23 de abril 2021
Para Eva Ruth Campos, madre de José Manuel "Chema" Narváez Campos, asesinado el ocho de julio de 2018 por fuerzas policiales y paramilitares durante la denominada "Operación Limpieza" contra tranques y barricadas en Jinotepe, es doloroso no poder siquiera honrar la memoria de su hijo. La tumba de su hijo ha sido profanada y cada vez que ha participado en una misa para recordarlo termina siendo asediada y perseguida.
"No hay ningún respeto para nuestro dolor, no nos dejan vivir nuestro luto. Se nos niega realizar cualquier tipo de conmemoración", afirma. El pasado 18 de abril, mientras participaba junto con otro grupo de madres de jóvenes asesinados en una misa en la iglesia San Antonio de Jinotepe, los policías y paramilitares motorizados llegaron a asediarlos.
Pasaron tres horas encerradas en la iglesia. No es la primera vez que lo hacen. "Ni una misa en paz nos dejan hacer", lamenta. Un día después, cuando participaron en una actividad de la Asociación Madres de Abril (AMA) en Managua, fueron perseguidas por un grupo grande de motorizados y policías que las siguieron hasta la parada de buses de la Universidad Centroamericana (UCA).
"Nos hostigaron, nos amenazaron, a algunas madres les robaron unos libros conmemorativos dedicados a la memoria de nuestros hijos asesinados. Nos retaron y provocaban para que nos bajáramos del bus, pero decidimos ignorarlos. La misma gente del bus se quedó sorprendida y nos decían que esa gente está loca", cuenta.
"A mí hijo ya no le hacen daño"
Campos afirma que es "irracional" todo el despliegue que hacen para no dejarles "rendir un tributo" a la memoria de sus hijos asesinados por la dictadura de Daniel Ortega.
"Somos un pueblo indefenso, aquí los únicos que tienen armas son ellos, pero eso no nos detendrá en nuestra búsqueda de justicia", insiste.
Campos explica que por la pandemia del covid-19 y por seguridad ha evitado ir al cementerio de Jinotepe a visitar la tumba de su hijo porque teme que la puedan volver a profanar como en octubre de 2019.
En esa ocasión fanáticos sandinistas mancharon su tumba. "Siempre que llego al cementerio he recibido asedio, por lo que he dejador de ir", lamenta.
"Aunque han dañado su tumba, a mí no me dañan, a mi hijo tampoco ya no le hacen daño, pero espero que respeten el lugar", dice. También pide "que dejen paz a los vivos, pero también a nuestros muertos".
Profesor lamenta no poder honrar a su hijo en Masaya
El profesor Álvaro Gómez criticó al Estado de Nicaragua por no permitir honrar la memoria de su hijo que falleció de un disparo en el pecho hace tres años en el marco de las manifestaciones contra el Gobierno de Daniel Ortega.
Gómez, que dijo haber defendido la "revolución" durante el primer Gobierno sandinista (1979-1990) donde perdió una pierna, señaló al Estado de Nicaragua por no permitirle "llevar el duelo" de su hijo fallecido, del mismo nombre, con tranquilidad.
El profesor hizo la denuncia desde el atrio de la iglesia San Miguel Arcángel, en la ciudad de Masaya, tras la eucaristía que ofreció el sacerdote Edwin Román por la memoria de su hijo, un universitario de 23 años cuando murió y que trabajaba en una zona franca.
El templo fue asediado en las afueras por decenas de policías y simpatizantes sandinistas mientras se ofrecía la misa.
Lamenta odio y fanatismo
"¿Por qué tanto odio? ¿Por qué el fanatismo? El fanatismo ha llevado al pueblo en donde estamos. ¿Hasta dónde vamos a llegar? No me dejan celebrar una misa. ¿Por qué no me dejan mi duelo tranquilo?", cuestionó el profesor ante un cordón policial, que impidió a los familiares y amistades colocar una ofrenda floral en el lugar que mataron al joven.
"No puedo ir a una iglesia a honrar la memoria de mi hijo. Eso es odio. ¿Cuál es el odio?", lanzó el profesor a un simpatizante sandinista, que se cubría el rostro con un casco de motocicleta y lo encaró al otro lado de la calle.
