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Luis Carrión: Ortega “busca cambiar sanciones por rehenes políticos”, para forzar negociación con EE. UU.

Directivo de Unamos: “La unidad de toda la oposición es lo que puede permitir, antes o después del 7 de noviembre, la realización de elecciones libres”

Luis Carrión, uno de los nueve comandantes de la Dirección Nacional del FSLN en los años ochenta, hoy directivo de Unamos, antes Movimiento Renovador Sandinista. // Foto: EFE | Confidencial

Carlos F. Chamorro

23 de junio 2021

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La captura de seis líderes del antiguo Movimiento Renovador Sandinista, hoy Unidad Demócrata Renovadora -Unamos-, el pasado 12 y 13 de junio, por la Policía del régimen orteguista, demuestra un “afán de venganza” por parte de Daniel Ortega contra una fuerza política fundada por disidentes del Frente Sandinista, que hoy integran jóvenes dirigentes que no fueron parte de la revolución de los ochenta y es un golpe contra la “institución MRS” valora el excomandante y miembro de Unamos, Luis Carrión Cruz, en una entrevista que se transmite hoy miércoles en Esta Noche.

Carrión, quien fue uno de los nueve comandantes de la Dirección Nacional del Frente Sandinista en la década de los ochenta, considera que la cacería emprendida por el régimen orteguista, que ya acumula una veintena de personas; entre precandidatos presidenciales, opositores, exguerrilleros, empresarios y periodistas independientes, busca acumular rehenes para forzar una negociación política con Estados Unidos, un objetivo que considera inviable por las políticas de este país de no negociar con secuestradores. 

Pese a la imposición de noches de terror, con capturas selectivas y allanamientos en casas de opositores, con el fin de aplastar la resistencia cívica, Carrión asegura que la única salida a la crisis sociopolítica es la lucha pacífica, y uno de los primeros pasos es la unidad de todas las fuerzas opositoras. “La unidad es a lo que más le teme Ortega y la unidad de toda la oposición es lo que puede permitir que antes del 7 de noviembre, o incluso, después pueda forzarse la realización de unas elecciones verdaderamente libres y honestas”, afirma Carrión. 

La redada contra Unamos

¿La redada policial contra seis miembros de la directiva de Unamos- Unidad Demócrata Renovadora- ha sido un golpe anunciado o fue una sorpresa?


En realidad, nosotros estábamos esperando un golpe de este tipo desde hace algún tiempo. Las compañeras y los compañeros que fueron detenidos estaban preparados mentalmente, espiritualmente, para la situación que se produjo. Para ninguno fue una sorpresa.

A nivel internacional esta acción represiva ha sido interpretada como un acto de venganza política de Ortega para aplastar a la disidencia que surgió en el propio Frente Sandinista y que ahora está representada en varias generaciones de Unamos. ¿Cuál es el fondo del conflicto en esta embestida?

Desde el surgimiento del MRS -Movimiento Renovador Sandinista- se generó una reacción sumamente agresiva de parte del Frente Sandinista y en los últimos tiempos hemos estado bajo un acoso muy fuerte. En 2008 se le canceló la personalidad jurídica -del MRS- sin ninguna base legal y sin ningún motivo.

En los años subsiguientes estuvimos amenazados, hubo intento de chantaje. En ningún momento Ortega ha dejado de mantener una persecución dirigida hacia lo que era el MRS, hoy Unamos, hasta llegar al 12 y 13 de junio en que hace una captura masiva. No hay ninguna otra organización, ningún otro partido que haya sido objetivizado de esta manera, tratando de cortar por completo su cabeza dirigente.

Hay un afán de venganza. El odio especialmente dirigido al MRS se ha manifestado desde 2018 hasta ahora con toda clase de acusaciones fantasiosas y con toda clase de amenazas contra diferentes miembros de nuestro liderazgo. Ahora bien, disidente si se pueden llamar así, solo somos los que fuimos de la vieja guardia, que estuvimos en la revolución. Pero hay otros dirigentes, especialmente, dirigentes mujeres que no tuvieron nada que ver con la revolución, que eran niñas, y que su compromiso político único ha sido con Unamos, con el MRS, muchos años después de la revolución, así que este es un golpe dirigido contra la institución MRS, no es solo contra algunas de las personas.

Unamos forma parte de la UNAB -Unidad Nacional Azul y Blanco- y además de estos seis directivos capturados hay otros dos líderes de la UNAB, Félix Maradiaga, precandidato presidencial; Violeta Granera ¿Qué impacto tienen estas capturas en la resistencia cívica?

No podemos decir que no tienen algún impacto. Estamos hablando de figuras muy visibles, muy representativas, que estaban constantemente denunciado al régimen. Tamara Dávila también que era del consejo político de la UNAB; sin embargo, la lucha cívica va a continuar porque las acciones de Ortega lo único que están haciendo es profundizando la indignación, el estupor de la gente y la sensación de que es urgente hacer algo. Que este ciclo, esta tendencia que lleva la dictadura nos lleva al desastre como país.

