2 de febrero 2021
Las contradicciones políticas y todo lo que de ellas se derivan entre los diferentes grupos opositores Alianza Cívica, la UNAB y los partidos que convergen en la Coalición Nacional, son normales por la diversidad ideológica de sus miembros y, principalmente, por ser diversos en lo social. Estas contradicciones motivaron el surgimiento de la Comisión de Buena Voluntad, iniciativa unificadora encabezada por el doctor Carlos Tünnermann y el señor Fabio Gadea Mantilla.
Es claro que la aparición de esta patriótica iniciativa quizás hubiese sido mejor más temprana para disponer de más tiempo en la búsqueda de la unidad en la acción, pues se aproxima el enfrentamiento electoral, aunque en medio de la dudosa posibilidad de que previamente haya reformas electorales y otras garantías imprescindibles.
Pero, en política no se piden gustos. Algunas causas del conflicto en torno de la unidad no han sido ventiladas, otras apenas discutidas, algunas tal vez no se quieran abordar—, pero eso no le quita validez la iniciativa de la Comisión de Buena Voluntad. Porque no se trata de conciliar contradicciones ideológicas, sino de poner en práctica una política realista, hasta ahora obstruida por el Partido CxL que se ha auto asignado el derecho de ser la cabeza de la oposición unida.
La gestión de estos ciudadanos, por lo menos, sería tratar de hacer que la fatuidad de ese exclusivismo no siga obstaculizando la unidad en la acción, porque sin lograr superar ese obstáculo, es evidente que la iniciativa unificadora no tendrá éxito, por mucha buena voluntad que sus gestores sean capaces de poner en su empeño.
Entre tanto se espera resultados de la mencionada iniciativa, no sobra darle un vistazo a la composición de la Alianza Cívica, necesario para entender el problema unitario, o por lo menos para tenerlo presente como información en torno a las tareas de la unidad en la acción.
Por ejemplo, ¿cuánto contribuye a la falta de unidad, la dispersión del movimiento juvenil que nació proclamando independencia de los partidos tradicionales?
¿Ha debilitado esa dispersión el espíritu de abril en el grupo juvenil de la alianza AC-CxL? (Como es sabido, algunos líderes de CxL vienen de partidos tradicionales).
Estas dudas no se estuvieran planteando, ¿si no hubiese ocurrido el incidente provocado por la arrogante y sectaria declaración descalificadora de la lideresa del CXL en contra de otros organismos opositoras?
Más que respuestas a esas preguntas, necesario es comentarlas.
I
La fuerza juvenil que encabezó la rebelión de abril nunca fue homogénea en lo orgánico ni en lo ideológico, y proceden de universidades diferentes, unas accesibles a sectores económicos y sociales minoritarios. Tenían organización, pero no como movimiento estudiantil nacional. El CUUN y UNEN ya eran copados por agentes de la dictadura y, por ende, dejaron de tener la representación nacional de la juventud estudiantil.
No se puede asegurar que la dispersión de esos jóvenes signifique el abandono del espíritu de abril. Pero el hecho es que el grupo que está en la Alianza Cívica coincide con los puntos de vistas del Partido CxL, lo cual es una forma de ser atraídos hacia el juego político tradicional. Los líderes de este partido no se destacaron durante los enfrentamientos a la represión de abril-2018, pero estaban inmersos en actividades electoralistas.
II
Respecto al Cosep, se sigue manejando la ingenua idea de que no es un partido político. Y es verdad, no es un partido político en el aspecto orgánico formal; sin embargo, para muchos efectos prácticos sí, puede actuar y ha actuado como un partido político. Eso quedó demostrado cuando el Cosep compartió con Ortega un gobierno corporativo.
Eso se debe reconocer como un hecho histórico, no para descalificar su posición en la AC. Al contrario, el Cosep, como órgano de clase, tiene una coherencia ideológica mejor definida que cualquier partido político, y funcionó como partido político cuando convocó a una de las primeras grandes marchas después de las primeras represiones de abril.
“Ser sincero es ser potente” (¿recuerdan a Rubén?). Eso significa, que se debe reconocer a los empresarios no solo como tales, sino también como actores políticos. En la política, se desempeñan muy bien, y lo siguen haciendo ahora en la política favorable a las reivindicaciones de los derechos democráticos. (¿O es que los quieren de regreso al lado de los dictadores?).
