6 de abril 2021
Entre más nos acercamos al día 19 de abril, los órganos políticos surgidos con calor de pueblo, más se alejan del espíritu de aquella jornada. Lamentable, y un contrasentido de sus cúpulas que —por cálculo sugerido o mezquinos intereses— retardan ponerse de acuerdo para enfrentar a la dictadura en una acción conjunta, y con un máximo nivel de unidad.
Lo he sugerido y reitero: sospechosos intereses extraños no solo están detrás de los negociadores, sino también en la aparición de consejeros nacionales y extranjeros tratando de influir en las decisiones de la oposición. Esto se nota en la medida que se aproxima la fecha para las todavía míticas elecciones presidenciales de noviembre.
Esta aparición de opiniones y consejos sobre cómo la oposición debe enfrentar las elecciones y cómo hacerle frente a la petrificada candidictatura de Daniel Ortega. Todos coinciden —con diferentes términos— en que vale la pena participar y, fatalmente, concluyen en que debe hacerse de todos modos, bajo cualesquiera condiciones.
Ese pregón, contraría el consenso popular nacional de que, sin la unidad en la acción, la conquista de las reformas electorales, la libertad de movilización y las garantías de unas elecciones libres, son condiciones sin las cuales no habrá lugar ni para soñar con un triunfo electoral sobre la dictadura.
II
Sin embargo, algunos líderes políticos –incluso líderes de opinión— parecieran desesperarse, y recomiendan ir botando demandas en el camino para aliviar la marcha…hacia la participación electoral, aun sin condiciones. En esa dirección van los consejos de algunos analistas nacionales y extranjeros, quienes parecieran estar pensando en una realidad política que no es la nuestra.
En esa línea se ha visto al “americanizado” Francisco Aguirre Sacasa; al profeta del “liberalismo” Carlos Alberto Montaner; al expresidente costarricense, Luis Guillermo Solís; al ex eurodiputado Ramón Jáuregui, del Partido Socialista Obrero Español, que ya no es socialista ni obrero, sino un partido de izquierda muy a lo español; y Cynthia Arnson, ciudadana “americana” del Centro Wilson.
A ellos hay que agradecerles su buena voluntad de ayudarnos, pero de esa forma… mejor no ayuden, compadres. Sencillamente, porque nos están vendiendo, envuelta en el celofán de la fraseología democrática al uso, una mercancía política que en Nicaragua hace muchos años es rechazada por su contenido oportunista: el zancudismo. Falsos opositores, que aceptan ir a una elección, no pensando en ganar, sino en cuánto van a recibir por darle “legitimidad” a la dictadura.
III
Aguirre Sacasa, ex canciller del Gobierno de Arnoldo Alemán (sin recordación decente) se hizo inolvidable no como gran demócrata, sino como caballero medieval, jineteando un caballo pura sangre (símbolo del poder colonial), en el acto inaugural del edificio regalado por Taiwán, donde funciona la Cancillería.
Este señor recomienda a la oposición, algo que él mismo ya lo ve perdido. Lo aclaro: en medio del proceso de desintegración del PLC, le reprocha a la oposición no haber recogido el método de la repartición de cargos de este pacto con el FSLN:
Perdieron, dice Aguirre: ”… El poderoso escudo: el tendido electoral que el PLC ofrecía (…) conforme a la ley electoral (de cómo) el PLC y el FSLN se reparten por partes iguales al presidente y el ´primen miembro´ —una suerte de vicepresidente— en las aproximadamente 14 000 Juntas Receptoras de Votos (JRV). De igual manera, comparten puestos claves en los Consejos Electorales…” y sigue con un largo etcétera de repartidera de cargos, hasta diseñar…
¡Un lindo zancudismo entre los amores recíprocos de la Alianza Cívica-CxL y la Coalición Nacional!
¿Será su homenaje en desagravio para Arnoldo Alemán, por haber sido purgado de la presidencia honoraria del PLC? Lo que sea, es una ofensa para el pueblo opositor.
IV
El expresidente de nuestra vecina del sur, Luis Guillermo Solís, recomienda a la oposición actuar unida bajo el padrinazgo de los Estados Unidos y la Unión Europea (nada nuevo), en un proceso electoral que lleve a una “solución democrática” la crisis sociopolítica del país.
Eso supone que esta “solución democrática” sería arreglada con la dictadura orteguista, lo cual se parece a la cohabitación propuesta por Humberto Ortega, para conseguir “orden, ley y paz” entre cúpulas, a cambio de que nada cambie.
