20 de junio 2021
En marzo de 2020, cuando Nicaragua recibió de golpe la confirmación del primer afectado por covid-19, y después, de la primera muerte, Alejandro Domínguez, gerente general del plantel minero Los Ángeles, con sede en La Libertad, Chontales, se preocupó como todos.
La noticia representó un mal presagio que “vino a cambiar nuestra forma de actuar, de cuidarnos, y trajo limitaciones. En marzo, abril, todos andábamos muy temerosos”, dijo durante un encuentro con mineros artesanales, donde narró que llegaron a preguntarse qué harían si algún trabajador (o proveedor, o minero, o visita que hubiera llegado a la planta) era diagnosticado con covid-19.
Después de contemplar muchos escenarios, y extremar la aplicación de medidas de bioseguridad, la empresa pudo salir avante. “Creímos que sería un año bastante malo desde el punto de vista de la producción... pero logramos no parar la planta y cumplir con nuestra expectativa de producción”, aseguró.
De formas similares, los empresarios de todos los rubros, en toda la geografía nacional, tomaron medidas, no solo para proteger sus propias vidas y las de sus colaboradores, sino también para asegurarse de que sus empresas serían capaces de sortear el temporal.
Muchas perecieron en el intento. Estas son las historias de cuatro empresas, pequeñas, medianas, y grandes, que sí lograron reinventarse para seguir a flote.
Industria del plástico: ayudarse entre todos
Aunque es dueño de su propia empresa, Eddy Madrigal prefiere hablar de lo que le sucedió a la industria del plástico, siendo que todos resienten la recesión que comenzó en 2018, la que se vio agravada por la pandemia, que retrasó la entrega de materias primas, porque las fábricas cesaron su actividad, y las navieras también.
Con la pandemia asentándose de forma brutal, continente tras continente, China salió a comprar materias primas de forma masiva, fuera plástico, acero, o cobre. El plástico comenzó a escasear en los mercados internacionales en el segundo semestre de 2020, de modo que para octubre ya sufrían una escala alcista.
El empresario relata que “la industria local absorbió los golpes para no afectar a un mercado nacional que está en recesión profunda, pero en diciembre sufrimos un incremento del 40%, que ya no era posible no trasladar a clientes, así que el gremio comenzó a incrementar los precios de forma paulatina”.
El reinicio de la industria en muchos lugares a la vez generó mayor escasez: si en enero de 2020 una tonelada de resina lineal costaba 980 dólares, para febrero de 2021 se cotizaba entre 1500 y 2000 dólares la tonelada.
De forma adicional, los buques portacontenedores estaban literalmente encallados en los puertos por falta de actividad comercial, lo que subió el valor del flete: si a finales de 2020 traer un contenedor de 40 pies desde Asia costaba entre 2000 y 2100 dólares, en febrero de 2021 había subido a 10 000, a lo que se sumaban los retrasos por la falta de buques.
Las sorpresivas heladas que afectaron a Texas en febrero de este año, cuando las plantas comenzaban a reactivarse, atrasaron más el abastecimiento que esperaban para marzo, por lo que la industria nacional comenzó a prestarse materias primas, para poder cumplir sus compromisos.
Dado que el país no es sujeto de crédito por parte de los proveedores internacionales, y no es posible pedir un préstamo a un banco extranjero, “tuvimos que establecer una estrategia para priorizar a la industria, por sobre el pequeño comercio, y enfocarnos —explicó— en las líneas que son más rentables, y más importantes para el funcionamiento de la economía”.
Madrigal espera un incremento de precios del 150% y más, para los próximos dos a tres meses. También, que se mantenga la falta de abastecimiento en la medida en que se vaya dando la reactivación.
En el último trimestre del año debería haber cierta estabilidad relativa, pero admite que “los mercados son cambiantes, y puede ser que los grandes proveedores entren en crisis, o que haya cierres programados, mantenimiento, etc.”
Turismo: de dueña a mucama
Reina Trigueros es dueña del Restaurante Beach House y del Hotel Beach Please, ambos en San Juan del Sur. Por eso mismo, ha tenido que hacer labores de cocina, de mesera y hasta de mucama, para disminuir los costos y extender la vida de sus negocios por un día o un mes más.
“En la Semana Santa de 2019 y la de 2020 esto fue un cementerio”, pero más la del 2020, cuando no llegó gente a las playas por miedo a la covid-19. Aunque muchos negocios cerraron, eso no los libró del problema porque “los pequeños empresarios turísticos tenemos préstamos bancarios que debemos seguir pagando”, y obligaciones tributarias que cumplir, espetó.
“Las instituciones cobran y quieren su pago llueva, truene o relampaguee. Están igual que los bancos. ¿Quieren que salgamos a robar? No tenemos ni para pagar el alquiler y nos cobran como si todo estuviera normal. Quieren recaudar impuestos a como sea, pero no hay movimiento”, lamentó la empresaria.
Recordó que “muchos que rentaban no aguantaron, pero los que somos dueños de los locales, tenemos que beberla o derramarla”.
La escala de la crisis es un peldaño menor para los restaurantes, que pueden ofrecer promociones para atender el turismo nacional, que es el único que genera ingresos en este momento, con la desventaja de que el nacional consume menos, porque llega a la playa y se va el mismo día, y consume en restaurantes, si no es que llevó su propia comida.
