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Un encuentro en casa de Anastasio Somoza Debayle

Somoza en 1978: Una “elección anticipada” no existe en nuestra Constitución, “a menos que sea un golpe de Estado”

Rubén Aguilar

5 de agosto 2021

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El 10 de octubre de 1978, el fotógrafo Pedro Meyer, que en ese tiempo cubría la guerra en Nicaragua para el Unomásuno, entrevistó en su casa de Managua al dictador Anastasio Somoza (Nicaragua, 1925 – Paraguay, 1980).

Meyer, de su muy rico archivo personal —más de un millón de fotografías— me ha dado una transcripción de ese encuentro, que resulta excepcional. En esos tiempos Somoza no daba entrevistas y menos en su casa. Diez meses después los sandinistas tomaron el poder.

Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, y Rosario Murillo, su esposa, que es vicepresidenta, han restaurado un régimen dictatorial muy semejante al de Somoza. La historia se repite.

Aquí retomo algunas de las preguntas y respuestas. Hoy se podrían hacer a Ortega y Murillo y sus respuestas, ya se sabe por la vía de los hechos, son semejantes a las de Somoza.


Pedro Meyer (PM): Hace algún tiempo (…) usted dijo: “me voy con mis hombres y mis armas”. A mí me quedó una inquietud al respecto, ¿a dónde es que un hombre como usted se iría con sus hombres y sus armas?

Anastasio Somoza (AS): Una vez se rompió la Constitución y en 1927 (…) costó 20 000 muertos. Los nicaragüenses creen en su Constitución (…) ellos me decían que me fuera ilegalmente, al irme yo ilegalmente ya no tendría compromiso con Constitución ni (tampoco) los hombres que están conmigo dentro del Gobierno. Entonces aquí sería esto un relajo, volveríamos otra vez al asunto del caudillismo (…) y es lo que estoy tratando de evitar. Pero estos nicaragüenses ilusos que creen que van a quitar a Somoza y todo se va a ir y todo se va a arreglar y no es así.

PM: ¿Cómo sí sería?

AS: Bueno, pues sigamos el curso de nuestra Constitución (…) busquemos un método ordenado de llevar a cabo la próxima elección y así como entregué el poder en 1967, se lo voy a entregar a quien gane. Lo que pasa ahora es que la oposición quiere que la ponga en el poder sin haber elecciones, sin haber organizado sus partidos ni sus partidarios.

PM: ¿Existe la posibilidad de una elección anticipada?

AS: Dentro de lo que marca nuestra Constitución no existe, a menos que sea un golpe de Estado.

PM: El día de ayer volvió a salir La Prensa ¿por qué levantó usted la censura, señor?

AS: El estado de sitio está registrado por 30 días, dentro de tres días se termina y ya habíamos determinado con el Consejo de ministros de que se iba a volver (a los) derechos de libre expresión.

PM: ¿Y el estado de sitio también usted lo va a levantar?

AS: No

PM: ¿Esto dependerá de qué, señor?

AS: (…) en Venezuela como en Panamá y Costa Rica están formándose grupos que quieren venir a agredir a Nicaragua y todavía no están los ánimos evidentemente sanos aquí para poder devolverle a todo el mundo las garantías. (…) mi país está en guerra con toda la gente de afuera, aquí estamos en paz.

Pedro Meyer (PM): Señor presidente, ¿en caso de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitiera un fallo y fuera adverso a su opinión, estaría dispuesto a darle credibilidad?

Anastasio Somoza (AS): Sí es basado en derecho, sí.

PM: ¿Qué significa basado en derecho?

AS: Si está basado en las leyes de Nicaragua sí, pero si está basado en testimonios de quienes huyen, quién sabe.

PM: Tengo entendido que la CIDH ha estado escuchando a diferentes personas que han acudido para presentar sus testimonios, y que posteriormente habrá de tomar algún dictamen (…) ¿En este caso, si el resumen de sus apreciaciones recogidas resultara adverso, esto lo aceptaría usted?

AS: Primero déjeme que yo le explique. La CIDH no está para enjuiciar a los regímenes de América, es para ver cómo funciona el sistema policial, jurídico y de derechos humanos en un país. Si el informe encuentra algunas anomalías, le va a decir y es entonces, yo como Gobierno, voy a dar los pasos para reparar esa situación y ponerme a tono con los estándares que se quieren (…). No considero que el dictamen de ellos sea de condena. Lo que sí conviene es que el dictamen sea saludable para Nicaragua y para muchos pueblos en América.

PM: Dentro de sus estudios de preparación militar y sabiendo que usted maneja múltiples negocios, ¿usted encuentra que hay algún paralelismo entre los conocimientos y criterios aplicables de su carrera militar a los negocios?

AS: Claro que sí, yo soy ingeniero militar y por lo tanto estoy versado en todas las disciplinas de la ingeniería, y eso me da la posibilidad por comprender todas las habilidades que hay que tener para manejar un negocio. Además, en la milicia se maneja personal como recursos (humano) y uno aprende y después eso lo aplica (en la empresa). Hay muchos oficiales retirados del Ejército norteamericano que después de haber pasado treinta años en el Ejército son contratados por grandes corporaciones para que les manejen sus negocios (…).

PM: Tendría la inquietud de preguntarle, todos tenemos en algún momento dado idea de un mayor acierto que hemos tenido en nuestras vidas, así como un mayor error, tendría usted la gentileza de poder contestarme, ¿qué considera usted que sería su mayor acierto y mayor error a lo largo de su vida? Entiendo que es una pregunta difícil.

AS: Bueno, mi mayor acierto es haber derogado el tratado de Chamorro-Bryan que le daba a los Estados Unidos de América la opción por vida para construir un canal a través del istmo de Nicaragua. Mi mayor error es haber creído que las intervenciones en América se habían terminado, pero me he dado cuenta de que no hay tal porque con la intervención de Costa Rica, Panamá y Venezuela no se han terminado (hace mención a la postura de estos países ante la guerra que tenía lugar en Nicaragua).

PM: Cambiando de tema señor presidente, una pregunta muy indiscreta: ¿qué tan rico es usted? Se dice que es uno de los hombres más ricos del mundo.

AS: Ya desearía que así fuera y le podría dar más trabajo al nicaragüense. Lo material un día sube otro día baja de acuerdo a sus valores, pero bueno.

El comandante Daniel Ortega, ahora presidente, y su esposa, Rosario Murillo, vicepresidenta, no quieren que la CIDH emita juicios sobre Nicaragua. No quieren que los organismos internacionales se pronuncien sobre los derechos humanos en el país. La pareja imperial ha resultado extraordinariamente hábil para hacer negocios. Ahora es una de las familias más ricas de su país, como en su tiempo lo fue Somoza. Habría que preguntarles, ¿cuál ha sido su mayor acierto y su mayor error? Se parecen mucho al dictador que un día derrocaron.


*Artículo publicado originalmente en Animal Político de México.

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Rubén Aguilar

Rubén Aguilar

Sociofundador de Afan Consultores Internacionales, S.C. Doctor en Ciencias Sociales. Profesor en el Departamento de Comunicaciones y Ciencias Políticas de la Universidad Iberoamericana. Publica semanalmente en diversos periódicos y revistas del país.

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