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Frases vienen, frases van, pasan por los oídos y…

Hay otras frases que se escuchan todos los mediodías, y se repiten desde hace tantos años, que se han vuelto inaguantables

Onofre Guevara López

28 de septiembre 2021

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Circulan tantas frases en este ambiente de represión e incertidumbre que de tanto oírlas mucha gente termina suponiendo que son ciertas y se ponen de acuerdo con quienes las dicen. Nada se pierde con recordar algunas, como las siguientes:

“Los encarcelamientos que sacan de circulación a dirigentes políticos, precandidatos opositores y periodistas, solo tienen la finalidad de eliminar competidores de Daniel en las elecciones de noviembre.”

“El objetivo de hacer constantes convocatorias a los actos masivos del gobierno, fue conseguir el actual repunte de la pandemia del Covid-19 para, llegado el momento, usarla como pretexto para suspender las elecciones”.

Piense usted lo que quiera respecto a eso. De todos modos, de lo que aquí está pasando caben tres conclusiones: a) solo falta la suspensión oficial, pues ya anunciaron la eliminación de los actos de la “campaña electoral” (la que nunca existió); b) eso favorece aún más a Ortega, porque es el único que tiene sus propios medios para hacer una campaña virtual, en consecuencia, ya se aseguró su “triunfo”; d) también favorece a sus partidos zancudos, porque así no tendrán que demostrar su falta de convocatoria.


II

Hay otras frases que se escuchan todos los mediodías, durante casi los completos 365 días del año, y se repiten desde hace tantos años, que se han vuelto inaguantables. Pero si te das la oportunidad de concederte un momento de vagancia, te darás cuenta que son frases muy indignas para que sean recordadas en alguna página rota de la historia.

Aunque esas frases solo podrían ser comprensibles si se asociaran a estos (ya para entonces) pasados siglos, y a la situación política prevaleciente de cuando fueron pronunciadas; o sea, si las llegaran a recordar, sería como frases dichas dentro de la realidad política que ahora estamos viviendo, pero para ese tiempo, ya solo seremos recuerdos en el entorno familiar que nos pudiera sobrevivir.

Para mejor comprensión de los presentes lectores (porque los del futuro ya no les interesarán tanto) encabezaré los comentarios utilizando como epígrafe algunas de esas frases, según las vaya recordando.

Todo lo que viene ha sido dicho en contra de los médicos independientes que son los únicos que alertan y aconsejan a la población acerca de cómo protegerse del Covid-19. Fue por ese motivo que los convirtieron en independientes, porque fueron corridos de las dependencias hospitalarias del Estado:

“Están aplicando el terrorismo contra la salud”
“Un terrorismo injustificable, más aún
cuando es un atentado contra la vida”.

Todo terrorismo es injustificable, pero oírlo en boca de quien lo dijo se vuelve cínico y reducida a su tamaño moral, porque fue dicho contra los miembros de la Unión Médica Nicaragüense, quienes en sus informes ofrecen datos exactos acerca del número de personas afectadas por el Covid-19, cifras que el gobierno oculta y esto sí, atenta contra la salud y la vida del pueblo nicaragüense.

Si las palabras y frases ofensivas fueran venenosas como la intención con que se dicen… imaginemos lo que podría pasar en el país con un gobierno que, a través de cuyo ministerio de salud, se la ha pasado informando durante más de un año –tanto en los tiempos “normales” como en lo más álgido de la pandemia— que solo hay que lamentar… ¡una muerte por semana!

Así, como se lee: ni una más ni una menos (ni la mitad de una), solo una muerte por semana, como si este gobierno así lo hubiese convenido con la pandemia. Esto, además de una mentira, es terrorismo contra la salud y contra la vida, porque la población se descuida cuando la hacen pensar que nada grave está pasando.

Es tan mecánica esa exactitud de solo una muerte por semana que, si los países ricos se lo creyeran no estarían regalando vacunas, sino solicitando a este gobierno la maravillosa fórmula que al Covid-19 le impide causar más de una muerte por semana… ¡porque ellos han tenido que enterrar hasta por centenares de sus paisanos en un solo día!

III

 “Atentan contra la vida buena,
contra los jóvenes, contra los niños”.

Ya quedó indicado, se trata de frases de la misma persona que, no por tener activa y saludable su mentirosa vocería, sus frases gozan de buena salud; pues no, no es así, porque no puede ser saludable que se agreda verbalmente a los médicos de la UMN, sabiendo que informan la verdad. Además, ellos la sostienen a pesar de represión por ser fieles al cumplimiento de su juramento hipocrático.