No obstante, es ilusorio pensar que su función como actores políticos es independiente de sus intereses como empresarios. En esta lucha por las libertades políticas y los derechos conculcados por la dictadura, tienen cabida, igual que responsabilidades, todas las clases y sectores sociales, porque esas libertades y esos derechos nos son negados a todos.
Pero esa armonía no es idílica ni será para siempre. Puede asegurarse que no será igual después de derrotada la dictadura, ni predecir en qué grados se plantearán las contradicciones sociales para entonces, pero las habrá. De esto nadie debe asustarse, porque un objetivo central de la lucha actual es tener la libertad de opinar, discutir las contradicciones y las diferencias sin las cortapisas ni las violencias del régimen dictatorial; y el cambio se busca para tener un sistema democrático de vida que no tenemos, pero todos deseamos, y por el cual se lucha y por el que también se muere.
III
Es indiscutible que sería mejor que el incidente que provocó la líder de CxL no hubiese ocurrido, pero ese sectarismo ya existía en la oposición. El sectarismo siempre ha existido y no dejará de existir. El asunto es que el sectarismo hace más daños cuándo hay intereses comunes que defender, como en esta fase de la lucha frente a la dictadura.
Acerca de aquel suceso, es bueno señalar que, gracias a la madurez demostrada por los dirigentes de las organizaciones agredidas, la provocación más bien se convirtió en un bumerán ético para la arrogancia. Tampoco es para descartar el peligro que significa el sectarismo para la unidad en la acción, porque coinciden los que desde adentro les ponen tropiezos con los que desde afuera les disparan con todo.
Siendo la unidad en la acción el objetivo central y fundamental para la oposición, también es central y fundamental para los dictadores destruirla. Es lo que trata de hacer la dictadura con todo su arsenal político, jurídico, policial y paramilitar. No por casualidad, sino por imperiosa necesidad, la unidad en la acción es la mejor arma opositora en unas las elecciones libres y transparentes.
Sin esa unidad, las libertades ni la transparencia serían suficientes para ganar las elecciones.
Al margen de estas cuartillas
*Para la geopolítica estadounidense, la Historia se ha convertido en algo inconveniente, tanto, que desearía decretar su muerte…
*No han proclamado la defunción de la Historia, porque en la ONU no tienen la mayoría, pero la han partido en dos pedazos...
*El pedazo del pasado lo han dado por muerto, y el pedazo vivo lo manejan de modo muy vivo, los políticos…
*De modo que, cuando un periodista entrevista a un político “americano” (o a un gringo caitudo), sabe que está hablando con un representante del país dueño del mundo. Por ejemplo:
*El nuevo gobierno de su país, bajará de tono… ¿o tendrá mano dura para imponerles su democracia a los países cuyos gobiernos se niegan a obedecer?
*Mi país, ya no es el gran imperio, eso es retórica de hace mucho tiempo…
*¿Solo la retórica es de hace mucho tiempo?
*La retórica y el imperio, porque ambos quedaron en el pasado de la Historia…
*Entonces, si la retórica y el imperio ya no existen en el presente pedazo de la Historia… ¿en sus últimas guerras los muertos ya no cuentan ni se cuentan?
*Esos son daños colaterales, que ni se sienten, porque ya no hay guerras imperiales, solo luchas por el liderazgo mundial…
*Eso significa… ¿qué las guerras ya no son sucias, porque sus presidentes antes de decretarlas se lavan las manos?
*Para eso somos una democracia aséptica, sin mácula, verdadera…
*Míster… ¿a partir de qué año, y de qué siglo dividieron la Historia en dos pedazos?
*No hay comentario… gracias.
*¿Acaso no conoce la Historia de su país?
*Es que, si te digo que la Historia la matamos en un año del Siglo XIX, se van recordar del mordisco que le dimos a la mitad del territorio mexicano y de otras mordidas al Caribe…
*Si la mataron en el Siglo XIX, no se preocupe entonces, porque ya nadie está vivo para recordarlo…
* Pero si te digo que comenzó dentro del Siglo XX, pueden andar por ahí algunos viejos… ¡que recuerdan los genocidios de Hiroshima, Nagasaki y todo lo que aún hiede de este pedazo de la Historia!