11 de abril 2021
En marzo, Nicaragua se sumó a la lista de países que iniciaron el proceso de vacunación contra la covid-19. Hasta el momento, se han aplicado dos tipos de biológicos; un primer grupo, de 3000 pacientes con insuficiencia renal crónica, fueron inmunizados con la vacuna rusa Sputnik V.
El segundo grupo, de 167 500 personas mayores de 60 años, que padecen enfermedades crónicas, cáncer y cardiopatías, están recibiendo la dosis de la Covishield o AstraZeneca. Las autoridades aún no han informado sobre situaciones adversas tras la aplicación de los sueros y la conversación sobre si estas vacunas son seguras, necesarias y los miedos que generan se han quedado en discusiones privadas.
Reunimos algunos de los miedos y mitos que han circulado sobre la seguridad de la vacunación contra la covid-19 y los argumentamos con la información científica que se conoce hasta la fecha.
“La vacuna no es segura porque la fabricaron rápido”
Sí es verdad que el desarrollo de una vacuna puede tardar más de 15 años, pero en el caso de la creada para combatir la covid-19 no se inició desde cero. Aunque se trata de un nuevo coronavirus, para sus antecesores —el síndrome respiratorio agudo grave (SARS) y síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS)— ya habían surgido investigaciones. Esto adelantó gran parte del trabajo de la carrera por la vacuna.
Además se adaptaron los procesos existentes y se iniciaron los ensayos de fase I y II casi de forma simultánea. También, se tuvo disponibilidad de nuevos desarrollos tecnológicos y se dispuso de financiamiento inmediato para su fabricación, que otras enfermedades no han tenido.
“La mayoría de las vacunas que generalmente conocemos requieren que se produzca primero una gran cantidad de virus, pero las vacunas ARNm y otras nuevas tecnologías trabajan diferente”, señala un artículo de Forbes.
“La vacuna AstraZeneca causa trombos”
Esta vacuna ha provocado alertas en los últimos meses. Más de 12 países decidieron suspender su uso temporalmente. Esta semana, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) concluyó que, en efecto, hay un “posible vínculo” entre los casos de trombosis identificados en personas vacunadas. Esto podría considerarse como efectos secundarios muy raros.
Según explica el diario El País, el riesgo que tiene una persona, de 60 a 69 años, de sufrir trombos es apenas del 0.5 por 100 000 habitantes; mientras el riesgo de ingresar en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), en esa misma edad, se eleva a 1500 y las posibilidad de morir por covid a 1000. Por lo tanto se recomienda continuar con su uso.
“Con la información disponible al momento, la OMS y la EMA consideran que los beneficios de la vacuna de AstraZeneca frente al riesgo de mortalidad que implica la covid-19 continúan superando los riesgos y recomienda que continúen las vacunaciones. También recomienda que se haga un seguimiento estricto de todas las vacunas y se fomente la vacunación y notificación de todos los efectos adversos reportados”, dijo el doctor Sylvain Aldighieri, director adjunto de Emergencias de la OPS.
“La vacuna contra la covid-19 no protege de las mutaciones”
El surgimiento de las variantes del nuevo coronavirus ha puesto en duda la eficiencia de la vacuna. Según opiniones científicas es probable que se pierda un poco de su protección, pero hasta el momento no hay evidencia de que el virus mute de forma tan radical que borre la inmunidad creada por los sueros.
De hecho, ya hay estudios que demuestran, por ejemplo, que la vacuna Pfizer brinda protección contra la variante sudafricana y extiende la inmunidad al menos durante un semestre. En el caso de la vacuna AstraZeneca, ya existe un estudio que demuestra una eficacia de este suero, similar a la del virus original, a la variante británica.
“Los datos actuales sugieren que la eficacia es significativamente menor contra la mutación B1351, pero aún no hay cifras exactas. Lo positivo es que ninguno de los participantes en el ensayo de eficacia contra la variante sudafricana murió, enfermó gravemente o tuvo que ser hospitalizado”, explica un artículo del medio alemán Deutsche Welle.
Vacuna reducirá letalidad de la covid-19
Las primeras dosis de vacunación contra la covid-19 buscan reducir las muertes a causa de esta enfermedad. Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sugerido a los Gobiernos aplicarlas a las personas más vulnerables (pacientes mayores de 60 años, con enfermedades crónicas) y al personal de salud que están en exposición directa.
Sin embargo, para que esta medida tenga el efecto esperado, en los países se debe promover la continuidad en las medidas de prevención, pues las vacunas tardan al menos dos semanas en generar inmunidad y no hay evidencia de excluya a los vacunados de ser transmisores del virus.
Hay países como Chile, que actualmente lidera la vacunación en el continente, que debió instaurar nuevamente el confinamiento ante el incremento de casos porque el virus sigue circulando.
“Si ya me contagié, no es necesario vacunarme”
Podríamos pensar que una persona sobreviviente a la covid-19 ya tiene inmunidad ante el virus y que por eso no necesita vacunarse. Pero en realidad es que no hay evidencia que demuestre cuánto tiempo dura la protección que el organismo genera después de enfermarse y recuperarse.
Sin embargo, explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), “si recibió un tratamiento para la covid-19 con anticuerpos monoclonales o plasma de convaleciente, debe esperar 90 días para vacunarse”.
Hay países que han empezado a discutir la posibilidad de aplicar solo una dosis a los pacientes que sobrevivieron a la enfermedad para garantizar la protección.
Vacunas ayudarán a alcanzar inmunidad colectiva
La principal razón que debe tomar en cuenta para aplicarse la vacuna es que si se le aplican las dosis a la mayoría de la población pronto podremos alcanzar la inmunidad, esto evitará que el virus se propague rápidamente de persona a persona.
Además cuantas más personas estén vacunadas y protegidas contra las cepas que circulan ahora, habrá menos oportunidades de que el virus siga propagándose y mutando, así las vacunas que ya existen no perderán su nivel de protección.
Según la OMS para lograr esta inmunidad colectiva se deberían aplicar las dosis a al menos el 75% de la población, pero en este momento está siendo difícil porque los países más ricos han acaparados las dosis. Por lo tanto, recomienda que si tiene la oportunidad de vacunarse lo haga.