22 de junio 2021
El estadounidense Eddy Acevedo, descendiente de padres nicaragüenses que llegaron a Estados Unidos en los años ochenta, es uno de los analistas mejor informados sobre lo que pasa en Nicaragua en Estados Unidos y sobre lo que se piensa en Washington de este país.
Acevedo, de 38 años, un experto en seguridad nacional y asuntos exteriores con énfasis en América Latina y Medio Oriente, es exmiembro del staff de la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen, y exfuncionario de la agencia de cooperación de USAID.
Ahora se desempeña como asesor senior del Woodrow Wilson Center. Acevedo considera que la represión de las últimas semanas en Nicaragua se ha dado para consolidar el poder a lo interno de la pareja presidencial.
“A Ortega-Murillo no les interesa el diálogo y aunque se produzca uno, han demostrado una y otra vez que no cumplen con su parte de cualquier trato. ¿Por qué ahora va a ser diferente? Ortega-Murillo deben liberar a todos los presos políticos incondicionalmente antes de que cualquier diálogo comience”, advierte Acevedo.
En las últimas tres semanas, hemos sido testigos de una escalada represiva contra la oposición, ¿cuál considera usted es el mensaje que Ortega está mandando a la sociedad nicaragüense y a la comunidad internacional, cuando faltan cinco meses para las votaciones en Nicaragua?
El mensaje es claro. Ortega - Murillo quieren sembrar el terror en la población nicaragüense, quieren enviar un mensaje de que no le importa la opinión de la comunidad internacional, y ellos quieren reafirmar a los que están dentro y fuera de Nicaragua que no les interesa elecciones libres, justas y transparentes.
Ortega - Murillo desea probar a la nueva administración, probar al nuevo Congreso de los EE. UU. y a la comunidad internacional mientras consolidan su poder dictatorial con visos de dinastía familiar en Nicaragua.
Después de las recientes acciones contra el sector privado, esto debe ser una llamada también de atención para que el sector privado y el gran capital finalmente se pongan de manera clara del lado del pueblo de Nicaragua y no del régimen. Le verdad es que, por mucho tiempo, muchos del sector privado alimentaron este león que ahora se los come. Es desafortunado que, en Latinoamérica, muchas veces, los empresarios se acercan a estos regímenes para ganar dinero, pero al fin lo pagan todos. Un país que está en las manos de los tiranos no tiene posibilidad de tener prosperidad económica en el largo plazo.
¿Cómo valora la reacción del Congreso de EE. UU. y la Administración Biden a la detención de los cuatro precandidatos presidenciales, ocho líderes opositores y dos empresarios?
El Congreso de los EE. UU. continúa, de forma bipartidista, liderando el camino para hacer que el régimen de Ortega rinda cuentas. Las nuevas sanciones aplicadas por la Administración de (Joe) Biden continúa la política anterior de la Administración de Trump de hacer cumplir la NICA Act y aplicar sanciones específicas contra el régimen y sus compinches. Creo firmemente que esto es solo el comienzo. Yo predigo que la Administración de Biden va a aplicar nuevas sanciones.
¿Cuál es la diferencia de la Ley RENACER con el proyecto de NICA ACT que promovió la excongresista Ros-Lehtinen cuando usted trabajó con ese equipo?
La Ley RENACER es otra legislación bipartidista importante que tiene como objetivo responsabilizar al régimen de Ortega. La nueva versión de la ley va a incluir lenguaje que pide al presidente de los EE. UU. revisar la participación de Nicaragua en CAFTA si el régimen continúa socavando elecciones democráticas y cometiendo violaciones de derechos humanos. También la ley exige priorizar más sanciones contra el régimen y más supervisión estricta sobre cualquier préstamo de una institución financiera internacional.
Por último, la ley exige coordinar esfuerzos con Canadá y la Unión Europea, agrega a Nicaragua a la lista de Engel que da a conocer públicamente a quienes están involucrados en corrupción y pide un reporte sobre las actividades de Rusia en Nicaragua. La Ley Magnitsky es otra ley que el Congreso y la Administración de Biden pueden usar en contra de Ortega-Murillo.
¿Qué incidencia ha tenido la aplicación de la Nica Act hasta hoy?
