15 de agosto 2021
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua señaló la “continua intromisión de Costa Rica en los asuntos internos de otros países, entre ellos, nuestra Nicaragua”, a través de una nota diplomática cargada de descalificativos e insultos contra el vecino país, cuyo presidente, Carlos Alvarado, aseveró esta semana que en Nicaragua “hay una violación clarísima a los derechos humanos” y abogó por un proceso electoral democrático y por la libertad de los presos políticos.
Para especialistas costarricenses en relaciones internacionales y sociología política este mensaje debe ser ignorado por el Gobierno de Costa Rica.
El régimen orteguista repite, en la nota diplomática publicada este sábado 13 de agosto, el discurso de ser un país soberano y no ser colonia de nadie, a través del que evade los señalamientos de falta de democracia, violación a los derechos humanos, agudización de la represión y ausencia de garantías de un proceso electoral, señalados por varios países y organizaciones internacionales.
El rechazo y la condena hacia el régimen de Ortega aumentaron en las últimas semanas, después que anuló la competencia electoral y arremetió contra la prensa independiente, además de continuar encarcelando a opositores, y mantener presos a siete precandidatos presidenciales, líderes opositores, periodistas, empresarios y defensores de derechos humanos.
“En un notorio afán de mostrarse superiores y de menoscabar a sus semejantes como si de súbditos se tratara, recordamos a esa hermana república - Costa Rica- y a su pueblo, que tanto respeto nos merece, que Nicaragua es soberana, y no es, ni será nunca más, colonia de nadie”, indica en el escrito.
La nota de la Cancillería Nicaragüense dice que Costa Rica reproduce “en sus gestos y palabras, los aires pretenciosos de una Europa caducante que también a ellos ven de menos, caen en una facha grandilocuente y ridícula, de la que los coregionales, con disimulo o sin él, nos reímos abundantemente”.
Nicaragua sigue arremetiendo contra Cosa Rica, llamándola "furullera y farandulera", y la señala de carecer de “autoridad alguna para juzgar a otros”, mientras la acusa de “racismo y extremismo, acosando de manera particular a migrantes y trabajadores nicaragüenses, a quienes avasallan, maltratan y esclavizan, aun sexualmente, usándolos cuando les interesa, para paupérrimos exhibicionismos con estrategias sociales y políticas 'protectoras', del diente al labio, como dicen”.
CONFIDENCIAL consultó al encargado de Prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores de Costa Rica sobre esta nota, pero no hubo respuesta.
El exvicecanciller de Costa Rica en los noventa, Rodrigo Carreras, señaló que el lenguaje con el que se dirigió Nicaragua hacia su país, no corresponde a una nota diplomática. “Yo recomendaría a Cancillería (de Costa Rica), simplemente, devolverles la nota diplomática en el sobre, sin abrirlo (…) para mí no existe la nota. Yo se las devolvería”, valoró, de tal forma -explicó el exdiplomático- que “repiensen” (las autoridades nicaragüenses) y si en verdad quieren hacer llegar la nota, se haga por medio de su embajador -en persona- a la Cancillería.
Costa Rica “no tiene que morder el anzuelo”
Desde la perspectiva del doctor en sociología política, Constantino Urcuyo, la nota diplomática es “delirante” e insulta a los costarricenses. Urcuyo considera que la respuesta de Costa Rica debería de ser muy breve o, incluso, ni siquiera responder. “El que escribió esa nota debería estar en un asilo de locos porque lo que está haciendo es delirando. Lo que dice ahí es pura mentira de Costa Rica”, expresó.
“Costa Rica no tiene que morder el anzuelo de entrar en esos intercambios verbales con gente que no está bien de la cabeza”, señaló el también profesor de política internacional del Doctorado en Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Hay en quien escribió la nota "un odio para los costarricenses, que nosotros no tenemos hacia los nicaragüenses, por el contrario, les hemos dado acogida a cientos de miles de nicaragüenses (…)”, aseveró Urcuyo.
En la nota diplomática, el régimen orteguista señala en “nombre del pueblo de Nicaragua” que las autoridades de la nación tica se “ocupen, denuncien y respondan ante el mundo, esos llamados organismos, creados al gusto del cliente, porque la pura verdad son negocios fraudulentos, que respondan, decimos, por su propio deber de proteger los derechos humanos de trabajadores costarricenses y de los miles de migrantes trabajadores nicaragüenses, que se ven obligados a vender hasta su cuerpo, a traficar para comer, y a mendigar, dando pena ajena y propia, en esa Costa Rica 'pura vida', donde todo es mentira y todo está a la venta, incluyendo la dignidad humana”, dice el escrito.
Con este discurso, el Gobierno de Ortega evade que la responsabilidad fundamental de la migración de los nicaragüenses es del “régimen”, que es incapaz de “darles empleo, comida y salud”, aseguró Urcuyo.
“Evitan señalar que el culpable de que haya miles de nicaragüenses afuera de Nicaragua, muchas veces en condiciones difíciles, es ese régimen genocida de la familia Ortega Murillo”, señaló el doctor en sociología política.
"Que si eso va a enturbiar las relaciones, están enturbiadas. Esa es la realidad. Costa Rica no puede hacer mucho para que cambie el régimen interno nicaragüense", valoró Urcuyo sobre las afectaciones en las relaciones entre los dos países.
Asimismo, otro exdiplomático nicaragüense que solicitó omitir su identidad por seguridad, explicó que la comunicación diplomática revela "un estado de alteración y peligrosidad nunca antes visto", que podría afectar a la región.
"La violencia verbal conlleva siempre el peligro de transformarse en acciones violentas. La experiencia histórica muestra que las crisis internas de Nicaragua siempre han desembocado en conflictos regionales, dada la estrecha interrelación existente entre las naciones centroamericanas. Este es el grave riesgo que conlleva la persistencia de un problema que, lejos de solucionarse, se agrava y que ya está teniendo efectos más allá de la subregión, con el incremento acelerado de migrantes hacia México y Estados Unidos. Estamos pues ante la configuración de una creciente amenaza a la seguridad y estabilidad regional", expresó.
El Gobierno del presidente Alvarado canceló en junio pasado el nombramiento de su embajadora en Nicaragua, Xinia Vargas. Este viernes el canciller costarricense Rodolfo Solano condenó el allanamiento contra el diario La Prensa y reiteró el llamado a "respetar los derechos humanos y la libertad de expresión en Nicaragua".
Asimismo, cuatro países, han llamado a consultas a sus embajadores en Nicaragua. Los primeros fueron México y Argentina, luego Colombia y el pasado 13 de agosto, España. En reciprocidad, la vicepresidenta Rosario Murillo aseguró que Nicaragua también llamó a consultas a sus embajadores en esos países, con excepción de España.
Al igual que la nota diplomática hacia Costa Rica, el régimen calificó a España de "intromisión", al descalificar las denuncias de este país de violaciones reiteradas en Nicaragua a manos del Gobierno.
Las acciones diplomáticas de estos países, "son llamados poderosos", en especial de Argentina y México, ya que ninguno de los dos han tenido una posición beligerante en contra de Nicaragua, y pareciera que “están reconsiderando su asunto ante las agresiones a la prensa independiente y a la oposición política”, valora Urcuyo. Sin embargo, no considera que el régimen de Ortega ceda "un centímetro" ante las presiones diplomáticas.