22 de agosto 2021
'--“Disculpe. ¿Usted puede traerme un lavandero?”
--“Sí. ¡Claro que puedo!”.
Si la pregunta le pareció rara al rivense Lenín Gutiérrez, propietario de la empresa de encomiendas ‘Ya Llegué’, que hace entregas en moto, la respuesta lo fue más para el cliente, un ciudadano que estaba construyendo su casa en San Jorge, a unos cuatro kilómetros de distancia, y eventualmente también necesitaría que le llevaran cemento y arena.
Como Gutiérrez, más de media docena de emprendedores encontraron un espacio en sus ciudades para iniciar negocios de entrega de paquetes a domicilio (Door to Door, o Puerta a Puerta, como se conoce a este tipo de empresas de servicio), surgidas alrededor de la crisis socioeconómica de 2018, y apuntaladas por la cuarentena que la ciudadanía aplicó de forma voluntaria en respuesta a la epidemia de covid-19.
El temor a ser contagiado de SARS-CoV-2, indujo a las personas a quedarse en casa, a la vez que las empresas buscaban formas de organización para operar de forma remota, o con presencia reducida, en los casos en que eso era posible.
CONFIDENCIAL habló con tres emprendedores que aprovecharon las posibilidades que les ofreció la tecnología para ofrecer un servicio: Edwin Espinoza, de ‘Ay Voy’, que opera en Chinandega, y Keyner Sáenz, de ‘Mandados Express’, que atiende en Matagalpa, así como con Gutiérrez, de Rivas, que relató que quien le hizo la pesada solicitud fue “uno de nuestros clientes especiales”, que le dijo “no importa cómo vayas a hacer ni cuánto me vayas a cobrar, y se quedó sorprendido porque le dimos respuesta positiva y en el mismo día”.
Si él puede mostrarse orgulloso por haber hecho una entrega tan voluminosa, Espinoza puede jactarse del nivel al que ha llevado su negocio, que ya cuenta con una App de diseño propio, así como Sáenz, que reclama para sí, el honor de ser el primero en detectar la existencia de esa necesidad, y haber puesto manos a la obra.
Mandados Express, en Matagalpa
Sáenz comenzó su negocio el 22 de diciembre de 2017, “porque siempre andábamos con ganas de emprender; pensando qué negocio poner, y vi que existía la necesidad” de una empresa de paquetería, así que buscó en Internet, y no pudo hallar nada similar en Nicaragua. Lo más cercano era México, lo que le inspiró para arrancar.
Como sucede en este tipo de emprendimientos personales, comenzó con ayuda de familiares que se convirtieron en sus primeros clientes, al ser ellos los primeros en solicitar sus servicios. La base de clientes creció “por la publicidad boca a boca, pero también porque la gente identificó que existía esa necesidad”, hasta que llegó la entrevista con Radio Stéreo Yes, que tuvo un alcance de 200 000 personas, y significó su impulso definitivo.
Después de eso, buscó cada negocio que pudiera ser un socio potencial, especialmente a aquellos que tuvieran su propio sistema de entregas, para convencerlos de trabajar con Mandados Express, porque eso significaba un ahorro para ellos en salarios, combustible, mantenimiento del vehículo, etc., y lo logró. “Hasta los restaurantes se vinieron con nosotros”, recuerda.
Si al momento de lanzar el servicio, él y su primo Heberto Leonel Sáenz, se turnaban en la única moto disponible, luego de la entrevista radial en Stereo Yes dieron a reparar una moto que tenían disponible y compraron otra, para poder contratar dos mensajeros más.
Entonces llegó la Rebelión de Abril de 2018, que impulsó el negocio porque la gente tenía temor de salir de sus casas. 2020 tuvo el mismo efecto, al punto que si antes de 2018 hacían 60 a 70 mandados por día, la demanda subió hasta los 150 diarios, e hizo necesario contratar personal adicional, hasta llegar a 14 mensajeros, de los que diez siguen con la empresa en este momento, más cinco en el área administrativa.
Contratar su publicidad digital con Diseña, empresa especializada en el ramo, hizo que los clientes vieran a Mandados Express como un emprendimiento más serio, lo que ayudó a fortalecer su presencia en Matagalpa.
Hoy el servicio se ha diversificado tanto, que reciben órdenes desde el extranjero, para comprar y entregar ramos de flores por un cumpleaños; hacer compras en el supermercado para entregarla en la ciudad, previo pago por Western Unión; además del pago de servicios básicos, compras en línea, llevar perros a vacunar, etc.
Al reclamar ser la primera empresa de su tipo en el país, Sáenz dice que “después de nosotros surgieron otras en Nicaragua, y ahora ellos trabajan conmigo. Localicé a las empresas que trabajan en el resto de departamentos para crear una red de envíos a todo el país”.
‘Ay Voy’, en Chinandega
Aunque la especialidad de Edwin Espinoza, dueño de ‘Ay Voy’ es la informática, y no la lengua, él sabe bien que la forma correcta de escribir el nombre de su empresa es ‘Ahí Voy’, pero lo escribió ‘Ay Voy’ pensando en que la escritura reflejara de la forma más certera posible, la manera en que esa frase se pronuncia en Nicaragua.
‘Ay Voy’ es una iniciativa que surgió en septiembre de 2018, luego que Espinoza fuera despedido de la empresa de microfinanzas para la que trabajaba, que se vio obligada a reducir personal para enfrentar la crisis socioeconómica que estalló ese año.
