1 de mayo 2021
El presidente Daniel Ortega reapareció este viernes, 30 de abril, en un acto de conmemoración de los “nueve años del tránsito a la inmortalidad” del comandante Tomás Borge y por el Día Internacional de los Trabajadores. Sin embargo, no dedicó una sola palabra al aumento de casos de covid-19, que han alertado médicos independientes, ni sobre la demanda de reformas al sistema electoral que demandan organizaciones nacionales e internacionales cuyo plazo vence en este mes de mayo.
Frente a una gran cantidad de velas encendidas que formaban una estrella de cinco picos, cerca del mausoleo donde están los restos del comandante Borge, Ortega dedicó menos de cinco minutos de su discurso para recordarlo como uno de los fundadores del Frente Sandinista y como quien ha estado “presente en todas estas batallas que hemos librado los nicaragüenses”.
Tampoco mencionó nada sobre el aumento de casos y muertes por coronavirus que se registran en el país, aunque se quejó de lo que llamó un “acaparamiento” de vacunas covid-19 en países desarrollados y el “capitalismo salvaje” que se “enriquece” con la pandemia.
“Los Gobiernos no son capaces de conducir esta crisis sino que están más bien entre ellos, entre los ricos, luchando, enfrentándose para ver quién se queda con las vacunas, a ver quién pone más plata para que les vendan a ellos las vacunas, porque no hay suficientes vacunas produciéndose en el mundo como para abastecer a toda la demanda que tienen los países capitalistas”, señaló.
El Gobierno de Ortega anunció que el próximo tres de mayo se iniciará la vacunación al personal que trabaja en primera línea, entre ellos: los trabajadores de la Salud, de Gobernación, Aduana y Migración. La vacunación contra la covid-19 en Nicaragua ha transcurrido entre el secretismo estatal, el proselitismo político de los funcionarios del Ministerio de Salud y la demanda de información por parte de la ciudadanía.
Mientras Daniel Ortega se preocupa por un supuesto acaparamiento de las vacunas, omitió referirse al aumento de casos que se registran en el país y no orienta desde sus discursos medidas que orienten a la población protegerse del contagio, mientras el reporte independiente del Observatorio Ciudadano COVID-19 Nicaragua registra en la última semana 364 nuevos casos sospechosos por coronavirus. Además, reportan 46 decesos sospechosos a causa de dicha enfermedad.
Ortega, contrario a toda medida que ha impulsado la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Organización Panamericana de la Salud (OPS), celebró que en Nicaragua no se han tomado medidas que signifiquen la suspensión de actividades económicas.
A propósito que este primero de mayo se celebra a nivel internacional el Día de los Trabajadores, Ortega destacó que “los trabajadores han sabido enfrentar esta epidemia, la epidemia es cierto es una amenaza, pero no han dejado de trabajar porque, dejando de trabajar, sencillamente están renunciando a los ingresos básicos para poder alimentarse. Entonces, ya no van a morir por el virus sino que van a morir de hambre”.
No obstante, según un Informe de Proyecciones Económicas de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), al menos 43 000 nicaragüenses perdieron su empleo en 2020. Organizaciones de la sociedad civil han señalado, en el último año de pandemia, que la informalidad de los trabajos de miles de nicaragüenses es, precisamente, una de las razón por la que muchos no han podido parar durante la pandemia, resaltando que desde el Gobierno los sectores más vulnerables no han tenido opciones que económicamente los apoyen para resguardarse de la covid-19 en los momentos más agudos de la pandemia.
Daniel Ortega calla sobre control del CSE
En el acto estuvieron presentes la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, el presidente y la vicepresidenta de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras y Maritza Espinales, respectivamente. Ninguno de los acompañantes de Ortega tomó la palabra durante el acto y tampoco se refirieron a las reformas electorales, pese a que en este mes se acabe el plazo que dio la Organización de Estados Americanos (OEA) para que el régimen orteguista cumpla con una serie de reformas al sistema electoral.
Entre las reformas solicitadas por la OEA se incluye “la modernización y reestructuración del Consejo Supremo Electoral para garantizar que funcione de manera totalmente independiente, transparente y responsable”; observación electoral nacional e internacional; y actualización de padrones electorales.
Asimismo se indicó la necesidad de un proceso político pluralista que permita el registro abierto de nuevos partidos políticos, que “conduzca al ejercicio de derechos civiles y políticos”, incluyendo respeto y garantías para la libertad de expresión y libertad de reunión pacífica.
Las elecciones generales están programadas para noviembre próximo, aunque no han sido convocadas oficialmente, pero el régimen de Ortega hasta ahora solo ha mandado a realizar reformas electorales —según la oposición— a su “medida”.
La Comisión Especial de Asuntos Electorales —conformada por una mayoría del FSLN— entregó el pasado 29 de abril los dictámenes exprés sobre las propuestas de magistrados propietarios y suplentes del Consejo Supremo Electoral (CSE) y del proyecto de reforma a la Ley Electoral, Ley 331.
Diez precandidatos presidenciales de la oposición nicaragüense han rechazado de forma conjunta las reformas electorales enviadas por Ortega a la Asamblea Nacional, denunciando que dicha propuesta viene a “institucionalizar un régimen represivo contra la oposición política”, ya que incorpora leyes que violentan la Constitución Política de Nicaragua y derechos fundamentales de los nicaragüenses.