9 de julio 2021
“Claudia” asistió a un centro de salud en Managua con al menos cuatro síntomas que podrían indicar que se había contagiado de covid-19: congestión nasal, tos, dolor de cabeza y diarrea. Buscaba comprobar el temido diagnóstico, pero no lo logró porque la doctora que la atendió le dijo que no podían realizarle la prueba covid-19, aunque sí le entregó el tratamiento “preventivo” para pacientes covid-19 y le orientó mantenerse aislada.
Al escuchar las recomendaciones “Claudia”, de 30 años, le preguntó: '¿Usted me está diciendo que yo tengo covid?'. 'Yo no puedo ser irresponsable en decirte que lo tenés, pero tampoco te puedo decir que te vayás sin el tratamiento preventivo porque absolutamente todos los cuadros respiratorios se están tratando de la misma manera', le respondió la doctora a secas.
"Claudia", quien pide ser identificada por este seudónimo para proteger su identidad, asegura que no comprende la contradicción médica. Le estaban entregando un tratamiento “preventivo”, pese a que ella ya estaba enferma y sin tener certeza que sí era covid o un cuadro alérgico, como había ocurrido varias veces antes de la pandemia, con la diferencia que esta vez tenía una fuerte diarrea y debía descartar el SARS-CoV-2.
Argumentó que necesitaba conocer un diagnóstico positivo o negativo de covid-19 porque la empresa donde labora requería saber su condición médica y tomar decisiones respecto a la seguridad del resto de sus colegas. En lo personal, también temía haber expuesto a sus padres mayores de 60 años, con quienes vive.
Pero no hubo razón que convenciera a la médica de aprobar que le practicaran el examen, pese a que varios de los síntomas coinciden con la definición de caso sospechoso del Minsa, que lo determina así: "paciente de cualquier edad, que en los últimos 14 días manifestó al menos dos de los siguientes signos y síntomas: tos, fiebre, cefalea; acompañados de uno de los siguientes signos o síntomas: disnea, artralgias, mialgias, odinofagia, rinorrea, anosmia (perdida del olfato) conjuntivitis, anorexia, nausea, vómitos, diarrea, dolor torácico y alteración del estado de la conciencia", según el Protocolo de Contención y Manejo de Casos de la covid-19.
Después de tanta insistencia, la doctora le dijo a "Claudia" que la prueba no era necesaria, ya que todos los cuadros respiratorios recibían el mismo tratamiento. “¿Para qué te sirve un resultado?”, la cuestionó.
“Ella me dijo que 'fuera donde fuera, quisiera pagar donde quisiera, nadie me la iba a hacer -la prueba molecular- porque nadie la tiene', expresó “Claudia”. En más de un año de pandemia y pese a demandas de asociaciones médicas, el Minsa mantiene la centralización de la prueba covid-19, lo que ha permitido sea la única instancia donde acuden los nicaragüenses que necesitan el test como requisito de viaje a un costo de 150 dólares: el más alto en Centroamérica, en el país más pobre del itsmo.
“Claudia” salió del centro de salud con una bolsita con pastillas ivermectina y colchicina, que son parte del tratamiento preventivo contra la covid -aunque su eficacia no está demostrada científicamente-, la indignación de no aclarar la incertidumbre de haber pescado o no el virus y la promesa que una persona del Minsa la visitaría para conocer su evolución.
Se tomó el medicamento y la diarrea se agudizó, mientras los otros síntomas persistían. Aunque se cansaba no era nada de preocupación, considera. Acudió a un médico privado, quien después de evaluar su desempeño con varios ejercicios de respiración, le dijo que sintomatológicamente tenía covid.
Medicamentos generales, "sin pruebas" covid-19
Como “Claudia”, decenas de personas han acudido a las unidades de Salud y no les realizan la prueba, pese a que ellas lo demandan y presentan síntomas de contagio por coronavirus.
En abril, CONFIDENCIAL corroboró con el personal sanitario de centros de Salud de referencia en Managua que realizaban las pruebas para detectar el virus SARS- CoV-2 a pacientes con sintomatología sospechosa, pero advirtieron que los resultados no se entregaban al paciente, sino que el diagnóstico positivo se le notificaba por una llamada y después, recibiría la visita de una brigada médica. Si no había comunicación, debía suponer que el resultado fue negativo.
Asimismo, la decisión que a un paciente se le realice la prueba PCR queda bajo la decisión del médico que la examina. Si este orienta que se proceda, se hace.
El epidemiólogo y miembro del Comité Científico Multidisciplinario (CCM), Leonel Argüello, explica que lo ideal es realizar las pruebas a la mayor cantidad de personas, pues esto permitiría precisar cuáles son los síntomas más frecuentes de la covid-19 en los nicaragüenses y que el tratamiento que se brinde sea en base a síntomas o malestares que el paciente presenta.
Las ventajas de realizar el test es que además de identificar el virus, se evita la medicación general, ya que los fármacos también tienen efectos secundarios. “Existen test rápido que en 15 minutos tenés los resultados, pero el MINSA los prohibió y deberían estarlos utilizando”, expresa.
Desde el principio de la pandemia, el Minsa ha manejado con discrecionalidad el uso de las pruebas moleculares. Mediante donación recibió más de 30 000 pruebas en 2020 y hasta la fecha guarda silencio sobre la administración de las mismas. Las recomendaciones de realizar testeos masivos para ralentizar la propagación del virus nunca fue acatada por las autoridades de salud.
"Nueve de cada diez salen positivo", dijo doctora del Minsa
“Claudia” recibió tres visitas del Minsa, una de ellas fue una doctora a la que nuevamente le insistió su interés por realizarse un test molecular, pero la respuesta que recibió la dejó más preocupada. La médica le explicó que “nueve de cada diez personas que se hicieron la prueba, salían positivo”, y por ello, no había necesidad de aplicarla.
El dato de la doctora preocupó mucho más a "Claudia", porque significaba que cualquiera podría estar contagiado -aunque el Minsa nunca admitió el contagio comunitario-. La trabajadora de Salud se limitó a medir su oxigenación, le preguntó sobre los síntomas que persistían y le advirtió que la tos que aún experimenta se mantendrá por unos dos meses más, además de la posibilidad de algunos mareos.
Después de doce días de reposo, “Claudia” sigue con la incertidumbre si padeció la covid o no. De igual forma, se alejó de sus padres por precaución y planteó la situación en su trabajo. Siente indignación porque no hay acceso real a la prueba en Nicaragua, aunque el Minsa diga lo contrario.
“De cierta manera te hacen ver de que no necesitás la prueba porque igual te van a dar ese tratamiento lo tengás o no lo tengás - el virus-”, lamenta.