"En los años de 1980 se supone que se defendió una revolución para que no volvieran haber más Somoza. Yo fui en la década de 1980 a defender aquella famosa revolución (sandinista), porque creía que no iba a ver otro Somoza, pero aquí lo que tenemos es otra familia millonaria", dijo el padre, en alusión al presidente Ortega, y a su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
Gómez retó a los sandinistas a permitir que el pueblo se manifieste en las calles.
"Si somos puchitos (un término que usa la vicepresidenta Murillo contra los opositores, en alusión a que son pocos), ¿por qué no nos dejan manifestar? ¿Cuál es el miedo?", preguntó.
El simpatizante sandinista lo acusó de defender a la "oligarquía" y a la "burguesía" nicaragüense.
"Anda ve como vivo", respondió el hombre, quien dijo que "Daniel Ortega más de 20 años no ha trabajado y come 1000 veces mejor que vos".
Denuncia que quisieron comprarlo
"Tengo mi frente en alto, muy en alto. No me vendo por nada. Quisieron llegar, a mi casa, (a) comprarme con el asesinato de mi hijo, pero no pudieron ni podrán", continuó el hombre, que se ufanó de su pasado sandinista.
"Anda pregunta por mí. Fui a defender la payasada de revolución que creía yo. No hablés de revolución, a mí ninguno me puede hablar de revolución", sostuvo.
El profesor criticó el "fanatismo" de los sandinistas en el contexto de la crisis social, política y de derechos humanos.
Tras la misa, los familiares y amigos del joven asesinado desplegaron banderas de Nicaragua, lanzaron chimbombas y papelillos en señal de protesta, y gritaron "¡Viva Nicaragua libre!", "¡Libertad para los presos políticos!", y "¡Justicia para las víctimas!".
"Quieren robar el derecho de honrar la memoria de las víctimas"
La presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Antonia Urrejola, criticó el hecho de que el Estado de Nicaragua no permita honrar a las víctimas que han dejado las protestas.
"El derecho a honrar a las víctimas, el derecho a recordarlas, el derecho a mantener la memoria viva, no es delito", reprochó Urrejola en su cuenta de Twitter tras conocer el asedio que vivieron familiares de jóvenes asesinados.
Una patrulla repleta de policías irrumpió de forma violenta en el rezo que Francisca Machado realizaba por la memoria de su hijo, Franco Valdivia, el pasado 20 de abril en Estelí, fecha en la que se cumplieron tres años de su asesinato en las protestas.
Los agentes golpearon, patearon, agredieron verbalmente y amenazaron a Machado, a su hija, Francys Valdivia, a la madre del hijo de Franco y a otros dos jóvenes.
Francys Valdivia, presidenta de las Madres de Abril (AMA), afirma que ninguno de los familiares de las víctimas ha podido llevar procesos de duelo en tranquilidad en el país y alertó que ataques similares vivieron otras familias en Masaya, Tipitapa, Ticuantepe y Managua.
"¿Cómo se puede vivir un duelo en un país que no te permite tener ningún tipo de acto conmemorativo, en el que no hay posibilidad de salir a la calle, en el que ni siquiera podés realizarle una misa?", cuestiona.
Cuenta que antes de ser arrestada por una hora en la estación policial de Estelí, les fue impedida realizar una misa en memoria de su hermano en la catedral de la ciudad.
"El régimen Ortega-Murillo pretende que nosotras olvidemos lo que ocurrió. Además de haber arrebatado la vida de Franco, ellos quieren que no realicemos nada por su memoria, ni por su alma", alega Valdivia.
Las desnudaron, manosearon y amenazaron
La presidenta de AMA narra que luego de ser detenidos fueron llevados a la estación donde el comisionado Alejandro Ruiz Martínez, jefe de la Policía de Estelí le dijo que estaban "en tiempos de guerra" y que en momentos así "nos puede pasar cualquier cosa".
"Me dijo que mejor me hubiera quedado fuera de Nicaragua, que yo hablo demasiado, que a ellos les duelen los 22 policías asesinados y que no van a permitir nunca más las manifestaciones", cuenta Valdivia.
Mientras el comisionado les hacía esas advertencias, un oficial que lo acompañaba los trató de intimidar. "Nos dijo que ellos resuelven todo con una bala mientras nos mostraba las balas de un arma", explica.
"En la estación además nos desnudaron, nos manosearon y tomaron fotografías. De esa forma ellos pretenden que callemos ante sus crímenes", detalla.
Con información de EFE