El servicio comenzó como una empresa unipersonal que en realidad tenía dos empleados: el propio Edwin, que hacía las compras y entregaba los mandados, y su esposa, que fue la primera encargada de recibir los pedidos por teléfono.
Cuando Chinandega se convirtió en la primera capital del covid-19 en Nicaragua, la gente sintió el miedo y se dio cuenta que era mejor tercerizar el riesgo, encomendando sus compras a Espinoza, que se vio obligado a contratar mensajeros adicionales para enfrentar el aumento de la demanda, a la vez que refinaba y aumentaba las opciones digitales disponibles para que sus clientes se comunicaran con la empresa.
La aplicación más importante es WhatsApp, porque “la gente está acostumbrada a hacerlo todo por WhatsApp”, pero Espinoza aprovechó sus conocimientos de informática para diseñar su propia aplicación, que está disponible en la Play Store desde el 19 de febrero pasado. “En el camino se le han hecho algunas actualizaciones, porque se le han ingresado negocios nuevos”, refiere.
Tal como está diseñada en este momento, la aplicación tiene una sección de restaurantes y fritangas, así como una de comida rápida como pizzas, hamburguesas y hot dogs. También una sección de comercio, que incluye juguetería; y una de servicios asistenciales, para llevar combustible –incluso, fuera de la ciudad- a algún conductor que lo requiera.
También pueden proveer un taxi, un cerrajero, un enfermero, y hasta un doctor, que pagan una comisión por ponerlos en contacto con los clientes, “y hasta servicio de cajero automático, de modo que si alguien necesita que le llevemos efectivo, nos hace la transferencia, (incluyendo la respectiva comisión); retiramos el dinero, y se lo llevamos a casa”, dijo el pequeño empresario.
Dadas las múltiples opciones de pago que ofrece la banca, ‘Ay Voy’ recibe órdenes de clientes en el extranjero, que les señalan los productos que desean entregar a sus parientes en la ciudad -lo que a veces incluye dinero en efectivo- y pagan el servicio en línea.
“Internet no es solo para entretenerse, sino para usar las herramientas que nos brinda. Ahora, con esta nueva realidad, tratamos de ajustarnos a las exigencias de nuestros clientes”, explicó.
El emprendedor reveló a CONFIDENCIAL que ya dio el siguiente paso en la dirección de extender su área de servicio y salir más allá de la ciudad de Chinandega, después que la semana pasada comenzó a poner anuncios para informar que ya están atendiendo clientes en El Viejo.
“En este momento estoy atendiendo yo personalmente. Cuando estemos posicionados, voy a contratar a alguien del lugar para que se haga cargo. Después, haré eso mismo en Chichigalpa para ir sumando ciudades y municipios”, detalló.
‘Ya Llegué’, de Rivas
Lenín Gutiérrez, propietario de la rivense ‘Ya Llegué’, es, de los tres, el más novel en ese negocio, que comenzó el 29 abril de 2019, en parte, a instancias de Edwin Espinoza, que fuera su compañero de trabajo en la empresa de microfinanzas de la que ambos fueron despedidos en 2018.
Recuerda que estuvo desempleado por varios meses, hasta que la empresa que lo había despedido lo recontrató en febrero de 2019. Edwin le había insistido muchas veces que iniciara un negocio de entrega de encomiendas en Rivas, pero eso le parecía una locura, idea que se veía reforzada con las opiniones de sus amigos.
En abril de 2019 decidió invertir 100 dólares, seguro que era dinero que estaba echando a perder, pero comenzó a poner anuncios en Facebook. “Fue una lucha dura, creando expectativas en redes sociales, pensando no en generar un ingreso para mí mismo, sino para ayudar a dos hermanas, y un amigo”, a los que él apoyaba los fines de semana.
Su razón es que seguía trabajando para la empresa de microfinanzas, pero también porque en esa época él tenía una pequeña empresa de cuatro a cinco personas, que prestaba servicios de cobranza a otra empresa de microfinanzas.
Recuerda que el primer día hicieron un mandado. Solo uno, pero le dijo a su personal que no se desanimaran, y comenzó a visitar los negocios locales, para ofrecer su servicio de delivery. “A los que me preguntaban por qué le puse ‘Ya Llegué’, les explique que era porque un amigo de Chinandega le puso a su negocio ‘Ay voy’, así que en Rivas es ‘Ya Llegué’, confirma.
De esa primera época, recuerda que “Edwin me animaba. Yo le dije que seguiría, y aquí estamos”. De hecho, dado que ya no podía atender los tres trabajos, renunció a la empresa de microfinanzas en junio de 2020, para concentrarse en un negocio que crecía en la medida en que aumentaba la epidemia de covid-19.
La pandemia hizo que aumentara la petición de mandados, que pasaron de oscilar entre 40 y 50 por día, a 60 y hasta 70 por día. Eso le llevó en los momentos de mayor demanda, a disponer de cinco mensajeros, más una persona en la administración del negocio.
Además del temor al contagio, opciones digitales como WhatsApp y Messenger fueron determinantes para facilitar su día a día, con clientes contactándolo desde dentro y fuera del país, aunque hay otros que prefieren llamar por línea celular, sea para pedir la compra en el supermercado; un pastel de cumpleaños, o dinero en efectivo.
Lenín no tiene planes para ofrecer sus servicios fuera de Rivas, porque siente que la relación con sus clientes se basa en la absoluta confianza, que solo se puede generar entre personas que se conocen. En todo caso, si tiene que hacer una entrega fuera del departamento, dispone de la red de empresas similares que se han coordinado para llevar paquetes más allá de su entorno.