No solo en lo político, no solo en los derechos humanos, que están siendo violados de manera masiva por el régimen, los derechos de todos los ciudadanos, sino incluso también, desde el punto de vista económico y social.

Entre estos dirigentes de Unamos capturados hay figuras que tuvieron un rol destacado en la lucha guerrillera, insurreccional contra la dictadura de Somoza: Dora María Téllez, Hugo Torres, Víctor Hugo Tinoco. ¿Qué diferencia hay hoy cuando la lucha es cívica? 

Unamos ha estado absolutamente comprometido con la vía cívica y con una salida electoral de esta crisis. Para nosotros, ahora está agudizada, pero que comenzó, prácticamente, desde que Daniel Ortega tomó el poder en 2007 y comenzó a construir sistemáticamente su dictadura, garantizando el control de los aparatos represivos, del sistema judicial, Fiscalía, etcétera. Y los fraudes electorales sucesivos.

Nosotros no consideramos una opción válida otras formas de lucha violenta o armada. Estamos absolutamente comprometidos con la lucha pacífica. Estamos muy conscientes de las grandes dificultades que implica librar una lucha pacífica contra un régimen violento, dictatorial, represivo, como el que estamos enfrentando, pero no tenemos opción.

Ese es el camino que hemos escogido. Tenemos confianza en que la resistencia del pueblo y los mismos errores y abusos que está cometiendo la dictadura, van a ir creando una situación en la que esta ya no pueda sostenerse, es difícil, pero factible. La importancia es la persistencia, la tenacidad, la resistencia que descontrola al régimen.

El golpe al sector privado empresarial

Después del golpe contra Unamos el fin de semana- 12 y 13 de junio-, continuó un asalto contra el sector privado empresarial. La captura del presidente del Banpro, Luis Rivas; la investigación contra 13 exdirectivos de Funides, la orden de captura y allanamiento contra el empresario Gerardo Baltodano, y Humberto Belli. ¿Cuál es el objetivo político de Ortega en este asalto contra el sector privado?

El golpe contra los dirigentes políticos, precandidatos, activistas de la UNAB y de la Coalición, Violeta Granera, y José Pallais, me parece que tiene el mismo objetivo. Por un lado, trata de aplastar por completo la lucha y la resistencia ciudadana, descabezando a los principales líderes de la oposición. Y ahí incluyo a los empresarios, a la gente del sector privado que está siendo, igualmente, reprimida por el régimen y que en el esquema de Ortega estos han sido los que han dado el soporte material a las acciones de resistencia. Y, por otro lado, yo veo también un ánimo de venganza también con los empresarios del sector privado.

Ortega quiere y cree que capturando a toda esta gente, tanto políticos como líderes económicos y empresariales va a tener un conjunto de rehenes, para según él, forzar una negociación con los Estados Unidos, y que esa negociación ya no sea sobre elecciones, sobre democracia, sobre libertades civiles, sino que sea sobre los presos políticos, a cambio de las sanciones. Ortega está intentando cambiar las sanciones por los presos políticos. Actuando como cualquier banda de secuestradores, que captura rehenes, para pedir rescate. Esta es una banda mafiosa, que no tiene ningún límite legal, ni ético, ni escrúpulos de ninguna clase.

¿Es viable esta intención de Ortega de lograr esa negociación con la Administración Biden antes o después de las elecciones de noviembre?

Yo creo que no es viable. Dudo mucho que los Estados Unidos vayan a estar dispuestos a entrar en un esquema de este tipo, como política ellos han tenido siempre de no negociar con secuestradores, en situaciones donde hay rehenes, ni siquiera si los rehenes son estadounidenses, entonces yo no sé qué piensa Ortega, pero definitivamente no veo a los Estados Unidos y a la Administración Biden negociando eso con Ortega.

Creo que lo que están haciendo es metiéndose en un callejón sin salida. Y profundizando el aislamiento internacional que claramente se ha profundizado en los últimos días y semanas, producto de estas acciones, afectando significativamente la posibilidad de retomar un rumbo de crecimiento económico en el país, porque sin duda, los empresarios, los inversionistas la van a pensar 40 veces antes de meter dinero en un país donde el Estado de derecho no existe ante la voluntad de un régimen arbitrario y dictatorial.

Ortega anunció que iba a convocar un diálogo nacional después de las elecciones, ¿Con quién? ¿Quién va a ir a ese diálogo? ¿Qué credibilidad puede tener Ortega? No tiene posibilidad de recomponer el famoso modelo de diálogo y consenso, ni creo yo que tenga posibilidades ni interés de recomponer la situación política en el país y a lo que aspira él es a mantenerse a punta de represión.

Si no hay salida después de una reelección de Ortega, sin elecciones libres, sin competencia política, ¿Qué posibilidades hay en este momento de retomar el camino hacia una reforma electoral? ¿Qué posición tienen hoy Unamos, la UNAB, la Coalición Nacional sobre la crisis electoral?

