25 de septiembre 2021
El pasado 31 de agosto, Ricardo López, jefe de mantenimiento de una empresa que fabrica muebles en Managua, salió al mediodía, como de costumbre, para ir a almorzar a su casa, donde le esperaba su esposa embarazada, así como la madre de él.
Luego de comer regresó al trabajo, y poco después comenzó a experimentar una sensación de asfixia, cansancio, sudoración en el cuerpo, temblor en las piernas y debilidad; así que fue al Hospital Militar, donde un doctor determinó, por medio de exámenes físicos, que estaba en el quinto día de covid – 19, y le ordenó pasar 14 días en cuarentena.
Regresó a su casa y se aisló de su madre y de su esposa, aunque ya era tarde: las dos mujeres estaban contagiadas, igual que la cuñada de él. En los siguientes días, además de fiebre, López sufrió dolor en los huesos, escalofríos y diarreas, por lo que “tomé mucho suero oral”.
Historias como esa se han vuelto tan común en los últimos días, que esta semana, dos organizaciones del sector privado, preocupadas por el avance de la pandemia que afecta a la fuerza laboral, y la capacidad de las empresas para cumplir sus contratos, emitieron sendas recomendaciones para que sus agremiados acomoden sus horarios, de modo que el personal pueda ir a vacunarse.
En los últimos días, los sitios dispuestos para aplicar las vacunas contra la enfermedad, se vieron desbordados de ciudadanos alarmados por el incesante crecimiento de la ola de contagios y muertes observados desde hace varias semanas, después que los especialistas pasaron alertando por meses, sobre la inminencia del rebrote.
Denles permiso para irse a vacunar
En un comunicado, Marcos Pierson, presidente de la Cámara de Industrias de Nicaragua (Cadin), se pronunció por “sumar todos los esfuerzos posibles, para que los trabajadores del sector privado acudan a vacunarse”, invitando a las empresas agremiadas a la Cámara, a otorgar “permiso especial a sus trabajadores”, para que busquen cómo inmunizarse.
El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), hizo eso mismo, aunque fue más allá, al proponer, no solo que se instalen más centros de vacunación para “desconcentrar el proceso”, sino también que, “en la medida de lo posible, coordinar con empresas extensivas en mano de obra, horarios de atención de vacunación in situ”.
Ambos llamados responden a un problema que están viendo los gerentes de las empresas, especialmente cuando sus trabajadores deben ausentarse hasta 24 horas para vacunarse, o más, si sufren una reacción negativa o, peor aún, si ellos o alguien de su entorno familiar desarrolla la enfermedad.
“Estamos muy interesados en que el personal vaya a vacunarse, aunque eso implica darles un día libre a todos, y un segundo día a más del 20% que resultarán con fiebre y otros malestares al día siguiente de vacunarse, especialmente aquellos que padecen diabetes, o presión alta, lo que genera ansiedad por los efectos negativos de la vacuna”, dijo a CONFIDENCIAL, el gerente de una empresa que produce alimentos para el mercado local, y para la exportación.
“Tengo supervisores con covid, así que no pueden hacer su trabajo; tengo gente con familiares enfermos, así que están en cuarentena, y eso afecta la planificación, el seguimiento a la importación de materia prima, y hasta las ventas locales, porque hay agencias, especialmente en el norte, que están cerradas, porque hasta 50% de su personal está afectado”, relató.
“Como empresa, preferiría que nos cobraran por venir a vacunar al personal a mis instalaciones, antes que tener que darle un día libre a toda la plantilla, además que así garantizo que todo el que quiere y puede, estará vacunado”, complementó.
Casi el 12% de una empresa se contagió de covid
Como jefe de mantenimiento, López no tiene autoridad para proponer que lleguen a vacunarlos al local, pero definitivamente que no habría sido una mala idea, al ver los números que maneja la oficina de Recursos Humanos de la empresa para la que trabaja: casi el 12% del personal (28, de un total de 240), se ha contagiado de covid – 19.
Aunque no se les ha muerto nadie por causa de la enfermedad, sí reporta que “un trabajador tuvo un pulmón colapsado”, mientras que “otro requirió tres a cuatro tanques de 220 pies cúbicos de oxígeno por día”.
La respuesta de la empresa, además de extremar las medidas de precaución, fue ofrecer tanques de oxígeno gratis a quien lo requiriera, asumiendo el costo de relleno y de transporte adonde el personal lo necesitara, además de cargar los días de enfermedad a cuenta de vacaciones, cuando el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), no emite los documentos de subsidio laboral.
A pesar de ese esfuerzo, la empresa vio mermada su capacidad productiva, al punto que, en vez de exportar siete contenedores de muebles, como cada mes, solo pudieron exportar cinco.
La situación no es muy distinta en el taller de metalurgia propiedad de López, donde se enfermaron dos de los tres trabajadores (incluyéndolo a él mismo, que después de recuperarse de covid – 19, ahora parece tener dengue), por lo que se vieron obligados a detener la fabricación e instalación de portones corredizos, aunque no perdieron el contrato porque “la dueña, que es enfermera en un hospital, entendió nuestra situación, y nos dijo que podía esperarnos”, relató.