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Las dos casillas políticas que dividen la lucha cívica en Nicaragua

¿En qué momento la lucha de abril se vio reducida a los caprichos de dos partidos políticos, que no han demostrado ser fuertes en el pasado?

La encrucijada de la Alianza Ciudadana y la Coalición Nacional. ¿Cuál es el camino para llegar a los comicios de noviembre 2021? Ciudadanos por la Libertad y el Partido de Restauración Democrática son las dos fuerzas políticas con personería jurídica. // Ilustración/ Confidencial.

Elthon Rivera Cruz

11 de mayo 2021

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Nicaragua resiste su tercer mayo bajo las garras de la dictadura, esa misma que en 2018 pensamos que se iba pronto del poder, y lo gritábamos en consigas una y otra vez: ¿Cuál es la ruta?, ¡De que se van, se van!, ¡se van, se van, se van y nunca volverán!, ¿y si no se van?, ¡los sacamos!... entre otras populares que muchos recordamos.

Mayo un mes que próximamente revivirá el dolor de lo que ha sido una de las masacres más despiadadas en la historia de Nicaragua y de Centroamérica, sino es que, de toda América Latina, la masacre del Día de las madres.

Este mes que pintaba ser el mes de la unidad opositora y el aumento de las presiones para el régimen en materia electoral, entra en su segunda semana con un panorama bastante sombrío, primero porque la dictadura se aseguró de nombrar magistrados para el Consejo Supremo Electoral, a su conveniencia y con apoyo de los partidos colaboracionistas que siempre le siguen siendo fieles, —algo que era de esperarse—; segundo porque la ansiada unidad opositora luce casi imposible.

¿Cómo es que permitimos llegar al tercer año en la misma crisis?

Bueno, está demás decir todo lo que la dictadura ha hecho para garantizarse su estancia en el poder, es algo bien conocido; por lo tanto, en esta ocasión dejaré al régimen a un lado, es responsable de todo y ya eso lo sabemos, está más que claro; lo omitiré porque siento que el habernos concentrado tanto en la figura de Ortega y sus secuaces, nos ha hecho desviar la atención de otros actores cuya responsabilidad en todo esto no ha sido pequeña, sino que significativa, y no me estoy refiriendo a otros sandinistas, hablo de los que en teoría “son opositores y por ende están del lado de la población”.


Estos actores importantes que habían venido ofreciendo esperanzas de ser una alternativa política unida para vencer a la dictadura, se han encargado de complejizar más la lucha, como los nicaragüenses no tuviéramos suficiente con preocuparnos por la dictadura, ahora nos tenemos que preocuparnos también por la oposición. Todo el asunto por el valor que tienen dos personerías jurídicas en manos de la política tradicional partidaria.

La lucha reducida al poder de las dos casillas partidarias

Gran parte de la población opto por el respaldo a la idea de salir de esta dictadura por vías democráticas, ejerciendo fuerza opositora e impulsando en conjunto una victoria electoral, esta idea se alimentó y solidificó gracias a la promesa de unidad que hasta la fecha no se ha concretado completamente, a pesar que todos los candidatos, plataformas y partidos políticos, repiten una y otra vez un discurso de unidad.

Ahora, la oposición más significativa del país, que se concentra en la Alianza Ciudadana y en la Coalición Nacional, se desenvuelven en una pugna constante de poder, buscando posicionarse como cabeza de la oposición, no dan pasos firmes al favorecimiento de una unidad opositora unificada, actúan como si las condiciones políticas del país estuviesen bajo el rigor de un sistema democrático y no de una dictadura en la que no se pueden dar el lujo de estar haciendo juegos politiqueros.

Desafortunadamente, lo que mantiene a esta oposición separada, es el arraigo casi ridículo por determinar cuál es la mejor casilla, por un lado, Ciudadanos por la Libertad (CxL), cobijado por la Alianza Ciudadana, se presentan a sí mismos como la mejor opción electoral, y por el otro, el Partido de Restauración Democrática (PRD) hace lo mismo, pero en nombre de la Coalición Nacional.