Eso es algo así, como pretender concertar con la dictadura una falsa solución democrática, porque (conociendo nuestra realidad) esta solución solo será posible liberándose de la dictadura, y no colaborando con ella.
Gracias, señor Solís, pero aquí no somos tan cultos como en su país, donde las cúpulas de una misma clase social han sembrado una política de alternancia pacífica en el poder, para que el pueblo se haga ilusión de que puede hacer cambios allá arriba, aunque en su lugar de abajo todo siga igual.
Aunque, debemos reconocer que, por lo menos, con ese tipo de elecciones democráticas se consigue la libertad de movilización y una lejana esperanza de que algún día los votos del pueblo podrán ser aplicados con mejores resultados.
Y así, conformes y muy quietos, no los tengan que atropellar como a nosotros nos atropellan, por estar inconformes con una mafia indefinidamente encima del poder, y sin poder elegir libremente el Gobierno que respete nuestros derechos humanos y democráticos.
V
El apóstol, don Carlos Alberto Montaner, no es muy diferente al curandero que receta para toda dolencia las mismas hojas, sin conocer las causas ni el cuerpo del que pretende curar.
Lo digo, porque las hojas “liberales” y “conservadoras”, que “a estas alturas no tiene sentido”, según él mismo, pero nos las receta a los nicaragüenses. Piensa que es suficiente que crean en la propiedad privada, la separación de poderes, la toma del poder en elecciones, en los derechos humanos para que, de pronto, nos caiga una ideal “democracia liberal”.
Al parecer, don Carlos Alberto no conoce nuestro campo, porque confunde las hojas de los árboles del arboreto político nacional. No sabe que la hoja PLC se está secando, y si Daniel la reconoce, es para aprovechar lo poco que pueda haber en su “savia”.
Apunta mal el nombre de Haroldo Montealegre, como el dueño del PLC, cuando aquí, nadie sabe en qué lugar está don Haroldo. Y si lo equivocó con Eduardo Montealegre, tampoco sabe don Carlos Alberto que su Partido Liberal Independiente, lo heredó la señora Kitty Monterrey.
Doña Kitty Monterrey, se siente hoja liberal, pero debió tener vergüenza, porque le cambió de nombre del PLI por el de CxL. Además, ella no es una simple “afiliada” al árbol CxL, como dice don Carlos Alberto, sino su máxima botánica.
Cuántas cosas ignora con Carlos Alberto de nuestro arboreto político: entre otras, que la señora María Haydée Osuna, es la botánica, por encargo oficial, de la hoja PLC en estos sus últimos días de vida útil.
Y que Arturo Cruz, tampoco es afiliado al CxL, como él dice, sino su ex asesor. Y quien lo había recomendado para esta función, parece haberle recomendado cambiarse para precandidato, y no del CxL… por el momento.
En cuanto a la hoja cachureca del árbol Partido Conservador, propiedad de Alfredo César, don Carlos Alberto no se ha enterado de que si es cierto que aún existe en el arboreto político nicaragüense… ya tiene sus hojas disecadas y se guardan en una vitrina que más parece un sarcófago.
Total, don Carlos Alberto Montaner, más que un apóstol en el sentido religioso, es un predicador virtual que no conoce bien a sus feligreses. A Daniel sí, lo conoce bien, porque este no es un dictador virtual, sino muy presente con sus fechorías, las que son reflejadas en las noticias internacionales. Pero esa su pregunta de “¿Cómo salimos de Ortega?” suena muy familiar… ¿se lo estará preguntando al Departamento de Estado… o directamente a la CIA?
Al margen de estas cuartillas
*¡Olé, señor Jáuregui! Pero de esas “parcelas de poder” que usted recomienda a la oposición, se han estado alimentando los partidos zancudos, desde hace muchos…
*Y ya es hora que lo sepa don Ramón: las bases populares y estudiantiles les dieron vida a la Alianza Cívica y a la Coalición Nacional, porque no quisieron llenarse con la m… de los zancudos tradicionales que aún se alimentan de “las parcelas de poder” que les da Ortega…
*A la señora del Centro Wilson (confieso mi ignorancia: no sé quién es ella, ni quién parió ese Centro). Pero debemos agradecerle la receta de la unidad de la oposición, aunque, para los nicas, es una reventa de su propio producto…
*Tal vez su Centro, quién sabe si, a lo mejor, tiene alguna ascendencia sobre cierta oposición, o quizás conozca al dador de señales de por allá… ¡para que se les cambie la seña a los de por acá!