21 de agosto 2021
Las instalaciones de La Prensa aún continúan ocupadas por fuerzas policiales, tras el allanamiento del pasado 13 de agosto, sin embargo, eso no ha impedido que el periódico cumpla con su misión informativa desde su página web. Pero un especialista en comunicación, que solicitó se omitiera su identidad por seguridad, afirma que el ensañamiento del régimen orteguista contra el diario pretende mandar un mensaje intimidatorio a los otros medios de comunicación independientes que siguen luchando contra el recrudecimiento de las violaciones a la libertad de prensa en Nicaragua.
“Es el medio decano del sistema de medios de comunicación de Nicaragua y lo que te está diciendo, si yo soy capaz de hacerle esto a La Prensa, ¿Qué no le puedo hacer a un medio de comunicación local o regional?”, expresó el especialista.
En 2018 el régimen asaltó y ocupó de facto la redacción de 100% Noticias, CONFIDENCIAL y Esta Semana. A inicios de este año, consumó la confiscación de ambos medios, adjudicándolos al Ministerio de Salud (Minsa). El jueves 20 de mayo de 2021 arremetió, nuevamente, contra CONFIDENCIAL, allanando un estudio temporal de este medio de comunicación. Otra vez, la Policía se robó equipos sin ninguna orden judicial.
Estas acciones sumadas a la reciente toma de La Prensa forman parte del intento de apagón informativo, en el que naufragan todos los medios de comunicación independientes. “Esta es una guerra de exterminio” acotó el especialista consultado, porque “están desbaratando todo el sistema de medios de comunicación independientes del país para negarle a la gente la información que el Gobierno no quiere que sepa”.
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Contra medios de alcance nacional
Después de La Prensa, el Canal 10, Radio Corporación y Canal 12 son los otros medios de mayor alcance nacional que se mantienen bajo un funcionamiento normal. Es probable que el “siguiente blanco” pueda ser el medio televisivo, advierte el especialista. La televisora es la de mayor audiencia en el país, incluso, sobre la batería de medios adquiridos por el Gobierno y que son administrados por los hijos de la pareja presidencial Ortega-Murillo en un afán de reproducir su propaganda.
Radio Corporación, desde la perspectiva del Gobierno, es considerada como un medio que “está envejeciendo”, pero, en realidad, sigue gobernando en el mundo rural, señaló el experto.
A medida que falte la diversidad de voces desde los medios de comunicación se empobrece el debate público, y efectivamente, la autocensura en Nicaragua ha aumentado a “unos niveles brutales”, señala el experto. Muestra de ello es que la mayoría de las fuentes, sin importar la temática, temen que los citen con sus nombres y apellidos, puesto que expresar su opinión como especialistas los puede poner en riesgo de ser señalados, bajo las normativas punitivas aprobadas por el régimen a finales de 2020 e inicios de 2021.
Existe un “terror” proveniente del Estado, indica el especialista, que provoca que la gente se cuide aún en círculos familiares para hablar de ciertos temas.
“Al eliminar un periódico, lo que le estás quitando a la gente es la posibilidad de pensar, y si la gente no piensa no puede tomar decisiones informadas”, expresó el especialista. Por otro lado, también afecta a que la población reciba información confiable, verificada y no propaganda partidaria, considera Julio López, integrante de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN).
Los afectados directos de la toma de La Prensa
Otra de las repercusiones directas de la situación incierta del diario es la estabilidad laboral de más de 200 trabajadores; entre periodistas, administrativos, de imprenta, rotativa, además de agencias y voceadores.
Karen Navas no alcanzó abrir la puerta de recepción de La Prensa porque los oficiales entraron a la fuerza y les dijeron que era un allanamiento. “Solo el hecho de la presencia de ellos con armas porque entraron a la fuerza (...) uno se pone nervioso y más yo siendo diabética. Yo hice de todo para controlarme. Yo tenía unas enormes ganas de llorar” relata a CONFIDENCIAL.
Tras ocho días de aquel episodio Karen vive en zozobra por no saber qué pasará con el empleo que la sostiene desde hace ocho meses, después que estuviera dos años sin encontrar trabajo. Su esperanza era que todo regresara a la normalidad el lunes pasado, pero al ver que los policías seguían adentro, “se murió mi esperanza”, confiesa.
Al igual que Karen, Gloria Acosta, editora de Revista del periódico Hoy -que también dejó de circular en versión impresa- está con incertidumbre del futuro cercano del diario, que ha sido su escuela durante 16 años de vida.
Trabajan con compromiso, pero a la vez con inestabilidad, porque aún no se sabe que va a pasar. Al llegar al treinta “y no saber si vas a recibir tu salario”, reflexiona. Otra trabajadora del diario, explicó que si la plataforma digital dejara de informar el resultado sería más “desempleo, pobreza y migración”.
Persiste un “desequilibrio emocional porque estás consciente que la situación no está normal y tampoco lo estará mientras la Policía y el régimen tenga tomada La Prensa. Pensás que en cualquier momento podés quedar desempleada, aunque la junta directiva del diario te diga que está haciendo todo lo posible por mantener en pie el diario. Mientras se mantenga este panorama yo siento que no hay estabilidad laboral; estamos vulnerables”, se sincera.
Para “Luis”, otro colaborador del diario, el quedarse sin trabajo con más de 45 años de edad es preocupante porque sabe que está en desventaja frente a otras personas que también apliquen a un puesto laboral. También se cuestiona si los antecedentes de trabajar para el diario podrían incidir en que lo contraten o no en otras empresas, ya que el Gobierno se ha encargado de criminalizar al medio y al oficio periodístico.
Todos los trabajadores consultados tienen deudas, familias que alimentar, proyectos que se detuvieron de imprevisto. No saben cuándo acabará su zozobra, por ahora, se mantienen expectantes.