Ambos bandos han sido incapaces de generar consensos, no han sabido negociar ni dialogar, dando lugar a un juego absurdo de competencias de vehículos electorales, como si estuviéramos hablando de carreras de carros en fórmula uno, y en caso de que así fuese, ninguno de los dos tendría ese nivel, sí acaso se les puede comparar con los buses de las rutas de Managua, desbaratados pero en las que de algún modo todos cabemos, solo hay que acomodarse, dirían los buseros, “avancen que el centro está vacío”, y realmente sí, en este ejemplo coloquial podemos decir que hay mucho acomodo a la izquierda y a la derecha, pero no pueden llegar a un punto medio para acomodarse mejor, ese punto es el centro que sigue vacío en la ruta, esa ruta que ya todos sabemos cuál es.

Por su parte, la sociedad civil organizada, se apegó a estos partidos existentes y no consiguió casilla propia, por lo cual los dirigentes de ambos partidos antes citados, han encontrado el poder que antes no tenían, en el que les confiere el ser dueños de casillas partidarias.

No son negociaciones entre los precandidatos de ambas partes, ni entre intereses sociales, sino caprichos de los propietarios de los partidos políticos, los factores que han interferido fuertemente en la tan aclamada unidad, un problema tradicional que ha consistido también en quererse repartir un “pastel” que aún no existe, ese pastel llamado Gobierno, mismo que por ahora está en manos de la dictadura y que corre el riesgo de estarlo por más tiempo si esta situación no cambia.

¿En qué momento la lucha de abril, se vio reducida a los caprichos de dos partidos políticos que por sí solos no han demostrado ser fuertes en el pasado?, ya la lucha de abril parece haber sido relegada a una sociedad civil que añora unidad para salir de la dictadura por vías cívicas, se ha quedado en las victimas y sus familiares, en “los de a pie”; mientras dos plataformas apegadas a dos casillas, caen lentamente en más de lo mismo, política tradicional.

Los nuevos magistrados del Consejo Supremo Electoral, ya publicaron el calendario electoral, dejando solo unos pocos días para que se presenten alianzas partidarias y se inscriban como tales, el tiempo corre y quedan solo un par de días, que se pueden contar en horas en reloj de arena, y la unidad no se ha hecho realidad.

Actualmente la Coalición Nacional hizo un llamado a unirse, con una propuesta de presentar una alianza electoral con la Alianza Ciudadana, dejando en manos de esta última, la posibilidad de aceptar la propuesta y presentarse ante Consejo Supremo Electoral, como una fuerza opositora unificada, pero a dicha oportunidad, que pudiera ser la última, la Alianza Ciudadana no ha dado respuesta, o al menos no públicamente. Hasta ahora lo que se sabe es que “están en conversaciones” ambas partes, y el tiempo que en su momento fue un gran aliado, ahora se convierte en enemigo.

La ciudadanía no pierde las esperanzas de conseguir esa primera victoria llamada unidad, no por lo que valgan las casillas de estos partidos, pues incluso en este momento lejos de parecer oportunidades, parecen problemas, sino porque con un “vehículo” único, las posibilidades de presionar políticamente al régimen son mayores, la población no quiere más armas, más muertos, más daño en general, quiere libertad y por una buena vez la quiere conquistar sin guerra.

El pueblo está unido, son los políticos quienes lo dividen con sus ideologías e intereses mezquinos. ¡Es ahora o nunca!

Sí la unidad no se consolida, y la dictadura se queda fácilmente en el poder por otro largo periodo, la culpa no solo será del régimen, esta vez habrá nuevos actores a quienes culpar por no hacer lo correcto, lo que los nicaragüenses les demandamos, la unidad sincera y funcional que ponga los intereses del país por encima de los personales y partidarios.

La pregunta es, ¿de qué lado de la historia se van a quedar estos protagonistas?

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Elthon Rivera Cruz

Elthon Rivera Cruz

Estudiante de Ciencias Políticas. Antes estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), de la que fue expulsado por su participación en la Rebelión de Abril de 2018. Se dedica a la investigación social con enfoque en educación superior y derechos humanos a la educación, y derechos de los jóvenes.

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