En ese esquema, es muy poco probable que los hoteles generen alguna reservación, por lo que han tenido que prescindir de mucho de su personal, y ser atendidos por el dueño y su familia.
Como miles de empresarios, Trigueros tuvo que hablar con el personal para que aceptaran jornadas reducidas y menores ingresos. “Hace tres años, teníamos gente para todas las áreas, pero ahora, los dueños tenemos que suplir la ausencia de los empleados a los que redujimos la jornada. Yo tenía diez personas en el restaurante y seis en el hotel. Ahora —comparó— tengo cuatro y dos”.
Trigueros reconoce que las elecciones y la covid-19 pintan un panorama muy sombrío en 2021. “Los años electorales siempre traen una situación crítica”.
Estima que la vacunación aliviará un poco la situación, porque disminuye el miedo… “pero aún con vacuna existe riesgo, así que no podemos decir que ya es tiempo de regresar a la vida normal”, afirma.
Por otra parte, resiente que las instituciones seguirán cobrando de más “porque necesitan sacar plata de donde sea, mientras pagamos altas tarifas de electricidad”.
Bienes raíces: más gente en el negocio
Como presidente de la Cámara Nicaragüense de Bienes Raíces (Canibir), y dueño de su propia empresa de Bienes Raíces, Manuel Sotelo tuvo que ver, desde su propia casa, cómo la pandemia afectaba a un negocio que depende, como pocos, de que haya estabilidad en las calles y en los mercados.
“Esto nos afectó igual que a todos, pero de forma especial porque la gente está acostumbrada a ir a ver la casa que quiere comprar”, y con la pandemia, eso dejó de ser recomendable. Por otra parte, la construcción prácticamente se paralizó, así que tuvieron que buscar nuevas alternativas para hacer negocios.
Eso implicó la adopción de herramientas tecnológicas para organizar tours virtuales, y usar las redes sociales para promover las propiedades, con la ventaja de que ahora, si alguien decidía salir a ver una casa, es porque está realmente interesado, en referencia a algunas personas que practican lo que el gremio denomina “turismo inmobiliario”.
Muchos como Sotelo tuvieron que adaptar sus propios hogares para atender el negocio desde ahí, al igual que sus clientes.
La parálisis casi total que se observó en los primeros meses de la pandemia deprimió los precios, con lo que una casa en Los Robles o Altamira, que se alquilaba entre 500 a 600 dólares al mes, ahora se puede negociar entre 400 y 450. “Lo que ha variado es la capacidad de negociación del inquilino: antes, el precio era inflexible”, recordó Sotelo.
Como pocos, el rubro de bienes raíces es de los que ha tenido escasa necesidad de recortar personal. El presidente de la cámara aseguró que “más bien, hay más gente incursionando en el negocio, precisamente por la crisis, y si ha habido disminución, ha sido en un número bajo”.
Sotelo reconoce que ahora la gente sale más a ver casas y proyectos. “La feria de Cadur generó movimiento de gente interesada, y vi a los bancos atendiendo gente que quería información sobre préstamos hipotecarios”, celebra.
Pero si bien hay una gran diferencia entre abril de 2020 y abril de 2021, sabe que todavía no estamos a niveles de 2017. “Está difícil, porque no hay vuelos trayendo turistas, o empresarios interesados en rentar una casa para vivir, o para instalar una oficina. Esperemos —confía— que avance la vacunación, tanto fuera como dentro de Nicaragua”.
Minería siguió invirtiendo
La pandemia representó una oportunidad única para la actividad aurífera, toda vez que el precio del oro aumentó 25.5% entre 2019 y 2020, según el Centro de Trámites de las Exportaciones (Cetrex), oportunidad que aprovechó Alejandro Domínguez, gerente del Plantel Los Ángeles.
En 2020, la empresa invirtió 22 millones de dólares (USD12.5 millones en pago a los mineros; 3.5 millones en impuestos municipales o nacionales; 1.7 millones en salarios, 1.2 millones en pagos a sus proveedores y 3.1 millones en ‘otros’). El esfuerzo se vio recompensado con la extracción de 14 786 onzas de oro.
Clave para lograrlo, fue la implementación de un esquema denominado ‘Minería para Todos’, que es una especie de ‘programa de fidelización’, para asegurarse que los mineros artesanales (que son libres de vender su broza al mejor postor), elijan vendérsela a ellos.
Uno de los elementos centrales de esa estrategia, fue la inversión de 700 000 dólares en la planta, de los que 140 000 se destinaron para mejorar la infraestructura y los equipos del laboratorio que determina la cantidad de oro que contiene el material que entregan los mineros, y que se espera sea de siete gramos por tonelada, en promedio.
De forma adicional, la empresa implementó un esquema de bonos en metálico (se entregaron cheques de entre 800 y 3000 dólares) a los mineros, así como premios adicionales que las cooperativas pueden redimir en el comisariato que el plantel puso a su disposición, para adquirir equipos de seguridad, por ejemplo.
“Los mineros artesanales tendrán acceso a financiamiento y préstamos sin intereses, siempre sujeto a que su labor de extracción sea realizada en los puntos autorizados y que cumplan con el procedimiento establecido”, dijo el ejecutivo, quien prometió que “les apoyaremos con evaluación y asistencia técnica”.