Me honra haber tenido la oportunidad de trabajar junto con la congresista Ileana Ros-Lehtinen, quien fue una firme defensora de la democracia y los derechos humanos en América Latina y que se enfrentó a los tiranos de frente. Creo que la NICA Act ha ayudado de tres formas principales. Primero, sentó las bases para que se emitieran sanciones contra el régimen de Ortega. En segundo lugar, ayudó a construir el apoyo bipartidista contra el régimen debido a sus abusos contra los derechos humanos. Tres, ayudó a responsabilizar a Ortega por sus atrocidades. La NICA Act ayudó a poner un gran enfoque sobre la crisis en Nicaragua y contra en el régimen y sus nefastas actividades que socavan los intereses de Estados Unidos en la región y abusa del pueblo de Nicaragua.
Hay una tercera iniciativa legal, propuesta por los congresistas María Elvira Salazar y Tom Malinowski para revisar la participación de Nicaragua en el CAFTA. ¿Este proyecto es viable? ¿Está condicionado a lo que ocurra en las elecciones, o pretenden aprobarlo antes?
Sí, es viable. Es necesario golpear al régimen y a sus compinches en los bolsillos. Las cosas se pueden poner muchísimo peor, por lo que entonces no creo que nadie vaya a estar esperando las elecciones. Ya podemos predecir lo que va a pasar. Entonces no debemos esperar. El momento de actuar contra el régimen es ahora mismo y cortar el Tratado de Libre Comercio con Nicaragua sería significativo.
¿A qué atribuye la embestida del régimen contra el presidente de Banpro (Banco de la Producción), los exdirectivos de Funides y el sector empresarial de Nicaragua? ¿Cómo valora la reacción del sector privado?
Nadie está a salvo del terror, el abuso y las acciones criminales de este régimen. Los que están encarcelados son rehenes. Punto.
La OEA aprobó la semana pasada una condena con 26 votos a las actuaciones del Gobierno de Nicaragua. Ahora Human Rights Watch está planteando que este debate se lleve a la ONU. ¿Puede este organismo tener una incidencia en la crisis nacional?
Cuanta más atención a Nicaragua por parte de la comunidad internacional, mejor. Es inconcebible, pero no sorprendente, que el régimen de Ortega esté encarcelando a todos estos precandidatos presidenciales, miembros de la sociedad civil y personas del sector privado. Pero estamos hablando del mismo régimen que hace tres años asesinó a entre 300 y 400 de sus propios ciudadanos.
La ONU tiene la responsabilidad de responder en contra de las acciones criminales de Ortega - Murillo y eso está claro en su mandato, y en los compromisos internacionales en materia de derechos humanos que tiene Nicaragua. Hay otra instancia internacional, incluso más cercana que la OEA, y es el SICA.
Los países de la región tienen el derecho y la responsabilidad de llamar a Ortega - Murillo a cumplir con los compromisos fundamentales como el Protocolo de Tegucigalpa de 1991, en el que Centroamérica inició su tránsito de la guerra a la paz. Lo que está sucediendo en Nicaragua atenta contra la seguridad democrática de toda la región.
¿Puede Ortega seguir gobernando sin legitimidad, como Maduro, si se reelige en unas elecciones fraudulentas, sin competencia política?
Está claro que a Ortega - Murillo ya no le importa ser visto como legítimo. Una vez que reprimen, no pueden parar de reprimir. Pero, sin legitimidad se le hará cada vez más difícil para que su familia, incluyendo a los policías y a los miembros del Ejército que colaboran con sus crímenes, van a poder viajar tranquilos, ni podrán esconder sus cuentas financieras.
Los voceros del Ejecutivo de Nicaragua alegan que están reprimiendo a la oposición para demandar un diálogo directo con Estados Unidos. Y por el otro lado, se conoce que la Administración Biden y antes Trump, intentaron dialogar con Ortega sin éxito. ¿Es viable este diálogo que propone Ortega antes o después de las elecciones de noviembre?
Nosotros hemos visto este mismo libro de jugadas una y otra vez. Dialogar solo para dialogar no logrará nada. Lo que está pasando en Nicaragua es una crisis no solamente de la región, pero del mundo también. Los que están encarcelados son rehenes.
A Ortega - Murillo no les interesa el diálogo y aunque se produzca uno, han demostrado una y otra vez que no cumplen con su parte de cualquier trato. ¿Por qué ahora va a ser diferente? Su comportamiento criminal, no debe ser recompensado.
Ortega - Murillo deben liberar a todos los presos políticos incondicionalmente antes de que cualquier diálogo comience, y hay que ponerle presión combinada de los Estados Unidos, Europa, y los países de la región que tienen mucho que perder con la crisis en Nicaragua. Algunos pensaron que esta vez iba a ser diferente del pasado, pero se están dando cuenta de lo que el resto de nosotros ya sabíamos: que una cebra no cambia sus rayas.