(Ojalá no se confunda lo hipocrático con lo hipócrita, mucho menos con lo hipiátrico, una especialidad veterinaria que se ocupa de la salud de los caballos)

Nada ni nadie comenzó a atentar más contra la “vida buena” (no confundir con la buena vida de la vocera) de los adultos y de los niños, que el haber recibido al Covid-19 con un desfile carnavalesco (“Festival en tiempos del Covid-19”) sin distanciamiento físiaco y con la alegría de quienes esperan una buena temporada estival… en tiempos de riqueza… como la suya.

IV

 “¿Cómo se puede entender que (en vez de hacer)
gestos llamando a promover paz y bien,
practiquen esa forma de terrorismo permanente?”.

Ciertamente, no hay cómo entender eso, sobre todo porque, quien hizo esa frase y la proclamó, no puede, aunque tuviera buena voluntad (algo imposible), dejar de promover la paz haciendo una guerra de hostigamiento, persecución y secuestro contra quienes piensan distinto y, por eso mismo, adversan políticamente a su gobierno.

Tampoco se puede entender que mientras hacen todo eso en detrimento de la humanidad de sus adversarios políticos encarcelados, supongan que hacen el bien con obligarlos a depositar en un hoyo sus excretas; no poder dormir porque nunca les apagan la luz de la celda; acostarse sobre una “cama” de concreto sin sábanas; responder todos los días interrogatorios sobre las mismas falsas acusaciones; y no dejarlos ver ni que los vean sus familiares durante varios meses.

Son capaces de practicar, y efectivamente practican, las peores crueldades con los políticos opositores secuestrados, como no dejarlos salir a ver morir o a enterrar a una madre. El último y más reciente caso, fue el del estudiante Max Jerez, cuya madre murió deseando verlo libre, por lo que luchó en vano,

Mientras hacen todo eso, los Ortega Murillo invocan el nombre de Dios y hacen gárgaras diarias con frases piadosas de una concepción religiosa que no reflejan sus sentimientos ni sus prácticas políticas.

El único tormento que la vocera no les puede hacer, es obligarlos a escucharla todos los días, por el aislamiento en los que tienen; pero atormenta a quienes la escuchan, aunque sea ocasionalmente, porque le oirán en la languidez de su vocecita la misma versión de su viejo discurso, mitad pseudo religioso y totalmente mentiroso.

V

“Ya sabemos que, el que desea el mal, el mal le llega”.

La población mayoritaria no solo lo sabe, también espera que ese momento no tarde mucho en llegar; y no es que sea vengativa, sino porque la vocera no solo le vive deseando males (entre ellos el Covid-19) y, además de desearlos, le encanta ponerlos en práctica.

Por ejemplo, convoca –calendario católico en mano— a todos los actos religiosos tradicionales masivos de pueblos y ciudades, aun en contra de la voluntad de la jerarquía católica.

En esos actos “religiosos” no hay aislamiento físico, no todos andan mascarillas y hay un intercambio de sudores y alientos (alcohólicos también) invocando más al coronavirus que a los milagros del santo.

Aclaramos que ni siquiera se trata de sacar a las calles la imagen de los santos oficiales (como el caso de Santo Domingo), sino la de santos sustitutos que los convocados se buscan para la ocasión, por lo cual, suponemos, no les ofrecen ninguna garantía de éxito a sus demandas de curar sus males por medio de un milagro.

Algo más, tampoco milagroso…

Al margen de estas cuartillas

*Todo a pesar de que la población sufre un repunte grave del Covid-19 desde principios de septiembre, tanto que los hospitales agotaron las camas disponibles…

*Pese a que algunas empresas privadas anunciaron el fallecimiento en grupo de sus empleados…

*Y pese (una vez más), a que las familias afectadas gritan públicamente y junto a su dolor por la muerte de su pariente por la falta de recursos para comprar un cilindro de gas…

*Contra toda esa realidad, la vocera sigue ordenando a sus funcionarios del Minsa que continúen publicando la absurda mentira… ¡de una sola muerte por semana!

*El daño está hecho, aunque no les parece suficiente, pues Daniel Ortega, dijo que se podía hacer concentraciones (las de ellos, claro) “con cuidado”, porque el encierro en casa, también “mata”...

*Vamos a ver hasta cuándo logrará descubrir que el encierro en la cárcel “mata” también…

*La situación del Covid-19 y la persecución contra los médicos independientes, ha sido retratada por una frase del epidemiólogo Leonel Argüello…

*Han politizado la pandemia y criminalizado a los que hemos cumplido con nuestro deber…”

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Onofre Guevara López

Onofre Guevara López

Fue líder sindical y periodista de oficio. Exmiembro del Partido Socialista Nicaragüense, y exdiputado ante la Asamblea Nacional. Escribió en los diarios Barricada y El Nuevo Diario. Autor de la columna de crítica satírica “Don Procopio y Doña Procopia”.

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