28 de enero 2021
A menos de diez meses para las elecciones generales de 2021 en Nicaragua --que aún no han sido formalmente convocadas-- el politólogo nicaragüense y director del Centro para la Migración y la Estabilidad Económica en Washington, Estados Unidos, Manuel Orozco, advierte que el régimen de Daniel Ortega “no va a garantizar” el derecho al voto de los nicaragüenses que residen en el exterior, porque esto “le restaría votos”.
“El realismo político te diría que es importante garantizar el derecho al voto de los nicaragüenses en el exterior. Sin embargo, el pragmatismo político de Ortega le dice que eso le restaría votos y, por lo tanto, no lo van a garantizar”, afirma Orozco durante una entrevista en el programa Esta Semana.
Los nicaragüenses en el exterior, afirma el especialista que estudia el impacto de la migración a nivel mundial, envían 1 700 millones de dólares anuales, que permiten mantener el sustento de 600 mil familias. Ellos están “votando” con su trabajo, y demandan una “reforma política, quieren una transición, y también una oposición madura”.
Orozco critica que la oposición nicaragüense se envuelve en “pleitos infantiles” y se desconecta de la realidad cotidiana de los ciudadanos”.
“Lo primero (para los nicaragüenses) es tener un empleo, tener un ingreso y poder comer. En cuarto lugar, pensar un poco en cómo tener un mejor tipo de calidad de vida en libertad, con mayor capacidad de expresión y, en este momento, a mí me parece, la oposición está un poco desconectada de esa realidad”, valora.
El politólogo apunta que a la oposición se le ve “un poco ensimismada” en cómo se organiza políticamente y en la demanda de reformas electorales. Sin embargo, sostiene, la gente se preocupa por la carestía de la vida, el impacto económico de la crisis política, de la pandemia y de la crisis internacional. “Y eso hay que resolverlo porque afectan”, exhorta.
La oferta “clientelista” de Ortega
Según Manuel Orozco, el Frente Sandinista mantendrá su oferta “clientelista”, entregando a la gente comida, para “mantener contentos” a algunos.
“La realidad es que la táctica del Gobierno de Nicaragua es engañosa, porque los que reciben los beneficios saben que no es lo mejor que podrían tener, pero también saben que no hay una alternativa, porque no tienen alguien más que les esté dando de comer. Desafortunadamente, es parte de la política nicaragüense en donde el clientelismo sigue prevaleciendo desde las bases”, estima.
El politólogo advierte que los beneficios clientelistas del Frente Sandinista “no van a aumentar”, pero serán visibles en el proceso electoral. “Eso realmente constituye una oportunidad electoralista para el Gobierno actual”, asegura.
Poca probabilidad de reformas electorales
Sobre la demanda nacional e internacional de reformas electorales para garantizar unas elecciones justas, libres, transparentes y observadas, Orozco afirma que entidades como la Organización de Estados Americanos (OEA) “tienen claro que la perspectiva o la probabilidad de que Nicaragua introduzca reformas electorales antes de mayo es poca”.
Sin embargo, advierte que los miembros de la OEA ya “están pensando qué otros métodos de presión pueden realizarse para tener algún tipo de compromiso político, sino un tipo de reforma legal que permita dar garantías de que en Nicaragua exista un proceso electoral de alguna manera válido o legítimo”.
Considera que las organizaciones opositoras, e incluso organismos como la OEA, deben tener en cuenta “la improbabilidad de una reforma electoral real y, por otro lado, un acuerdo político para que por lo menos en Nicaragua se sienta la confianza de ir a votar”.
“Otras formas de presión” con Gobierno de Joe Biden
Orozco rescata que las presiones que tendrá el régimen de Ortega aumentarán con el Gobierno del demócrata Joe Biden, que asegura tendrá una “expansión de mayores formas de presión, mayor concertación con el sistema interamericano, coordinación con países de la región en particular, para seguir presionando con reformas políticas en Nicaragua”.
Explica que el Gobierno de Estados Unidos, esté bajo el mandato de republicanos o demócratas, coincide en la importancia de “la presión sobre Nicaragua, para conseguir reformas políticas en el país”, por lo que advierte que el cambio de Gobierno estadounidense no es una buena noticia para el régimen orteguista.
“La Administración no tiene tolerancia para gobiernos antidemocráticos, tal vez lo que cambia son los métodos que se pueden emplear, lo que significa que no solo se van a ampliar las sanciones, sino que se van a emplear otras formas de presión que incluya algún tipo de diplomacia bilateral y multilateral… pero de ninguna manera ser demócrata significa ser pro dictaduras”, advierte.
Malas señales para la economía
Manuel Orozco advierte que, en caso que el Gobierno de Nicaragua no ceda ante las presiones y continúe la “criminalización de la democracia”, el país seguirá enviando señales poco favorecedoras para la economía.
En 2021, según las proyecciones de entidades financieras nacionales e internacionales, la economía de Nicaragua oscila entre una caida de -0.9% y una recuperación del 1%, o del 2.5%, según el Gobierno.
El Gobierno de Nicaragua, a través de señales enviadas por el asesor de temas económicos Bayardo Arce, mostró su “interés” de dialogar con el sector privado.
Sin embargo, las cámaras empresariales del sector privado han dejado claro que no puede haber una resolución de problemas económicos, mientras no se resuelva en el país el tema sociopolítico, que incluye el respeto a derechos y libertades de los nicaragüenses.
Orozco apunta que la postura del sector privado, reiterada por el presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), Michael Healy, aunque no es nueva “es importante”, porque “está diciendo que… existe una disposición del sector privado, tanto de la micro empresa, mediana empresa y gran empresa nicaragüense formalizada de que si se abren puertas positivas mediante gestos de políticas es importante poner a Nicaragua primero”.
El politólogo recordó que, para el sector privado mantener esta postura, incluso, les ha costado el “castigo” a través de reformas tributarias que han tenido “un efecto sobre la capacidad de las empresas formales nicaragüenses… ya que han sido penalizadas con un aumento de un 15% de su capacidad tributaria, adicional a lo que ya estaban pagando”.
Manuel Orozco resalta que a nivel internacional, este tipo de criminalización de la democracia, tiene “un peso importante” sobre las decisiones que pueden tener inversionistas, recordando que “los incentivos son poco atractivos”.