4 de febrero 2021
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Una encuesta de la firma costarricense CID Gallup realizada a mediados de enero mostró a cuatro opositores, como aquellos con mayores probabilidades de ganar las elecciones presidenciales en noviembre próximo; sin embargo, Luis Haug, gerente de la encuestadora, reconoció que todavía “gran parte de la población no conoce” a muchos de estos aspirantes presidenciales.
Estos cuatro aspirantes son: Cristiana Chamorro Barrios, expresidenta de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro; Félix Maradiaga, exdirector ejecutivo del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp); Juan Sebastián Chamorro, exdirector ejecutivo de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD); y Medardo Mairena, líder del Movimiento Campesino.
En una entrevista con el programa Esta Noche, Haug explicó que un 39% de los encuestados “no supo indicar, de la lista que se le brindó, uno u otro candidato que tendría posibilidades de ganar”. El encuestador admitió que la encuesta no incluyó en la pregunta a todos los aspirantes presidenciales, entre ellos el precandidato del PRD, Miguel Mora.
La encuesta —realizada de forma telefónica a 1200 personas, entre el 10 y el 25 de enero— tiene un margen de error del 2.3% y un nivel de confianza del 95%.
Haug señaló que este desconocimiento de los aspirantes “es el reflejo” de una campaña electoral que no ha iniciado. “Muchos nombres que no se conocen”. Y recordó que el actual presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, “seis meses antes de la elección era totalmente desconocido”.
Sin favoritos entre aspirantes presidenciales
De acuerdo con la encuesta, Chamorro Barrios obtuvo un 13% de las preferencias; seguida por Maradiaga, con un 10%; igual porcentaje recibió el exdirector de la ACJD; mientras Mairena quedó con un 7% y Arturo Cruz 5%.
En el segmento de los jóvenes entre 16 y 24 años, Maradiaga encabeza las preferencias con 13%, Mairena con 12.5%, Cristiana Chamorro con 11% y Juan Sebastián Chamorro con 9%.
Para Haug, estos resultados muestran “mucha indecisión en la población” y que “cualquiera de estos nombres puede ser integrante de la papeleta (presidencial), sin preferencia de uno u otro, porque gran parte de la población todavía está a la expectativa”.
“Si yo analizo estos números, no puedo decir que Cristiana está delante, lo que yo puedo decir es que cualquiera de los que se evaluaron, después de una campaña en la que se dan a conocer ante la mayoría de la población, puede resultar electo”, dijo.
Convención y dos encuestas
Las organizaciones opositoras y aspirantes “presidenciables” han coincidido en que una fórmula presidencial y una lista de candidatos a diputados de una futura alianza opositora salga de una “consulta popular”; para tal efecto han planteado una “encuesta nacional”.
Haug sentenció que “definitivamente una encuesta para elegir el candidato no es el mecanismo ideal, y lo decimos nosotros en Cid Gallup que hacemos encuestas”.
“Lo ideal es una convención abierta, con un consejo electoral definido por los participantes para obtener los resultados finales”, según el gerente. Esta opción y unas primarias han sido descartadas por los opositores nicaragüenses ante el estado policial de facto que vive Nicaragua, el asedio contra las reuniones y la situación ilegal de “casa por cárcel” que sufren algunos presidenciables.
“Si van a tener que hacer encuesta, por lo menos dos encuestas por firmas independientes, escogidas de consenso, a donde ya se van analizar después esos resultados; pero una sola encuesta por una sola firma no es recomendable”, enfatizó el costarricense.
Subrayó que una encuesta, “donde se introducen candidatos que están en casa por cárcel o que no puede entrar en una campaña abierta para dar a conocer su nombre, para conocer sus posiciones entran en una completa desventaja, especialmente con respecto a la perpetración de su nombre en la población”.
“Mordazas” del régimen
Para Haug, la falta de libertad de reunión y movilización de los aspirantes políticos, así como el acoso policial constante, “son mordazas a una elección justa”.
“En el momento que uno u otro no puede reunirse, no puede expresarse libremente, no puede compartir un mensaje de una u otra forma, o peor aún no tiene libertad de movimiento, definitivamente se está coartando la posibilidad del pueblo de elegir libremente”, aseguró el gerente, quien añadió: “Estamos evitando que haya información en la opinión pública”, y con esto “estamos limitando la manera de escoger a los líderes futuros”
“Un Daniel Ortega con el respaldo claro de aproximadamente un 25% de la población, contra alguien nuevo y desconocido, que no se le brinda el tiempo para poder hacer campaña y llevar su mensaje a la población, entra en una desventaja en las elecciones”, detalló Haug.
Otro de los resultados de la encuesta fue que el oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) mantiene un apoyo del 25%, aunque el 62% de los encuestados declararon que no tienen “simpatía” por ningún partido político. Mientras ninguna de las plataformas o partidos opositores superan el 5%: la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), obtuvo un 4%; el partido Ciudadanos por la Libertad (CxL), 3%; y el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), 2%.
Observación de elecciones
La encuesta arrojó también que el 65% de los consultados afirmó que es “muy probable” o “algo probable” que iría a votar el próximo 7 de noviembre; sin embargo, señalaron que una motivación será que haya “elecciones libres”.
El Consejo Supremo Electoral (CSE), controlado por el FSLN, ha sido señalado de reiterados fraudes electorales en beneficio del partido rojinegro, que hoy cuenta con mayoría absoluta en la Asamblea Nacional y en 135 de los 153 municipios del país.
“Hay desconfianza en todo el proceso electoral y en el Consejo. Aquí es importante también diferenciar dos grupos de la población: los simpatizantes del sandinismo que tienen mayor confianza en el Consejo y en los distintos resultados que puedan brindar, y por lo tanto tienden a percibir, en menos porcentaje, que sea necesario la presencia de observadores internacionales”, explicó Haug.
“Por el otro lado, aquellos que no tienen preferencia partidaria desconfían de la Administración Ortega; tienen mucho recelo de lo que son los resultados que se pudieran obtener por parte del Consejo, y por lo tanto solicitan en mayores porcentajes la presencia de observadores internacionales”, añadió.
