20 de julio 2021
El presidente y candidato a la reelección, Daniel Ortega, celebró el 42 aniversario de la revolución sandinista con un acto partidario en que no mencionó las elecciones presidenciales que se celebrarán el 7 de noviembre, pero alegó que su Gobierno enfrenta una conspiración de Estados Unidos, y aseguró que “el pueblo armado jamás será aplastado”.
En un discurso televisado en cadena nacional, desde la plaza de la revolución en Managua, Ortega exigió respeto a la soberanía de Nicaragua, mientras afirmó que “el imperio” ha intentado destruir al país sin éxito.
“A pesar que han querido destruir la economía y han asesinado, sembrado el terror, han lavado millones de millones de dólares en Nicaragua para sembrar el terrorismo”, acusó Ortega, y adelantó que “se están llevando las investigaciones con las famosas fundaciones (en alusión a los señalamientos contra Fundación Violeta Barrios de Chamorro y Funides) de millones de dólares para ser utilizados para intentar destruir al pueblo nicaragüense. Han fracasado”, afirmó el gobernante.
Las acusaciones de Ortega contra Estados Unidos, coinciden con su acercamiento diplomático con Rusia, mientras el resto de la comunidad internacional le demanda detener las violaciones de derechos humanos, luego de la escalada represiva iniciada desde finales de mayo pasado, en la cual fueron capturadas 26 personas, entre ellos seis aspirantes a la presidencia, quince dirigentes opositores y dos líderes empresariales.
Horas antes de la actividad partidaria, el canciller de Rusia Serguéi Lavrov, declaró en Moscú que rechazaba el “injerencismo” contra Nicaragua en las elecciones de noviembre, en un evento en que recibió al canciller Denis Moncada y a dos hijos de Ortega, Rafael y Laureano Ortega Murillo, ambos sancionados por Estados Unidos.
El acto de Managua fue presidido por la jefatura del Ejército y la Policía, los presidentes de la Asamblea Nacional, el Consejo Supremo Electoral, la Corte Suprema de Justicia, y el operador político Fidel Moreno.
El único invitado internacional que acompañó a la familia presidencial este 19 de julio fue el canciller de Abjasia, Kove Daur, una nación separatista de Georgia, que solo tiene reconocimiento diplomático de Rusia, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, y algunas naciones insulares de Oceanía
Ortega acusó al “imperio” de intentar dominar a los rusos y también a China. “¡Están locos!”, aseguró. Ni siquiera Cuba envió a un delegado y Ortega, que no mencionó las protestas masivas que se dieron en la isla desde el 11 de julio pasado, se tuvo que conformar con una carta enviada el 18 de julio por Raúl Castro y el presidente Miguel Díaz- Canel, en la cual le mandan “abrazos revolucionarios”.
El mandatario anunció un aumento en el presupuesto de la República, con el que incrementará en un cinco por ciento el salario de los empleados públicos, lo que no había ocurrido desde marzo de 2018, según publicaciones periodísticas. Atribuyó el incremento a la “disciplina fiscal” del Gobierno, mientras la Unidad de Inteligencia de The Economist adelantó que las decisiones del Ejecutivo nicaragüense en los próximos meses serían tomadas con criterios electorales.
Hacia los empresarios, que fueron sus aliados hasta que estalló la crisis política en 2018, el caudillo tuvo palabras duras sobre la ejecución de la política de recaudación tributaria.
“Aquellos empresarios que han andado hablando para que se cierren las empresas, pues sencillamente ellos no cierran porque saben que están ganando. Y si no estuvieran ganando, no estarían pagando los impuestos que están pagando", dijo Ortega.
“Estos que maldicen la vaca, pero se tragan la leche, no les ha quedado camino que seguir trabajando, porque saben que están ganando. Lo que pasa es que son miserables. No tienen sensibilidad para con el pueblo”, atacó.
La puesta en escena de Murillo
El régimen celebró el acto en un anfiteatro montado en la plaza, donde se colocaron dos estrellas al centro con el número 42 y 19, rodeado de banquetas desde donde miembros de la Juventud Sandinista participaban de las coreografías de la propaganda estatal.
Algunas personas se apretujaban para mirar la entrada de Ortega a la plaza de la revolución, resguardado por decenas de policías, y aunque no hubo una convocatoria a un acto masivo, caravanas de militantes sandinistas recorrieron los barrios.
Desde el inicio, el protagonismo de Rosario Murillo fue notable en todo lo programado. En su primera intervención habló durante 17 minutos, y luego, entre los poemas musicalizados de los grupos que participaron, había un párrafo que ella leyó el 15 de julio pasado, cuando atacó, sin mencionar directamente al embajador estadounidense Kevin Sullivan, en una de sus alocuciones al mediodía.
“Hay uno que con su arrogancia que se abre en los corredores de allá de la Casa Blanca, no respeta la diplomacia. Ahora, si él quiere hablar que se quite la investidura, y verá qué poco dura su estancia en esta tierra. Y no estamos hablando de guerra, solamente de exigir que hable ‘miércoles’, pero afuera”, se escuchaba el texto de Murillo hecho canción por los Rústicos del Norte.
Los “héroes” del régimen
Además de la caída de Somoza en 1979, el partido de Gobierno celebra lo que llama la liberación de los “tranques de la muerte” en 2018, como llama al despeje violento de las barricadas levantadas por la población para evitar las agresiones de paramilitares y policías. En esos días de 2018 la represión dejó al menos 328 asesinados.
Reabriendo heridas, Ortega llamó este lunes “héroe” al comisionado general Ramón Avellán, señalado de graves violaciones a los derechos humanos por Estados Unidos y la persona a cargo de “liberar” a Masaya en los días más duros de la represión estatal.
Según Ortega, Avellán les decía ‘no disparen’ a sus compañeros oficiales y “los terroristas volando bala, financiados por los yanquis y la oligarquía”, agregó, refiriéndose a los manifestantes.
“Era una provocación. Querían que la Policía reaccionara y se diera una masacre. Mentira que tenían a la Policía arrinconada (en Masaya). Se resistió y se les derrotó de un plumazo cuando se tomó la decisión. Ellos creían que derrumbaban las instituciones del Estado”, aseguró Ortega.
Para el gobernante, las manifestaciones de abril buscaron acabar con la “revolución”, lo que sería una crisis a la que sumarían luego la pandemia y las sanciones impuestas a sus funcionarios y familiares por Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, las cuales califica de “agresiones” contra Nicaragua.
En su discurso, Ortega también llamó héroe a la presidenta del Consejo Supremo Electoral Brenda Rocha, quien perdió su brazo en un ataque de la Contra en la guerra civil de los años ochenta y que además representa a una institución controlada enteramente por el partido de Gobierno, una de las razones que impide que haya garantías para la celebración de comicios libres y democráticos.