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Óscar Arnulfo Romero, la justicia y la reconciliación

El texto contiene también un esbozo de la personalidad del obispo, ahora santo, de su obra y del contexto de la realidad que vivió en El Salvador

Monseñor Óscar Arnulfo Romero Romero será canonizado este domingo por el papa Francisco y miles celebrarán la elevación a santo del defensor de los pobres.

Rubén Aguilar

31 de agosto 2021

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En 23 de febrero de 1977, Óscar Arnulfo Romero y Galdámez (1917-1980) fue nombrado arzobispo de San Salvador, El Salvador. El 24 de marzo de 1980 es asesinado por los grupos fascistas de su país y el 14 de octubre de 2018, la Iglesia católica lo declaró santo. Antes lo había hecho la Iglesia anglicana.

El jesuita mexicano Rafael Moreno Villa (Guadalajara, 1941) trabajó con monseñor Romero al inicio de su responsabilidad como arzobispo. Formó parte de su equipo como secretario de Asuntos Sociales. Ahí lo trató y convivió con él. Y como su colaborador vivió de cerca su proceso de transformación.

De ese conocimiento directo, de la revisión de sus homilías y el diario personal de ese ser humano excepcional, consecuente hasta la muerte, comprometido con los más pobres y la construcción de un mundo más justo y fraterno escribe Monseñor Romero, testimonio vivo de justicia y reconciliación cristiana (Buena Prensa, 2021).

No se trata de una biografía y tampoco una reflexión sobre su vida sino que, como lo dice su autor, el libro se “centra en describir el hilo conductor de su proceso de transformación, el cual lo llevó a ser testimonio de justicia y reconciliación”. El texto contiene también un esbozo de la personalidad del obispo, ahora santo, de su obra y del contexto de la realidad que vivió en El Salvador.


En la Introducción, al presentar cada uno de los capítulos, Moreno Villa sintetiza el contenido de los mismos. Resulta esclarecedor, para entender su propósito, mencionar el título de cada capítulo y después hacer referencia al resumen que nos presenta. Es la manera como él mismo entiende su aporte.

Monseñor Romero y sus circunstancias es el primer capítulo. Se ofrece una sucinta presentación del arzobispo en el contexto mundial y salvadoreño con el fin de dar a conocer al personaje y contextualizar la reflexión de los siguientes dos capítulos.

El segundo es Su transformación. Es un esfuerzo por sistematizar en qué consistió lo que algunos llaman la “conversión” del arzobispo, que él siempre describió como su proceso personal de “transformación”. El autor describe y explica esa dinámica procesual a partir de su convivencia con él.

Testimonio vivo de justicia y reconciliación es el tercer capítulo. El autor explica la manera en que el arzobispo logró ser reconciliador sin suavizar las exigencias de la justicia social. Se describen los pasos de su manera de proceder, que lo hizo ser un personaje tan especial reconocido a nivel nacional y mundial. Se propone en qué consistió su mensaje y cuál fue su actuación y su propuesta de solución a la situación de una sociedad polarizada y violenta como era la de El Salvador.

El cuarto es El sentido pleno de su canonización. El autor intenta dar sentido, en el mundo de hoy, que la Iglesia haya decidido declarar santo al arzobispo y cómo antes de que ocurriera ese reconocimiento ya, por muchos creyentes, era reconocido como “san Romero de América”. En especial, pero no solo, en América Latina.

Monseñor aquí y ahora es el Epílogo. Presenta aspectos del modo de proceder del arzobispo y del contenido de su mensaje. El autor asegura que son una enseñanza, para la Iglesia y para cualquier persona que busca contribuir a la construcción de un mundo mejor. Incluye una reflexión de cómo, el ahora santo, continúa siendo un signo de contradicción al interior de la iglesia salvadoreña y un faro para iluminar y guiar a la comunidad de los creyentes y no creyentes.

De mi lectura del texto considero que hay un aborde original y distinto a la figura de monseñor Romero y destaco: La descripción que se hace del proceso de decisión-actuación del personaje; la presentación de su proceso de trasformación y no conversión; desde siempre su cercanía con los pobres; la manera como se trata el tema de la reconciliación-justicia y la metodología, para lograrlo; el marco de interpretación del sentido de la canonización y el registro puntual de su modo de proceder.

Es un texto llamado a convertirse en un referente, a partir de fuentes primarias, para acercarse y comprender mejor al personaje. Y también una fuente para los trabajos de investigación en torno al que fuera arzobispo de San Salvador y luego santo, pese al esfuerzo de sectores de la Iglesia que intentaron impedirlo. Les parecía, a algunos les sigue pareciendo, un personaje “excesivamente” comprometido con los pobres y el cambio social. El texto es una fuente de inspiración espiritual. Me impactó.

Es un acierto, que el autor hable en primera persona y que haga, sin abusar, referencias al trato personal con el ahora santo. Es evidente que simpatiza con él, pero la obra no es una hagiografía. Es sí un texto testimonial y eso es parte de su valor. Las citas de las homilías y el diario personal permiten que el lector se ponga en contacto directo con la obra de san Romero de América.


*Artículo publicado originalmente en Animal Político. 


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Rubén Aguilar

Rubén Aguilar

Sociofundador de Afan Consultores Internacionales, S.C. Doctor en Ciencias Sociales. Profesor en el Departamento de Comunicaciones y Ciencias Políticas de la Universidad Iberoamericana. Publica semanalmente en diversos periódicos y revistas del país.

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