacer realidad la agenda común de la ONU: acciones para lograr igualdad e inclusión», en colaboración con Pathfinders, una iniciativa que busca sociedades pacíficas, justas e inclusivas. Nuestro propósito es asegurar que sean escuchadas todas las voces.
En segundo lugar, debemos actuar según la agenda del secretario general, que propone medidas audaces para revitalizar y reforzar nuestra capacidad de enfrentar la pobreza y la desigualdad; garantizar la inclusión, la participación igualitaria y la justicia; enfrentar la crisis climática y la pérdida acelerada de biodiversidad; y mejorar nuestra preparación para futuras amenazas de pandemias.
La crisis de la COVID‑19 nos enseñó que tenemos que reforzar la capacidad colectiva de anticipar, prevenir y manejar riesgos complejos, por ejemplo brotes de enfermedades, nuevas guerras, ciberataques a gran escala, desastres ambientales y otros hechos imprevistos. Por eso recibimos con agrado las sugerencias del secretario general para fortalecer la capacidad mundial de previsión y gestión de riesgos, incluida la propuesta de implementar una nueva «plataforma de emergencia» global.
Por último, también aplaudimos la propuesta de que en 2023 se celebre una Cumbre del Futuro, una ocasión que debemos usar para incrementar nuestros esfuerzos en pos de fortalecer la cooperación internacional. El mundo de hoy nos presenta una multitud de temas que atraviesan fronteras y generaciones, y tenemos que aprovechar este momento para crear un sistema multilateral más ágil, eficaz y responsable ante la sociedad, que genere resultados para toda la ciudadanía y nos permita dar respuesta a los desafíos globales que enfrentamos.
Queremos estar en la primera línea de esta empresa. Juntos, podemos y debemos revitalizar el multilateralismo basado en reglas, centrado en una ONU más potente y más inclusiva. Esta es la gran tarea política de nuestro tiempo.
*Carlos Alvarado Quesada es el presidente de Costa Rica. Jacinda Ardern es la primera ministra de Nueva Zelanda. Stefan Löfven es el primer ministro de Suecia. Cyril Ramaphosa es el presidente de Sudáfrica. Macky Sall es el presidente de Senegal. Pedro Sánchez es el presidente del gobierno de España. Copyright: Project Syndicate, 2021.