El primer paso es lograr una verdadera unidad, amplia, con todos los grupos que están manifestándose en oposición al régimen. Creo que una de las debilidades que hemos tenido como oposición es que no hemos podido concretar esa gran unidad, y que se entienda que ningún partido político, aunque preserve su personalidad jurídica tienen posibilidades de ejercer la presión o forzar ningún cambio de parte del régimen.

Este es un momento de unidad, la unidad es a lo que más le teme Ortega y la unidad de toda la oposición es lo que puede permitir que antes del 7 de noviembre, o incluso, después pueda forzarse la realización de unas elecciones verdaderamente libres y honestas. Sin eso, los que vayan a las elecciones van como corderito a servir al propósito de Ortega, de tener unas elecciones con una competencia que es la que él escoge, con unos candidatos que son los que él escoge, con cero condiciones sobre el proceso de conteo de los votos, sin ninguna transparencia y que es nada más un trámite formal para proclamarse, nuevamente, presidente dictador de Nicaragua.

FSLN, servidores públicos, y Ejército 

Vos fuiste dirigente del Frente Sandinista hasta 1994. En este partido que hoy controla Daniel Ortega y Rosario Murillo, ¿El FSLN o el sandinismo tienen algún rol que jugar en una salida política a esta crisis nacional o van a alinearse y a hundirse con Ortega y Murillo?

Obviamente, hay un grupo dentro del Frente Sandinista que va a hundirse y morir con Ortega y Murillo, pero yo apuesto a que hay sectores que viendo que la crisis no tiene solución, puedan convertirse; primero, en grupos de presión, dentro del Frente Sandinista y eventualmente, sí la crisis es lo suficientemente profunda, romper o buscar salidas por su propia cuenta a la situación. Todavía no se han visto muchas señales de eso. Unas cuantas deserciones, pero estas presiones que son de más intensidad porque nosotros no estamos en una guerra, estamos en una lucha cívica, van acumulándose, y en ese contexto, es donde van a surgir contradicciones importantes dentro del Frente Sandinista.

Los empleados públicos, que no forman parte necesariamente del partido Frente Sandinista y también algunos dicen 'somos rehenes de este sistema', ¿Pueden jugar algún papel en esta crisis nacional en la búsqueda de una salida cívica?

Los funcionarios públicos, los trabajadores del sector público son parte del pueblo, y en su gran mayoría, como el resto del pueblo están claramente opuestos al régimen y esto se extiende incluso, a los policías. Nosotros nos hemos topado, en muchas ocasiones, con policías, que te dicen 'yo no tengo nada que ver con esto, yo estoy haciendo mi trabajo. Yo no soy como los otros'. No es cierto que haya una monolítica cohesión de las instituciones públicas, incluso, las fuerzas represivas alrededor de Ortega.

Los empleados públicos no son una fuerza política, sino un elemento coadyuvante a la lucha contra la ciudadanía, y en el momento en que las cúpulas políticas o en los sectores políticos medios del Frente Sandinista se produzcan rupturas, ahí se va a ver de una manera más clara y más activa el compromiso de muchos de los empleados públicos que rechazan a Ortega.

El Ejército de Nicaragua, bajo el liderazgo del general Julio César Avilés, en distintas ocasiones ha dicho, 'nosotros estamos sujetos a la Constitución, apoyamos iniciativas de diálogo, vamos a cumplir lo que nos corresponda, con preservar que se lleve a cabo el proceso electoral'. Pero en el país se ha dado otro golpe de Estado desde la Presidencia contra el proceso electoral, al eliminar la competencia política. ¿El Ejército está alineado políticamente con Ortega o con la ley y la Constitución?

El Ejército ha estado alineado con Ortega. (Ellos tendrían) espacio institucional para ejercer presión, para contribuir a una solución pacífica. No estoy hablando de un golpe de Estado, ni mucho menos, pero sí son uno de los elementos con los que Ortega cuenta, que le da seguridad para estar en el poder en caso que la Policía no pueda enfrentar adecuadamente una situación, así que ellos tienen espacio, si tienen posibilidad. El general Avilés y otros altos mandos están claramente comprometidos con Ortega, pero pueden haber mandos intermedios, oficiales que tienen familiares, que tienen amigos y compañeros que han sido o reprimidos o están en la oposición y que no necesariamente van a seguir esa misma posición, pero por ahora, los altos mandos están completamente alineados con Ortega. 


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Carlos F. Chamorro

Carlos F. Chamorro

Periodista nicaragüense, exiliado en Costa Rica. Fundador y director de Confidencial y Esta Semana. Miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo. Ha sido Knight Fellow en la Universidad de Stanford (1997-1998) y profesor visitante en la Maestría de Periodismo de la Universidad de Berkeley, California (1998-1999). En mayo 2009, obtuvo el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica, de Casa América Cataluña (España). En octubre de 2010 recibió el Premio Maria Moors Cabot de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia en Nueva York. En 2021 obtuvo el Premio Ortega y Gasset por su trayectoria periodística.

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